Finley vive en Bellmont, un pequeño pueblo donde el tráfico de drogas, las peleas entre bandas juveniles rivales, los robos, la violencia callejera y las mafias están a la orden del día. Este adolescente encuentra en el baloncesto y en el silencio los mejores aliados para pasar desapercibido en un instituto donde la mayoría de sus alumnos son negros.