Si Jules Verne y H.G. Wells viajaron desde el siglo XIX, en cohetes espaciales o máquinas del tiempo, hacia el futuro, el género estilístico conocido como steampunk realiza el recorrido contrario. Así, dentro de la ciencia-ficción retrofuturista, las coordenadas de ambientación del steampunk se sitúan generalmente en torno a la Revolución Industrial o la época victoriana, conservando el espíritu de la aventura de los autores antes citados con la confianza en el avance tecnológico como elemento conseguidor de progreso.
El steampunk no se limita a recrear el pasado, sino que fantasea con él. Su imaginería está presente desde antes de que se acuñara el término y es muy reconocible. La humareda de vapor deja espacio a un exceso de elementos mecánicos, a máquinas imposibles o a gadgets anacrónicos y delirantes, en una paleta de colores en la que abundan los sepias y los marrones.
Sin ser puristas, entrar en matices exhaustivos, o en una batería de etiquetas infinitas, los mecanismos o el entorno en el que se ambienta el steampunk han sido empleados en numerosas obras de literatura infantil y juvenil. Preguntamos a expertos y autores y seleccionamos otros libros, rebuscando en la prodigiosa memoria de elefante que tiene esta web, que puedan servir de acercamiento al género.
Un tesoro
Francisco Naranjo y Víctor Rivas (Dibbuks, 2012)
Recomendado por Ledicia Costas (escritora)
No es nada fácil encontrar literatura infantil o juvenil con una estética deliberadamente steampunk. Yo recomendaría un libro titulado Un tesoro, escrito por Francisco Naranjo e ilustrado por Víctor Rivas, publicado por Dibbuks. Me sorprendió el contraste entre una potente historia gótica, con tintes que recuerdan al Frankenstein de Mary Shelley, y unas ilustraciones donde lo victoriano es protagonista. Es ahí, en el poder de la ilustración, donde la estética steampunk cobra fuerza, amplificando el universo macabro creado por Naranjo. La protagonista es M., una extraña mujer que vive en una vieja casa, rodeada de gatos, lápidas y libros de botánica oculta. Un día encuentra un tesoro: una niña muerta. Cose las cuchilladas de su cuerpo, endereza sus huesos, desaloja a los escarabajos de su garganta y llena su boca de semillas de flores. Logra devolverle la vida y le pone el nombre de M. Víctor Rivas dibuja lentes binoculares, guantes de cuero, sombrillas de plumas, máquinas rodeadas de cables y termostatos, sombreros de copa, relojes de cuerda y estrambóticos vehículos que recuerdan a las máquinas de vapor de finales del siglo XIX. De este modo, amplía el universo de esta triste y hermosa historia donde las niñas vomitan flores de otro mundo y la sociedad tiene los ojos cosidos con los hilos de su propia hipocresía. Tan solo los gatos parecen albergar un resquicio de humanidad.
Lindbergh: La increíble aventura de un ratón volador
Torben Kuhlmann (Juventud, 2014)
Recomendado por José R. Cortés Criado (Culturamas)
No lo dudé un momento, en cuanto recibí la propuesta me acordé de Lindbergh. La increíble aventura de un ratón volador de Torben Kuhlmann, publicado por la Editorial Juventud para lectores de más de ocho años. La obra es un homenaje a Charles Augustus Lindbergh, estadounidense que en 1974 cruzó el océano Atlántico a bordo de un avión monomotor llamado Spirit of St. Louis, sin escala, en solitario. Este ingeniero aviador voló desde Nueva York hasta París, aunque el protagonista del libro es un ratón de biblioteca muy ingenioso y atrevido que se atrevió a imaginar, cual Ícaro actual, cómo llegar a la tierra de la libertad huyendo sus congéneres europeos. El texto es muy ameno, presenta de forma bien estructurada la narración, pero la fuerza del relato la llevan las ilustraciones, teñidas de un color sepia con pequeños puntitos oscuros que las envejecen. Las imágenes son de gran realismo y muy minuciosa su elaboración; son múltiples los pequeños detalles que acompañan cada página. Muestran mucha fuerza las acuarelas. Destacaría por su belleza las imágenes de los viajeros al pie del barco en el muelle de Hamburgo, el conjunto de maletas que aguardan ser embarcadas; también, por ser de una viveza inigualable, las imágenes de animales que parecen salir del papel y, sobre todo, las máquinas del tren a vapor, los múltiples engranajes de los inventos del ratón, los barcos a vapor, los aeroplanos y la llegada a la ciudad de New York.
