Este álbum ilustrado podría haber pasado a engrosar el extenso grupo de historias que abordan el tema de los miedos nocturnos y que, de un tiempo a esta parte, se han convertido en recurrentes en la literatura infantil. El libro ofrece, sin embargo, dos aportaciones que hacen muy destacable esta historia: una ilustración notable y un sentido del humor del que participan el texto y las imágenes que lo acompañan.