Caroline Desnoëtes
Ilustraciones de Isabelle Hartmann
Zaragoza: Edelvives, 2007
Si bien es un libro interesante como resultado, no podemos hablar de literatura ni infantil, ni juvenil, ni nada. Pretendidamente es la historia que un abuelo narra a su nieta sobre su gran viaje por África en el que terminó encontrando a la que luego fue la abuela. Para recordar el viaje, el anciano hace sonar el tam-tam y este le devuelve los recuerdos como si volviera a vivirlos con todos sus colores.
La realidad, sin embargo es que el texto es puramente descriptivo ajustándose a unas fotografías, de autores diversos, y a unos objetos de un catálogo de un museo parisino. Bien podría la autora del libro escribir este texto sin haberse movido de su casa y sin conocer África ni por televisión.
Por otro lado está la composición que se nos presenta repetitiva, como si de un libro de no ficción se tratara: una doble página por cada país por el que pasara. La página de la izquierda se inicia con una ilustración formada por un fragmento de la fotografía motivadora y completada (continuando la imagen) con el dibujo y la pintura a pastel de la ilustradora del libro, pero sin aportar nada nuevo que no haya sido copiado del resto desechado de la fotografía. Un corto texto bajo esta composición y pasamos a la siguiente página donde otro corto texto presenta los objetos sacados del catálogo parisino; eso sí: dándole una unidad como si todo ello hubiese sido visto por el abuelo en su periplo.
Es un libro interesante siempre que lo consideremos como libro de conocimientos y no un pretendido cuento “lleno del sabor de África”.