Leopold. La conquista del aire por Oskar Keks
Francisco Meléndez (Aura Comunicación, 1991)
Recomendado por Diego Arboleda (escritor)
Un maravilloso y siempre reivindicable libro más cercano al retrofuturismo de mecánica y aeronáutica que al steampunk centrado en el vapor. Nos cuenta las aventuras de un trío de amigos, Leopold, Gustav y Max, que en la Europa de finales del siglo XIX luchan por, como dice el subtítulo del libro, conquistar el aire. De la mano de Francisco Meléndez visitamos mansiones misteriosas, ciudades centroeuropeas, bibliotecas deslumbrantes, universidades decimonónicas, gabinetes de inventos… Los más variados medios de locomoción tienen su espacio en las abarrotadas páginas de este libro, resultando todos ellos atractivos y a cada cual más fascinante. A pesar de las dificultades, Leopold y sus excéntricos amigos confían en que la tecnología solo puede traer tiempos mejores, y que los inventos trascenderán sus vidas y su época, hasta el punto de grabar su juramento de “conquistar el imperio del aire” en un cilindro gramofónico para que “si fallaban en el intento, no lo borrase la muerte”. Se trata de un libro ilustrado publicado a principios de los 90, de una creatividad exuberante, excesiva incluso, una mezcla de texto y dibujo seductora y demencial. En la cubierta del libro no encontramos el nombre de Francisco Meléndez, sino que aparece firmado por un tal Oskar Keks, que no es otro que uno de los personajes y narrador del texto. En el original colofón de la penúltima página sí que se afirma que Meléndez “concibió, escribió, ilustró y caligrafió” la historia. Teniendo gran importancia la alusión al texto caligrafiado, pues es uno de los rasgos más llamativos del libro. Unos personajes inolvidables, una historia bellísima, cada página una pequeña obra de arte, creatividad en erupción para un título irrepetible.
Máquinas mortales (Espasa, 2005) y Una casa en el espacio (Salamandra, 2008)
Philip Reeve
Recomendados por Luis Daniel González (Bienvenidos a la fiesta)
El autor que me viene a la cabeza cuando pienso en ese subgénero es Philip Reeve porque, en su momento, me gustaron Máquinas mortales y Una casa en el espacio. Cuando escribí sobre ellas dije que las dos están bien escritas, son de acción continua, son imaginativas en las situaciones y en los personajes, son claras en las descripciones sin ningún exceso poético, y son típicamente posmodernas en sus guiños a relatos y sucesos del pasado y en los resortes que pulsan para conectar con lectores de ahora. Debo decir, por otra parte, que luego no seguí leyendo los libros que continuaron esas dos novelas; no sé si se publicaron o no en España ni el éxito que tuvieron (imagino que poco, pues todo es muy inglés y muy para seguidores fieles del género). Las máquinas steampunk que me gustan más, sin embargo, son las de las películas de Miyazaki…
Trilogía La materia oscura (Luces del Norte, La daga, El catalejo lacado)
Philip Pullman (Ediciones B, 1999-2002)
Recomendada por Pablo C. Reyna (escritor)
La trilogía La materia oscura de Philip Pullman no sólo es una de mis lecturas favoritas, también es un muy buen ejemplo de steampunk. Lyra Belacqua cuenta con un aletiómetro, una especie de reloj de ingeniería metafísica que revela la verdad a quien sabe interpretarlo. También están los increíbles vehículos con los que viajan por los distintos mundos y, por supuesto, el multiverso, perfectamente integrado en la historia. Hay infinidad de mundos, cada uno con sus variaciones. Hasta la ciudad de Oxford tiene sus versiones paralelas. La materia oscura, compuesta de Luces del Norte, La daga y El catalejo lacado, no es solo un buen ejemplo de steampunk: es también una historia imprescindible para quien quiere leer literatura infantil y juvenil para todos los públicos.
