Abrimos este álbum con cierto miedo, después de leer la etiqueta publicitaria de la cubierta donde se nos recuerda la popularidad de su autora (Los juegos del hambre, para los despistados), y además se señala que es una historia autobiográfica. Estos mensajes, bendecidos por el departamento de marketing correspondiente, provocan en nosotros el efecto contrario al deseado, pero la verdad es que, pese a ello, nos atrevemos a seguir.