Pablo Albo está sin duda en su año, ya que un día después de recoger el premio Lazarillo de Creación Literaria por su obra Diógenes, ha sido también el ganador del concurso de narrativa infantil Vila d’Ibi, que convoca el ayuntamiento de esta localidad alicantina en colaboración con la editorial Anaya, que publica el texto ganador en su colección El Duende Verde. Marabajo, el texto galardonado, es “una historia ingeniosa, divertida, ágil, con un estilo narrativo propio y personal, un buen gusto por jugar con las palabras y utilizar el lenguaje como divertimento, lenguaje abierto que, en cierto modo, invita a la participación del lector”
No había leído esta polémica (en un vaso de agua). Coincido con Pablo y con Marcos. Con Pablo, porque es un gusto oírlo contar y leer lo que propone, hasta el punto de que hace inútil el tongo por sí solo. Con Marcos, porque es verdad (aunque diría que menos en la LIJ que en otros mundos) que hay a veces sospechosidades m¡s que sospechosas. Lo que no significa que sea lícito tirar primero a matar y solo después hacerse las preguntas pertinentes.
Doy gracias a Babar por la aclaración prestada; en cualquier caso, considero que debemos ir zanjando ya la polémica con respecto a este premio ya que Pablo es un gran ganador y creo que lo que debemos hacer es alegrarnos de que, libros de calidad como el suyo, sean los que se alcen con los galardones litearios. Un saludo y a seguir escribiendo los que estamos metidos en esto, que, a fin de cuenta, somos los que luego debatimos acerca de estos temas.
David, en las últimas bases del premio se especifica que el que se publicará será el primer premio, y opcionalmente el segundo. Pediremos a los convocantes el acta para publicarla en Babar y que quede constancia de que solo se otorgó el primer premio.
Un saludo
Hola, a mí lo que me resulta extraño es que, si en las bases de un premio pone que se otorga un premio ganador de 6.000 euros y otro finalista de 3.000, así como la publicación de ambos libros, solamente se hable en el fallo del ganador y ni tan siquiera se diga que el finalista ha sido declarado desierto, en caso de que ésa haya sido la decisión final. Insisto, si en las bases pone que habrá un ganador y un finalista, lo mínimo es dar también el premio finalista o por lo menos especificar por qué no se ha concedido, pero no dar una callada por respuesta. Y si no quieren publicar más que una obra que modifiquen las bases; entiendo que haya crisis y que ésta afecta a todos los sectores. Un saludo.
¿Alguien sabe dónde se puede leer el acta del premio? No aparece ni en la web del ayuntamiento de Ibi, ni en la web de Anaya (ni siquiera en la sección de Premios). En otras ocasiones sí que el público podía saber cuál había sido el desarrollo de la votación y conocer las obras finalistas. Es triste que se dé tan poca publicidad (e importancia, me temo) a los premios de literatura infantil y juvenil.