La mecánica del corazón
Mathias Malzieu (Random House, 2007)
Recomendado por Lorenzo Soto (Canal lector)
Convertido en bestseller gracias, en parte, a una buena labor de marketing (la banda de rock que lidera su autor usó el mismo nombre para uno de los álbumes, varios booktrailers tanto oficiales como realizados por aficionados circularon por la red, tuvo una certera adaptación al lenguaje cinematográfico…), la historia de Jack, editada con apariencia de novela gótica y estética burtoniana, cautivó a determinados perfiles entre los jóvenes lectores desde sus primeros compases, y se ha convertido en un crossover de largo recorrido que sigue disfrutando de cierto éxito, como demuestran las sucesivas ediciones. Una desgraciada infancia, marcada por un corazón debilitado a causa del sufrimiento que le provocó el abandono de su madre, genera una existencia condicionada por el implante de un aparato que mantendrá el ritmo de sus constantes vitales siempre y cuando cumpla una serie de condicionantes para que mantenga sus prestaciones, como no enamorarse o enfurecerse… La vida sigue, y aquella etapa se transforma en una no menos tormentosa adolescencia en la que, irremediablemente, termina por incumplir una de las pautas fundamentales para mantenerse con vida. Ambientes bizarros, aparatos imposibles para la época (la acción comienza en una gélida jornada del siglo XIX, en Edimburgo); personajes singulares y las dosis adecuadas de amor y pasión… La combinación es ideal pero el resultado final tiene más detractores que admiradores a causa de una trama que comienza con fuerza y va diluyéndose. Sin embargo no se le pueden negar distintas virtudes: una prosa llena de giros interesantes y metáforas, una medida mezcla de amor y dolor, y la original puesta en escena que ha provocado múltiples imitadores.
Los descazadores de especies perdidas
Diego Arboleda y Raúl Sagospe (Anaya, 2015)
Reseñado en Babar por Beatriz Bejarano del Palacio
(…) en este libro no vas a encontrar ninguna de esas especies perdidas (o quizá sí…), pero sí un montón de historias llenas de vapor e inventos. Genios como Minerva Vapour y su brazo gigante, o a su tatara-tatarabuela Victoria y su silla voladora, o personajes entrañables como el señor Bisiesto y la primera mujer bala, Zazel. Los descazadores de especies perdidas es, como el propio subtítulo indica, «una galería ilustrada de genios e ingenios del vapor»: heroínas que apenas levantan un metro del suelo pero que tienen un cerebro prodigioso y gente sencilla que sabe apreciar los pequeños placeres de la vida y contagiar esa sabiduría hasta a los más incrédulos.
Las eternas
Victoria Álvarez (Versátil, 2012)
Reseñado en Babar por José Antonio Quílez
Ambientada en la Venecia de principios del siglo XX, Las eternas es una novela que mezcla el misterio con el romanticismo, la estética steampunk con un ambiente de estilo victoriano, todo ello en Venecia, una ciudad tan atractiva y adictiva cuando se muestra sofocada por el sol como cuando es devorada por la bruma, y que se convierte en protagonista justo y necesario para apreciar la totalidad del argumento. En ella conviven –y compiten– dos familias de jugueteros por hacerse con el favor del público (…). Amor y misterio, artesanía y tecnología se dan la mano en una novela que avanza en la mente del lector como las aguas de los canales venecianos, lenta pero inexorablemente y en la que es posible tanto disfrutar de la fiesta del Carnaval como para estremecerse con los manejos de un hombre que, enloquecido por la pérdida de un gran amor, se convierte en un doctor Frankenstein genial y despiadado a partes iguales.
Verne y la vida secreta de las mujeres planta
Ledicia Costas (Anaya, 2016)
Reseñado en Babar por Àngels S. Amorós
La historia que encontramos entre sus páginas no puede ser más alucinante: en la ciudad de Vigo de mediados del siglo XIX una familia de boticarios recibe la visita inesperada de Jules Verne acompañado por un grumete de su confianza. Violeta, la nieta del boticario, siente una especial atracción por el joven marinero Pierre y le demuestra al gran escritor francés que conoce toda su obra. El interés de Verne en la visita a la botica no se debe a la necesidad de adquirir nada de lo que allí se vende, sino que pretende ayudar a la familia. (…) Ledicia Costas ha conseguido crear una historia bellamente ambientada con datos históricos reales (como la visita de Verne a Vigo y el submarino que se probó por primera vez en esa ría) y otros ficticios que se funden con una verosimilitud y elegancia que no pasan desapercibidos.