
Todo un clásico que sobrevive al paso del tiempo. Esa es, según muchos, la prueba del nueve. Y también sobrevive a una lectura adulta. He aquí otra prueba. Un libro imprescindible, que en su día editó Alfaguara, y que ahora nos trae Kalandraka con la misma presentación. Por eso, los que crecimos aprendiéndonos de memoria estos cuentos de Lobel, no echamos de menos casi nada, si acaso el desgaste de las hojas, manoseadas una y mil veces por el paso de tantas lecturas.