Antonia Rodenas
Ilustraciones de Rafa Vivas
Madrid: Anaya, 2005
El pato Faustino es muy atrevido. Y quizás un poco tonto. Tal vez por ello se acerca cada vez más a lo que sabe que puede ser su final. Y saluda al cocodrilo como si tal cosa. Lo que digo: un poco tonto. Pero Faustino nos tiene reservada una sorpresa final. Ja, ja, ja.
Risa de cocodrilo es el cuento perfecto para leer a los más pequeños, con voz adulta y bien modulada. Ya sea después de lavarse los dientes e irse a la cama. O ya sea después de apagar la televisión y sentarse en el sofá, en el cuarto de estar, mirando de reojo la ventana por sin acaso Faustino pasa volando por delante de nuestras narices. Si esto sucede no es conveniente asomarse a la ventana, es conveniente volver a la primera página y retomar a Faustino camino de su charca favorita.
Antonia Ródenas, autora del texto, sabe que la fábula es un género que se vincula con el ingenio. Y sabe que lo ingenioso es una estrella en el cielo, es una risa de cocodrilo. Lo sabe y acompaña a Faustino hacia lo previsible. Justo final para una historia sencilla, amena que, estoy seguro, será del agrado de los lectores-de los escuchantes.
Las imágenes las pone Rafa Vivas, y si en Duerme había un profusión de “estampados”; aquí Vivas amplia los límites de sus dibujos. Límites que continúan más allá del formato del libro. Colores vitalistas, luminosos, acuosos: acuarelas que nos transmiten de forma acertada la escritura, siempre sugerente, de Ródenas.
Risa de cocodrilo es un libro ideal para aprender a leer y, de paso, descubrir que libros así tienen la mágica facultad de multiplicar la vida humana. O animal.