¡Tengo un libro de lectura en clase! ¿Ahora qué hago?

Sempe

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Diez propuestas para trabajar la lectura en el aula

Pablo J. Rumoroso Solana es maestro y con experiencia en coordinación de bibliotecas escolares a lo largo de su carrera. En este artículo presenta algunos de los argumentos a favor y en contra del uso de libros de lectura en el aula, así como también presenta diez sugerencias para trabajar libros de lectura destinadas al profesorado que quiera o se vea obligado a utilizarlos en clase.

Soy docente y llego a un centro educativo en el que se trabajan libros de lectura en clase ¡y no sé qué hacer!

Lo primero: que no cunda el pánico.

En ocasiones, por un proyecto específico del centro educativo o por diferentes filosofías de trabajo, puede que el profesorado “se encuentre” un libro de lectura en el aula o bien en la necesidad de buscar un texto adecuado (o varios) a la edad del alumnado para trabajar la lectura.

Pero ¿es necesario un libro de lectura?

Sin entrar en debates extensos, valoremos algunas de las razones positivas y algunas negativas a tener en cuenta, la decisión unas veces nos vendrá dada y otra dependerá de nuestro criterio:

PROS

  • Fomento de la lectura, el pensamiento crítico, la curiosidad, la musicalidad, expresión oral, comprensión, desarrollo de la imaginación y la creatividad.
  • Crear nuestra biblioteca en casa, fomentando el aprecio por los libros, especialmente en casos en los que no sea una práctica habitual tener libros.
  • Romper el esquema de clase reglada, motivar fuera del libro de texto…
  • Facilidad para realizar actividades conjuntas con todo el grupo en el aula.
  • Acercar lecturas al alumnado que de otra manera podrían haber pasado desapercibidas, creando un vínculo con ellas (¿quién no recuerda alguno de los títulos que leyó en el colegio con una emoción asociada a ese libro? “¡Me encantaba!” o “¡Era un rollo!”).
  • Descubrir diferentes estilos: es posible que el alumnado esté acostumbrado a un tipo concreto de lecturas, esta actividad puede descubrir otros géneros.
  • Contar con libros en otras lenguas, si se trabaja desde otras áreas lingüísticas.

CONTRAS

  • No hay libertad individual para elegir el libro. En este caso sería altamente recomendable contar con la biblioteca del centro y/o con una buena biblioteca de aula donde se pueda ofrecer una mayor alternativa y mayor libertad de elección.
  • Si el libro no gusta al alumnado, puede llevar a desmotivación. Es importante tener muy claras las actividades de motivación hacia esa lectura para crear expectación y evitar que la actividad sea monótona.
  • La lectura se convierte en actividad de aula y no en actividad placentera.
  • El gasto que conlleva adquirir un libro no significa lo mismo para todas las familias. Ante esta situación debería existir un planteamiento alternativo (como por ejemplo contar con ejemplares de préstamo en el centro, etc.)
  • Existen otras plataformas de lectura y formas de llevarlas a cabo sin la necesidad de que todo el alumnado lea el mismo libro.
  • El préstamo de libros de la biblioteca del centro educativo puede promover el mismo interés y obtener resultados semejantes a los que se pretenden con un libro conjunto en el aula. Se pueden realizar actividades en ese contexto en el que el alumnado tiene mayor decisión.
  • ¿La lectura debe ser una obligación?
Margaret Bloy Graham

Margaret Bloy Graham

¿Cómo elegir un libro de lectura?

Si nos encontramos en la tesitura de elegir un libro, es importante tener en cuenta diferentes variables: edad, intereses del grupo, dificultad de comprensión, temática, intencionalidad de la lectura… Debemos hacernos una serie de preguntas como ¿cuál es el motivo por el que esta lectura en cuestión podría funcionar en el aula?, ¿qué objetivo queremos conseguir (lectura por placer, ampliar vocabulario, conocer otras realidades…)?, etc.

Aquí hay factores muy interesantes como nuestro conocimiento sobre ese libro, recomendaciones de docentes que hayan trabajado el libro en clase, recomendaciones en medios (revistas, Internet…). Sobre todo es muy importante tener en cuenta la opinión del alumnado que tenemos delante y conocer sus intereses para intentar acercarnos lo más posible a los mismos.

