Suzanne Collins
Ilustraciones de James Proimos
Traducción de Pilar Ramírez Tello
Barcelona: RBA, 2013
Abrimos este álbum con cierto miedo, después de leer la etiqueta publicitaria de la cubierta donde se nos recuerda la popularidad de su autora (Los juegos del hambre, para los despistados), y además se señala que es una historia autobiográfica. Estos mensajes, bendecidos por el departamento de marketing correspondiente, provocan en nosotros el efecto contrario al deseado, pero la verdad es que, pese a ello, nos atrevemos a seguir.
No sabemos si sugestionados por esta presentación (aunque Los juegos del hambre nos gustó mucho), la historia nos atrapa desde el principio por la voz infantil, muy creíble. La protagonista es una niña de unos 6 años, la propia autora, cuyo padre tiene que irse a la guerra de Vietnam durante un año. Ella no sabe muy bien de qué va todo eso, ni qué es una guerra, ni siquiera cuánto dura un año, pero algo le llama la atención: su padre se va a la selva, y eso parece muy interesante, pues su personaje favorito de dibujos animados vive en una selva. Comienzan a llegar las primeras postales, y la joven Suzy, con ayuda de su hermana (aún le cuesta leer), escucha las historias que le cuenta su padre: los animales que viven en la selva, la gente que vive allí…
Sin embargo, al mismo tiempo, el ambiente parece enrarecerse. El tiempo pasa, llegan las Navidades y su padre aún no ha vuelto, una señora le dice que no se preocupe, que a su padre no le va a pasar nada, y eso no tranquiliza mucho a la pequeña Suzy. También le preocupa que su padre confunda su cumpleaños con el de su hermana (“la selva debe de ser un lugar muy confuso para que cometa un error tan gordo”), y las imágenes que ve en las noticias: explosiones, helicópteros, fusiles… Y cuando las postales dejan de llegar (“Saco una muy vieja en la que sale un gatito y finjo que es nueva”), tiene que empezar a esforzarse por recordar el rostro de su padre. Un año se hace muy largo… ¿Y si su padre se ha perdido en la selva?
No vamos a desvelar el final de la historia, pero digamos que tiene un gusto agridulce, y eso, unido a la creíble voz de la narradora, hace que este álbum sea, cuanto menos, interesante. Las ilustraciones no son una maravilla, pero tampoco sería justo decir que se limitan a acompañar al texto. Son correctas, y se ve en ellas la intención de ir un poco más allá, de representar sin palabras lo que pasa por la imaginación de una niña de seis años que intenta comprender el mundo que le rodea y la ausencia de un ser querido, pero aún no es capaz de asimilar lo que ve, e intenta explicarlo con su propia lógica infantil.
Parece interesante. Me gusta la forma que tiene el padre de de Suzi de contar sus aventuras en la guerra diciendo que está en la selva. En el mundo imaginario de Suzi, su padre está viviendo una aventura con animales en la selva, además destaca que uno de sus personajes favoritos, vive en la selva, entonces este aspecto hace mucho más especial las historias que van contando el padre en las postales. después el libro parece que se hace más duro cuando llegan las navidades y su padre no regresa, no llegan postales y a Suzi le cuesta recordar a su padre.
Parece interesante la historia aunque un poco inapropiada para niños de Infantil, ya que no comprenden temas tan abstractos como “la guerra”