Carles Cano
Ilustraciones de Carlos Ortín
Kalandraka, 2000
Un árbol existencialista, que sabe que su futuro está en las fábricas de muebles o en las estanterías de una librería, decide hacer huelga a la japonesa y hacer crecer en sus ramas hojas DIN A-4 en lugar de frutos o verdes hojas. Con la llegada del otoño, sus peculiares adornos salen volando en todas las direcciones, y los pájaros, que se habían acostumbrado a esos juegos de palabras en sus nidos y sus ramas, lloran de tristeza porque han desaparecido. Y las lágrimas, al caer sobre las hojas, hacen que las letras cobren vida, y pueblen campos y mares.
Aunque apreciable, este álbum se queda corto si lo comparamos con otros trabajos del autor. Carlos Ortín, el ilustrador, que hizo un espléndido trabajo en la recopilación de poemas Narices, buhítos, volcanes (Ediciones Media Vaca, Premio del Ministerio de Cultura a las Mejores Ilustraciones), no llega a demostrarnos todo lo que es capaz de hacer.
yo tengo un cuento q se llama “el arbol de las mariposas” y es el arbol ginkgo el de hiroshima el unico q quedo despues de la bomba bueno esta historia es hermosa por favor leanlo es recomendable