Marjaleena Lembcke
Salamanca: Ediciones Lóguez, 2002
Estamos ante un libro que ante todo sugiere, a pesar de su aparente linealidad y sencillez lingüística. Transmite equilibrio, tranquilidad y, en su desarrollo, cierta ternura, y eso que lo que cuenta no invita ni al sosiego ni a la certeza. Más bien, sucede todo lo contrario.
Es muy posible que el lector perspicaz sea capaz de imaginar desde la primera línea todo lo que posteriormente se le ofrecerá en páginas posteriores, pero, incluso así, la promesa de la lectura funciona.
Es un relato de estructura abierta, donde las piezas definitivas no quedan encajadas del todo, a pesar de la palabra fin que les da remate. Sabemos que al terminar el relato la historia de Leena seguirá, y nada o todo podemos imaginar acerca de cómo será su futuro y el de sus familiares. Este final que tanto gusta a los escritores, a los lectores jóvenes les desagrada profundamente. A muchos jóvenes, les fastidia que la literatura se parezca a la vida. Especialmente, cuando la vida que se cuenta no es agradable para los protagonistas del relato. Incluso, cuando es el caso de este relato, no se cae en el tremendismo ni en la exageración.
El título del relato es un gran acierto. “Tiempo de secretos” llama su autora a ese tiempo en que las personas comienzan a ser conscientes del mundo social y psicológico en el que viven, y no les gusta. La verdad es que no es ningún regalo de la vida ser consciente de lo que pasa a tu alrededor, cuando esto que pasa no es bueno para nadie, ni para uno ni para la propia familia. Se trata de una experiencia bastante desagradable. Psicológicamente, se trata de una situación compleja, de la que unos chicos salen tocados de por vida, mientras que otros consiguen superar dicho descubrimiento.
La autora sugiere que los secretos son puentes que construimos con los otros para asegurarnos su complicidad, su amistad y, en ocasiones, su silencio. Los secretos de los otros y los propios ponen a prueba la fidelidad mutua. Y, aunque un secreto deja de serlo en cuanto se confía a otra persona, no deja por ello de constituir un elemento de equilibrio y de seguridad recíprocos. Cuando un secreto se viola, lo que se destruye es, precisamente, ese hilo que nos une al otro. Un amigo verdadero es quien es capaz de compartir y de guardar un secreto. Los secretos que Leena teje con sus amigas, Birgit y Sinnika son muy distintos a los que comparte con su padre. Birgit es una ladrona consumada y compulsiva. Cuando Birgit se lo confiesa a Leena, ésta entra en una pequeña crisis que “superará” de un modo inesperado y que le ayudará a crecer ética y psicológicamente. Por el contrario, la relación con Sinnika se irá al traste, porque ésta desvelará un secreto que, en principio, les unía “falsamente”. Es sintomático que Sinnika pertenezca a una clase social distinta a la de Birgit y de la propia Leena.
Lo más llamativo del texto, ya lo he sugerido, es su naturalidad narrativa. Todas las dificultades de la protagonista se afrontan en un clima tranquilo y sosegado, sin apelar a tremendismos de ningún tipo. De ahí el tono narrativo y su lenguaje sencillo, apacibles en todo momento, y muy accesibles al lector juvenil.
Cuenta de un modo sencillo y sin aspavientos el momento psicológico de una púber en medio de una familia en apuros de todo tipo. Primero, los económicos, derivados de, la incertidumbre del futuro del padre que, para más complicaciones, sufre un una parálisis, dejando a su familia sumida en la antesala de la pobreza. Mención especial habría que hacer de la madre y de la abuela, que son, al fin y al cabo, las grandes sostenedoras materiales de la familia. Y, segundo, mucho más importantes, los psicológicos de la protagonista Leena, que, en medio de esa vorágine social, tendrá que afrontar no sólo sus dudas, sino las que le produce el hecho de compartir secretos con su padre y con sus amigas, unos secretos nada apetecibles, desde su óptica.
En definitiva, Tiempo de secretos es un relato psicológico que aborda el mundo interior de una niña en medio de un clima social y familiar nada amables. Dada la diversidad de lectores, no me gusta concretar sus destinatarios específicos, pero en esta ocasión, el texto es ideal para chicas y chicos de entre once y doce años.
es un libro muy cortito y facil de leer, yo me lo lei en poco + de 1 hora…
me gusto bastante