Ricardo Gómez
Madrid: Ediciones SM, 2018
¿Quién no ha tenido miedo a la oscuridad en algún momento de su vida? En la oscuridad suelen esconderse monstruos que acechan y que cuando menos te lo esperas… ¡ZAS!, saltan a tu cuello y te hacen gritar como un ratoncillo asustado (suponiendo que los ratoncillos se asusten, que gritan es bien conocido).
De oscuridad, de miedos, habla este libro que, a medida que iba leyendo, me recordaba a La metamorfosis de Kafka, a la película La invasión de los ladrones de cuerpos, y a cualquier episodio de Expediente X. Con este panorama, podréis suponer la desazón que se estaba apoderando de mí, pero que no me dejaba abandonar la lectura, a riesgo de no poder conciliar el sueño por la noche. Porque tal es la angustia y la intriga que te invade que no abandonas la lectura hasta que no llega el final. Simplemente espeluznante. Qué bien narrada está, por eso da tanto miedo. ¿Y de qué va, os preguntaréis? ¿Estáis bien sentados? Vale, empiezo…
Unas mini vacaciones en una finca, herencia familiar que, desde el primer momento, no auguran nada bueno. La muerte inesperada de Sawyer, la mascota. Unos extraños sonidos, como de grifos que gotean. Bombillas que estallan y que, al principio, se explican como subidas de tensión. Y al llegar la noche, todo lo que resulta normal con luz, se vuelve siniestro, terrorífico, mortal…
“Comenzaron invadiendo el piso de arriba en silencio, sin apenas hacer ruido, y cuando nos dimos cuenta ya era demasiado tarde”
Los días de relax y diversión se van a convertir en una autentica pesadilla, en la que unos padres tendrán que intentar, no solo poner a salvo a su hijo, sino a ellos mismos de unos intrusos que parecen tener sólo un objetivo: acabar con ellos.
¿Lo conseguirán? ¿Mantendrán con vida al chaval? Pero… ¿a qué precio? ¿Qué ha sucedido en aquella casa para que el niño acabe en un extraño hospital? ¿Qué o quienes les han atacado?
El final resulta, si cabe, aún más inquietante. Magnífica. Lectura solo para valientes, a los que no les importe no pegar ojo durante días… Quedáis avisados.