Por supuesto, las lecturas pueden viajar desde el mundo de la ficción al de la no-ficción, porque en el desarrollo de la competencia lectora todo vale (o casi todo), siempre que logremos que sea significativo y motivador para el alumnado. En este artículo me voy a centrar en la lectura de libros de ficción y voy a intentar agrupar una serie de propuestas diversas que se pueden emplear en el aula cuando tenemos o queremos contar con un libro de lectura.

Otra opción interesante podría ser trabajar varias historias a la vez: se le daría al alumnado un listado con un número concreto de libros en los que se puedan encontrar diferentes estilos. Variados (magia, aventuras, detectives, humor, fantasía…). Varios niveles. Cada alumno o alumna elige uno. Se trabajarán varias historias a la vez (sería interesante revisar el listado de pros y contras con esta opción).

Kestutis Kasparavicius

Kestutis Kasparavicius

Tengo el libro. ¿Y ahora qué?

Puede ser que tengas recuerdos de alguna lectura que tuviste que realizar en tu propia etapa escolar. Quizás te tocó leer un libro en el colegio que no te gustaba y no quieres repetir esa experiencia como docente: ¡úsala para darle la vuelta a la actividad! Investiga los intereses de tu alumnado. Busca algo adecuado… Trabaja varios libros de varias temáticas para que puedan ir descubriendo qué les gusta: no tienen por qué adquirir el mismo libro, se pueden plantear pequeños “clubs de lectura” en los que se trabaje un libro diferente, pero que se comparta con el aula de diferentes maneras (juegos, debates, libro del día, de la semana…). Por supuesto, puedes plantear el trabajo con libros de diversa temática (aventuras, humor, misterio…) o formato (cómics, teatro, rima…).

Investiga la opción del teatro: pueden salir ideas divertidas al meterse en la obra. De nuevo, busca algo que les pueda motivar. Van a trabajar cooperativamente y esta actividad puede dar mucho juego.

Crea ilusión: diseña actividades divertidas, como las que utilizarías para motivar a tu alumnado hacia una actividad nueva. Así, por ejemplo, podríais reinventar lo que sucede, convertir la historia en otra (transformar una historia en otra de ciencia ficción, humor… lo que les interese), extraer información con algún objetivo (yincanas, etc.). Convertir la actividad en un juego les puede motivar, y además seguirás trabajando la lectura comprensiva, la creación literaria partiendo de textos existentes, la iniciativa, el trabajo cooperativo y colaborativo, etc.

Maurice Sendak

Maurice Sendak, Reading is Fun (1979)

Diez propuestas para trabajar en el aula un libro de lectura

Existen mil y una formas de trabajar un texto en el aula y hay mucha bibliografía con ideas para ello. Traer un cuento o una novela al aula puede ser una tarea complicada o puede ser una tarea motivadora, depende mucho de cómo se lleve a cabo. Quizás ya conozcas alguna de las propuestas de este listado u otras semejantes y las hayas llevado a tu aula. Pero es interesante contar con un punto de partida. Estas diez breves pinceladas pretenden aportar esa pequeña chispa que sirva para desarrollar ideas creativas y más complejas. Pueden servirte todas, solo alguna, o al menos inspirarte. Por ese motivo no se desarrollan al detalle, más bien se dejan abiertas a la imaginación:

