Toda la verdad que hay en mí

Toda la verdad que hay en mi (Julie Berry)Julie Berry
Traducción de Xohana Bastida
Madrid: SM, 2015

Viendo el diseño de cubierta de este libro y los textos del editor, no es fácil adivinar que tenemos entre manos una gran novela: la foto de una chica joven en la cubierta, y un título que nos indica que oculta algo perturbador. Por su apariencia podría pasar por una de tantas novedades de narrativa juvenil de temática realista, confesiones íntimas, superación personal… El diseño, que cobra mucho sentido una vez leído el libro, hace que su boca desaparezca bajo el título y la imagen rasgada. Cuesta imaginar que estamos ante una novela ambientada en el siglo XVIII en un pequeño asentamiento de colonos en Nueva Inglaterra, pero ¿acaso importa?

Lo primero que llama la atención una vez comenzamos a leer es la voz de la narradora, que habla en primera persona, pero no se dirige al lector, sino a Lucas, un chico con el que ha pasado su infancia y adolescencia y del que siempre ha estado enamorada. Con un estilo muy fragmentado, de capítulos breves en ocasiones de dos líneas, seguimos el hilo de los pensamientos de Judith, la narradora, y asistimos a escenas de la “intrahistoria” de un pueblo de colonos amenazado por los “invasores” (imaginamos que son los franceses que pugnaban por los territorios del noreste americano), y por unos terribles sucesos que provocaron la muerte de Lottie, otra joven del pueblo, y el secuestro y posterior reaparición de Judith, con la lengua cortada. Piezas de un puzle que iremos reconstruyendo de la mano de la narradora, que salta del pasado al presente para mostrarnos la vida antes de su desaparición, y su regreso al pueblo, mutilada y repudiada por sus vecinos y por su madre.

El pueblo y sus habitantes, vistos a través de la mirada de Judith, son el escenario asfixiante, lleno de secretos e hipocresía, en el que transcurre esta “larga carta de amor” (en palabras de la editorial). Una carta de amor a Lucas, hijo del hombre al que todos señalan como el villano que ha causado todas las desgracias del pueblo. Y Judith es a quien todos señalan como la deshonrada y mancillada, incapaz de defenderse con la palabra, y condenada al ostracismo. Una joven incapaz de hablar, incapaz de defenderse, y contar la verdad de unos hechos que hasta el final permanecen incompletos.

En ciertos aspectos, el aire que respira esta novela nos recuerda al mundo creado por David Lynch en Twin Peaks, esa pequeña población llena de secretos y mentiras, encerrada sobre sí misma, y donde nadie es tan virtuoso como parece, ni tan malo como lo quieren presentar, donde una chica aparece asesinada sin que nadie sepa por qué y por quién. Al leer Toda la verdad que hay en mí, uno se ve transportado a esos bosques misteriosos cubiertos de cielos grises (aunque no sean los mismos que los de la serie, ambientada al otro extremo del país), y la voz de Judith, con frases breves, poéticas y contenidas, consigue meternos de lleno en una historia de injusticia, amor imposible y supervivencia. Los hechos imaginados en este libro sucedieron hace trescientos años, pero la autora no entra en muchos detalles acerca de la época o la localización. Al fin y al cabo, esta historia podría suceder en cualquier pueblo de Estados Unidos en la actualidad. Este carácter intemporal de la historia es una de sus muchas cualidades.

Este es el primer libro para jóvenes (“young adult”) de Julie Berry, ha sido traducido a más de 10 idiomas y ha recibido diversos galardones (School Library Journal, Kirkus Best Teen Read, nominación a la Carnegie Medal…). El libro está publicado en una editorial de literatura infantil y juvenil, pero lo disfrutarán jóvenes y adultos por igual. Esperamos que consiga abrirse camino entre el aluvión de novedades, muchas de ellas a remolque de las temáticas de moda. Los lectores que se atrevan a salirse de esas tendencias no se arrepentirán.

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