La adolescencia es la época de la vida ideal para desarrollar historias en las que todo parece definitivo, en las que los sentimientos más nimios llegan a crecer en proporción geométrica casi hasta el infinito. La adolescencia es terreno abonado para contar la historia de Celia Door, su protagonista, una chica que luce una estética dark, escribe poesía y declara abiertamente “Yo vine al instituto Hershey para vengarme” con una rotundidad propia del más cruel mafioso.