  1. Lectura en voz alta: Por turnos o de manera conjunta. Una actividad bastante habitual que suele ser un punto de partida. Es sencilla y se puede adaptar a otras actividades como…
  2. Juego del ritmo: Se puede variar un poco la actividad anterior con un juego en el que un alumno o una alumna lee un extracto de un capítulo y, cuando pare, el resto sigue haciendo lectura silenciosa a la misma velocidad de la persona que estaba leyendo hasta que alguien diga “sigue”: entonces, todo el mundo leerá a la vez y deberá haber empezado en el mismo punto. Variaciones de este juego podrían incluir lecturas por parejas, individuales…
  3. Detectives de personajes: Una vez iniciada la lectura se puede hablar de la personalidad de los personajes, creando diferentes perfiles que, de acuerdo a la edad del alumnado, podrían variar desde dibujos hasta fichas técnicas más complejas en las que tratar de conocer por qué el personaje se comporta de una u otra manera y/o tratar de adivinar qué va a hacer más adelante.
  4. Reinventando la historia: Puede hacerse con el último capítulo o con alguno en especial según se crea conveniente. Alternativamente se podría crear un spin-off de la historia, es decir, una historia que parte de la que se ha leído en el libro. Nuevamente, esto dependería de la edad del alumnado.
  5. Cápsula del tiempo: Predecir lo que va a suceder. Para ello, la predicción se escribirá en un papel y se guardará hasta el final, cuando se haya terminado de leer la historia. En ese momento se leerán las predicciones para ver quién se acercó más.
  6. Representación: Dar a la lectura formato de teatro y que cada alumno o alumna se encargue de una parte de la historia, así como de crear escenarios, buscar vestuario…
  7. Cuéntame un cuento: Cada alumno o alumna prepara una parte de la historia y tiene que contársela a los demás (aquí se trabajarían aspectos como la entonación, ritmo de narración, captación de atención de la audiencia…). Como se sugirió anteriormente, existe también la posibilidad de que en el aula convivan pequeños clubs de lectura con un libro diferente en cada uno. Aquí esos libros podrían dar pie a jugar con esas historias a lo largo de todo el curso. Cada grupo de lectura podría proponer actividades o bien compartir las lecturas conjuntas con el resto de la clase.
  8. Crítica literaria: Se trata de que el alumnado tenga que emitir una crítica literaria sobre la historia que ha leído, con puntos fuertes y débiles, pero siempre desde su opinión personal. Alternativamente, esta actividad se puede variar hacia escribir una “recomendación”. Esto puede dar pie a trabajar las diferencias entre una crítica literaria y una recomendación.
  9. Sinopsis locas: Esta actividad consiste en aprender a escribir una sinopsis para hacer el libro atractivo a posibles lectores y lectoras.
  10. Autoría: Conociendo más a las personas que han creado la historia, desde el texto hasta la ilustración. Investigar cuáles son sus influencias, otras historias que hayan publicado, si los libros están en la biblioteca del centro o la biblioteca pública, etc.
Quentin Blake

Quentin Blake

Reflexión

Sea como sea que te hayas encontrado con una lectura en el aula, lo ideal es que le saques el mayor provecho “saliéndote del marco”, ofreciendo alternativas para conseguir enganchar a tu alumnado a esa historia. Todas las actividades paralelas les van a hacer partícipes de la lectura, especialmente si se trata de algo “divertido”.

Una de las labores de la escuela es apoyar el interés por la lectura con todo el potencial que tiene para el desarrollo de la persona. Vivimos en un mundo tecnológico y visual en el que es importante trabajar el desarrollo la imaginación (es decir, la creatividad) y la reflexión (o el pensamiento crítico).

La lectura puede servir de apoyo para trabajar temas complicados (acoso, discriminación, fallecimientos, nacimientos, separaciones, adopción, política, respeto entre seres humanos, respeto al entorno, paz…) de una manera imaginativa y creativa. Lo que se narra a un niño o niña (pero también a las personas adultas), al igual que lo que leen, desarrolla otro tipo de capacidades cognitivas y de relación con el entorno. En los últimos años, el mundo audiovisual ha ido mermando el interés por la lectura y, en ocasiones, ha afectado a la comprensión de textos orales y textos escritos. La respuesta a este dilema puede estar en establecer una balanza donde la lectura cobre el mismo peso que la imagen.

Si te encuentras en alguna de estas situaciones, no te asustes, la solución es la pro-actividad: saca el mayor provecho para el alumnado de esa circunstancia y no te olvides de intentar disfrutar de ello, pues tu positividad se verá reflejada en la motivación de tu alumnado.

1 comentario en “¡Tengo un libro de lectura en clase! ¿Ahora qué hago?

  1. Pablo
    06/09/2022 a las 22:59

    Me apunto la cápsula del tiempo. Me parece un gran recurso el hecho de predecir el final. Puede ser muy motivador y pueden salir muchas ideas locas que enriquezcan la historia original fruto de la imaginación de nuestros peques.

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