Ronda de suspiros

Juan Farias
Ilustraciones de Tino Gatagán
Madrid: Gaviota, 2003

No sorprenderá este libro de Juan Farias, lleno de ecos de voces, de niebla reposada, de humedad y de música, a los que hemos saboreado ya otros textos del autor. Ásta, además, es una reedición, quizá no demasiado acertada en su diseño, si tenemos como referencia aquella edición con que vió la luz el texto en el año 1994, y que probablemente muchos ya conozcan.

Este es un cuento que podría haber salido de boca de una abuela experta en esto de recordar, imaginar y contar historias.

Es una historia que nace de la mágica mano de Juan Farias y de la magia de esa geografía ubicada en algún noroeste.

El lenguaje que utiliza Farias, su estilo casi solemne, nos transporta a una época pasada, quizá reconocible pero imaginaria, no podremos olvidar que la historia es dictada por un duende.

Un relato poblado por gente de pueblo aparentemente sencilla pero en realidad maniática, loca, inocente y reprimida en una sociedad engañada y obligada a la creencia del pecado. Un relato lleno de presencias mágicas y misteriosas, vientos lejanos y habitantes de mundos imaginarios que intervienen en la realidad, y que también forman parte de ella.

Tres elementos de distinta naturaleza sirven de cohesión entre los numerosos personajes, la realidad y el mundo imaginario:

-La Puebla, que no se puede encontrar en los mapas, pero nos recuerda inevitablemente a una aldea gallega.

-El sentimiento de amor que ronda sus calles en forma de suspiros y aturde las vidas de los habitantes del lugar.

-La pequeña talla policromada de San Benitiño, el santo amable y tímido que “Sin bajarse del pedestal ni cambiar de postura, que el policromado ya no está para muchos trotes, en ánima, se iba a revolver conciencias, sugerir soluciones y borrar pesadillas”…

Y en esa relación imposible entre el mundo imaginario y el real, terminan por resolverse los problemas, la señorita Herminia enferma de amor y soledad, da su última puntada al bordado que la consume; Pedro deja de esperar a la Niña Blanca y por fin la encuentra en otra parte; Paco, el embromalocos, tiene una visión que le salva de su maldad; Casilda y Pepe se emboban juntos ante un cormorán viajero y todos los personajes silencian sus suspiros por los milagros en “La Puebla que es antigua, mucho, y está acostumbrada a los prodigios”.

Otro texto poético, evocador y lleno de humor de Juan Farias, acompañado de unas leves y breves ilustraciones de Tino Gatagán, publicado en la colección Gaviota Junior, que nos recuerda una vez más lo que es realmente importante en la vida. Lo demás sólo son piedras.

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