Heinz Janisch
Ilustraciones de Wolf Erlbruch
Salamanca: Lóguez, 2009
Un bello y minimalista álbum de historias cortas, a modo de koan zen, protagonizadas por un rey, y cargadas de metáforas y reflexiones sobre la condición humana: el poder, la relación con la naturaleza, la soberbia, la belleza… Para muestra, un botón:
“¿Por qué me sigues”, preguntó el rey a su sombra.
“Para que no tengas malas ideas”, dijo la sombra. “Y para que no olvides que todo tiene dos caras”.
“Cómo podría olvidarlo”, dijo el rey, y se sorprendió de la gran sombra que proyectaba su pequeña corona al sol.
Aunque hay historias más redondas que otras, en general el nivel es muy bueno, siendo las más crípticas las más sugerentes e interesantes. Puede ser leído a cualquier edad, por niños o por adultos, lo cual dice mucho de la calidad de esta obra. Su estructura y estilo narrativo recuerdan a Cuando el mundo era joven todavía (Jürg Schubiger y Rotraut Susanne Berner), o Así empezó todo (J. Schubiger / F. Hohler y Jutta Bauer).
El autor, Heinz Janisch, es ya conocido en nuestro país gracias al trabajo que Lóguez ha hecho traduciendo y publicando varios álbumes suyos: Sencillamente tú, Mejillas rojas, ¡Zas, pum!, y El pañuelo de mi abuela. Wolf Erlbruch, responsable de las ilustraciones, también es, afortunadamente, conocido en castellano gracias a magníficos álbumes como El milagro del oso (Lóguez), El pato y la muerte (Barbara Fiore), El libro del abecedario (Barbara Fiore)…
La muestra que se expone es magnífica¿llegará pronto a Buenos Aires?