Nele Most
Ilustraciones de Jutta Bücker
Lóguez, 2001
El perro pequeño era amigo del grande. El grande podía hacer muchas cosas. El pequeño, no. Pero contaba las historias más bonitas sobre un perro de la luna y alentaba la fantasía de los dos. Esto es tan importante como poder hacer un pastel de fresas, y así lo sentían los dos amigos. Un día el perro grande encontró un amigo grande como él y dejó solo al perro pequeño. A su amigo ya no parecían interesarle los cuentos de perros en la luna. Perro pequeño estaba triste y, al llegar la noche, su soledad aumentó, hasta que se dio cuenta de que el perro de la luna estaba allí con él y podía divertirse toda la noche como si fueran grandes amigos. Cuando el perro grande se dio cuenta de que echaba de menos al perro pequeño (esto fue al día siguiente), éste se sintió grande porque había algo que poseía en exclusiva: su capacidad para crear, para imaginar y llenar así la soledad.
El texto de Nele Most parece dirigirse a los niños con imaginación, esos niños que no saben hacer tantas cosas pero son importantes por su sensibilidad y poesía. Una idea muy presente en los libros para niños (recordemos los libros de Leo Leonni o de Tomie de Paola), que adquiere nuevo cuerpo con estos perros amantes del mar como protagonistas.
Jutta Bücker, la ilustradora, ha escogido escenas de gran formato, a doble página, con una textura en los colores que permite ver las pinceladas, que nos llevan a pensar que estamos ante cuadros. Recuerda el estilo de los libros de André Dahan: grandes superficies coloreadas, variedad de colores que contrastan entre sí, inusuales perspectivas. Entre los colores abundan la gama de los verdes y azules, en un intento de combinar sensaciones de mar, de día y de noche. En estas composiciones aparentemente sencillas se deslizan algunos guiños para el lector como la forma de un pez entre los objetos favoritos del perro pequeño. Los dos personajes, que habitan una casa al borde del mar y disfrutan de viajes en barco, desprenden una sensación de idilio que incluso relega a un segundo plano el conflicto.
La historia nos lleva por la costumbre de la compañia, el cubrir el espacio dentro de aquel que es visto como una guia.
La luna debia alumbrar al pequeño canino, el perrito de seguro se sentaria a aullar a la valiente luna que le alumbro durante las noches, veria el pequeño perrito que podia ser grande como su guia, notaria la luz y la acompañia de la luna y de como la luna se pasea por todos los lugares de la tierra, crecian sus patitas, sus orejas y la luna se pondria pequeñita para usar al perrito pequeño como su guia.
Me encanto, debe de ser hermoso con alegres dibujos para los pequeños, el despertar de la imaginacion y colorear a los animalitos, con la historia emprender a los pequeños por la via de la soledad beneficiosa para conocer las emociones del sentimiento y apreciar aquel que nos dio compañia guiando nuestros pasos.- Chinca Salas-