Evidentemente, no tendría porque volver a escribir ningún comentario para desdecirme de lo dicho en mi primer correo, pero son varias las razones por las que me considero en la obligación de hacerlo. En primer lugar, y tal y como comenta Pablo en su réplica, a él mismo le molesta a veces lo que está ocurriendo últimamente con la mayor parte de los concursos literarios y da igual que sean de novela, poesía o teatro. Probablemente le moleste porque, en alguna que otra ocasión, él mismo se haya visto perjudicado. Dicho esto, también creo que, en el caso concreto de Pablo y de este premio, tal vez me haya precipitado y, por lo tanto, creo que lo más honesto que puedo hacer es dejar constancia de ello por escrito. En primer lugar, leyendo cosas de Pablo, incluyendo algún fragmento de la novela premiada que colgó en su blog, está claro que la obra tiene calidad más que suficiente para resultar galardonada y para ser publicada por Anaya. Pero también está claro que se han fallado últimamente premios y se están fallando a diario donde el tongo resulta tan evidente que hasta termina siendo insultante. Y ha llegado la hora en la que alguien comience a quejarse. Porque son muchos los escritores, generalmente jóvenes que, sin apenas medios ni dinero, se dejan una pasta mandando cinco ejemplares debidamente cosidos y encuadernados por correo certificado, para que luego los señores convocantes se burlen de ellos y ni tan siquiera les echen un vistazo. El escándalo que generó el fallo del premio de poesía Viaje al Parnaso fue un primer paso o aviso para que, cierta mafia, se de cuenta de que la gente no se chupa el dedo y que no van a seguir delinquiendo impunemente. Dicho esto, considero que Pablo Albo, es uno de los escritores que menos se merecía mi crítica, porque sus textos le defienden y dan sobrada fe de su talento y, probablemente, no se presentanse al premio en cuestión manuscritos mejores que el suyo. Pero es que a veces la situación es indignante, créanme, sé de lo que estoy hablando. Podría poner mil ejemplos de premios en los que las coincidiencias son escalofriantes y muy evidentes. Está claro que algo está pasando y que alguien debe empezar a denunciarlo. En resumen, disculpas a Pablo y autocastigo por haberme dejado llevar por la indignación que me producen ciertos sucesos. Y más cuando estos tienen lugar dentro de un mundo que admiro, y que, al menos en teoría, está poblado de hombres cultos que debieran constituir un ejemplo en valores. Un saludo. Y qué cojones, compraré la obra y la leeré. Klaus Nowak, limpiador de alcantarillas me gustó mucho.
Hace un par de años presenté por primera vez una obra a un premio de literatura infantil. Sin ninguna confianza. Yo era (y sigo siéndolo) un completo desconocido: no tenía ningún libro editado, no conocía a nadie de la editorial ni de Ibi, y mi opinión sobre los premios literarios estaba condicionada por las sospechas que por todos lados se difunden.
El premio de Ibi me desmintió muchos tópicos malévolos sobre el mundo de la literatura infantil… y hasta me devolvió la confianza en el género humano.
Con toda seguridad, en este mundillo se cocerán habas, como en todas partes, pero, desde entonces, aplico tanto a los premiados como a los “premiantes” la legítima presunción de inocencia. Enhorabuena, Pablo, y un saludo a la estupenda gente de Ibi.
Quien conozca a Pablo Albo, sabrá que las sospechas lanzadas por el señor Cansado son tan absurdas como increíbles. Es verdad que los premios son a veces sospechosos, pero no en este caso.
Enhorabuena a Pablo, y más éxitos para el año siguiente.
De todas maneras, aunque el señor Albo tuviera 358 libros publicados por Anaya y 225 contratados por la misma editorial en espera de entrar a imprenta, no se podría inferir de ello que hubiese habido tongo, puesto que nada en ello lo prueba. Tampoco si uno se enterara de que, además, su padre y su primo segundo son millonarios accionistas de la editorial o de que su octogenaria sobrina (sic) Angustias, recién llegada de su periplo en solitario por el Caribe a bordo del Zorro de los Mares, cena todos los miércoles en el Palacio de la Zarzuela. La principal prueba de que el premio no está amañado es la incontestable calidad de los textos del señor Albo, digna de reverencia, que se defiende por sí misma de cualquier sospecha.
Estimado señor Casado, a mí cada vez me despiertan menos simpatía las personas que lanzan graves acusaciones sin tener argumentos para ello.
La verdad, no pensaría yo que es el enchufado de una editorial un autor que ha publicado con ella un solo libro y cinco años atrás.
Si por lo menos trabajara mi padre en Anaya… o un tío mío… u otro familiar… aunque fuera lejano…
Créame, a mí también me molestan a veces esas coincidencias de las que habla. Pero, por favor, apunte usted mejor antes de tirar sus piedras o seguirá provocando desagradables accidentes innecesarios.
Cada vez me dan más asco las extrañas coincidencias. Un autor que ya había publicado con Anaya gana un premio que publica la misma editorial. Cada vez me deprime más ver que, últimamente, es raro que, si indagas un poco después del fallo de un premio, no encuentres extrañas conexiones entre ganador, convocantes, editorial que publica, etc. Y este es un caso entre mil y no el peor.