
En un siglo XVI alternativo, donde los libros se esconden en habitaciones secretas, los versos mágicos abren portales y los monstruos resultan más humanos que los inquisidores, Diego Arboleda nos ofrece una novela que, como es costumbre en él, se convierte en un juego literario, una divertida aventura y un sincero homenaje a la lectura.