Porque siempre va a ser así

Jutta Treiber y Birgit Antoni
Salamanca: Lóguez, 2002

Ser el más pequeño de la casa no es fácil para Juan, que observa frustrado los privilegios inalcanzables del hermano mayor. Por eso, se planta ante los padres con la decisión de marcharse de casa, en busca de un lugar propio. Ha preparado su mochila, y en ella está todo su mundo: una tableta de chocolate, un oso, un dragón de plástico, una caja de pompas y la calculadora de papá. Con la mochila a la espalda, como quien carga con el peso de su vida, la autora coloca al pequeño frente a los padres a explicar su drama personal. Página tras página, la mochila, que “aprieta un poco” sugiere la dificultad de crecer, de cargar con las dudas y complejos en un mundo injusto. A veces la aprieta contra él, para terminar soltándola al final, cuando el cariño de los padres relaja la tensión y se soluciona el problema existencial del pequeño.

Un texto compuesto de frases cortas y abundantes paralelismos aporta un ritmo de creciente tensión a la narración, que se percibe ya en la portada con la imagen del pequeño ante la enorme figura del padre. Las ilustraciones, en acrílicos y ceras de potentes colores, muestran una familia alejada de estereotipos, unos padres dispuestos a tomarse el problema del niño con la mayor consideración, ajenos a las tareas domésticas con que a menudo se les identifica en las historias infantiles.

El lector se enfrenta al texto con emoción y con la confianza de que Juan va a recibir ese abrazo final que le aporte seguridad para seguir creciendo. La editorial Lóguez, con este álbum, apuesta una vez más por una literatura que mira a la infancia sin proteccionismo, con total respeto a los sentimientos de los más pequeños.

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