Lorena Canottiere
Traducción de Marta Tutone
Liana editorial, 2021
Salvo imprevistos es la última obra de Lorena Canottiere publicada en nuestro país. La autora de Verdad (editada también por Liana editorial), título con el que ganó el Grand Prix Artemisia en 2018, trae en esta ocasión un cómic igual de especial y sugerente, que también ha sido nominado al prestigioso galardón.
En un solo tomo se suceden de forma paralela cuatro historias sobre la incomunicación, la soledad y la pérdida. En este mundo hipercomunicado resulta más fácil echar de menos al que no está, con el que podemos hablar aunque nunca nos contestará porque no puede o porque no quiere saber nada de nosotros. También hay más posibilidades de ser malinterpretados, de no llegar a acuerdos, de tener siempre una conversación pendiente o de no expresar absolutamente nada, de ser solo fachada, una máscara inexpresiva para el resto del mundo.
Conoceremos en este volumen las largas conversaciones de Katherine Mansfield con su hermano fallecido y cómo añoraba su infancia juntos en Nueva Zelanda, a la vez que divaga sobre su matrimonio, sus miedos y deseos. También sabremos de Liam, que lidia con el abandono de su pareja, que no quiere volver a hablar con él cuando, paradójicamente, el hombre se dedica a buscar la comunicación con seres extraterrestres. También tenemos a Marzia, una adolescente encerrada en su propio mundo de pantallas e imágenes que parece haberse resignado a vivir en sí misma, alejándose todo lo posible de una hermana con la que no tiene nada en común y una madre sufridora, pero que parece haber tirado la toalla con ella. Y por último está Rocío, una inteligencia artificial que quiere aprender sobre los humanos, pero a la que se le escapan las sutilezas del libre albedrío, los sentimientos o la conciencia del propio cuerpo.
Un ensayo sobre la comunicación, o la falta de ella, que se transforma en un ejercicio poético personal y delicado. Lleno de detalles y segundas lecturas sobre esos personajes con los que se puede empatizar rápidamente; incluso con esa inteligencia artificial, que es una simple espectadora de la vida a través de sus cámaras, pero que se hace preguntas que atormentan a los humanos desde siempre. Con unas imágenes cercanas al expresionismo, el estilo gráfico va de un extremo a otro de la paleta de colores escogida para individualizar cada historia, lo que da más fuerza al vaivén de sentimientos de sus personajes. Un libro tranquilo, de reflexión, con poca acción aunque con una gran fuerza en sus páginas; esa que guardan las historias sencillas pero muy bien contadas e ilustradas.