
En el mundo de Agustín Comotto puede pasar de todo, y por muy disparatado que parezca siempre termina haciéndonoslo creer. Pero no solo los sucesos, sino también los personajes y las historias. Ya en otros libros nos ha llamado la atención sobre aspectos como la guerra o la ecología, nos ha denunciado personajes que se hacen tan materialistas que se transforman (al menos sus cabezas) en tornillos, nos ha sugerido el humor continuamente con divertidas imágenes visuales.