Cuando la Muerte vino a nuestra casa

Cuando la muerte vino a nuestra casaJürg Schubiger
Ilustraciones de Rotraut Susanne Berner
Traducción de L. Rodríguez López
Salamanca: Lóguez, 2013

Este nuevo álbum de Jürg Schubiger y Rotraut Susanne Berner nos deja el regusto agridulce que tienen los buenos libros: por un lado, sentimos que nos acaban de contar algo importante; por otro, hay más cosas en él de las que hemos visto en una primera lectura.

El protagonista de este relato es la muerte, no solo como tema sino como personaje. Una muerte quejosa, algo torpe e incluso ingenua, sobre la que vuela una nube negra, que llega a un pueblo donde nadie hasta ahora la conocía: “Entonces no había una última hora. Solamente existía la primera, la segunda la tercera, la milésima… Siempre una más”. Y con la Muerte, inevitablemente, llega también la tristeza de un ser querido que se va, y el desconcierto de un pueblo que se enfrenta por primera vez a la incertidumbre de no saber dónde está la vida del que no se mueve ni se despierta.

Lo que sigue es el llanto, el duelo, y luego el consuelo. Y la vida, sin ese ser querido, sigue también. Porque así es como funciona, y porque la Muerte seguirá llegando de visita al pueblo, y su torpeza volverá a causar otra desgracia, y tendrán que volver construir “una pequeña caja que se llamaba ataúd”.

La ilustración de Rotraut Susanne Berner, al igual que ocurre con el texto, es inteligente y lúcida. Esconde muchos pensamientos, sentimientos y reflexiones dentro de su sencillez. Está llena de símbolos, y de subtramas que el texto no cita. Y también plantea muchas preguntas al lector, que busca significados en esos pequeños detalles, y al hacerlo  se ve obligado a reflexionar sobre lo que ambos, autora e ilustrador, le están contando.

Solo comparando dos de las ilustraciones del álbum, en las que vemos a los habitantes del pueblo al principio y al final de la historia, tenemos para rato… El niño que lea este relato y se pregunte el porqué de las diferencias (¿por qué ahora hay nubes, y las casas tienen vallas, y las ventanas rejas…?) ya habrá aprendido más del mundo y de la sociedad que muchos adultos.

Y aun así, uno tiene la sensación de que hay otras muchas historias que aún se están escondiendo. Y que algún día aparecerán.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *