Xan López Domínguez
Barcelona: Libros del Zorro Rojo, 2009
Mis historias perdidas no es un cuento al uso, sino una invitación a imaginar, escribir y dibujar. ¿Quizá la misteriosa cubierta (hilos que van y vienen, lazos de aspiración y colaboración, transformaciones singulares, detalles zoomórficos) ya puede entenderse así?
El marco narrativo es muy simple y claro. Una voz (que identificamos con la del autor, aunque todo lo que más adelante veremos será un joven pensativo) comienza diciendo: «A veces dejo que salgan a volar mis historias perdidas, historias que nunca escribí y que duermen en mi memoria», y acaba: «Todas ellas son historias perdidas que siempre vivirán en mis recuerdos; y aunque nunca lleguen a tener diálogos, humor o intriga… quizás en tu imaginación encuentren algo semejante a un final feliz».
Entre medio, con una frase o incluso tres palabras, nos regala esas historias-anzuelo: «Historias como la de la gallina del lazo rojo, que un día vi corretear alegremente en casa de mi abuela sin saber de su destino fatal; o la historia del demonio, de la que ahora me avergüenzo; o la de los piratas amables, que casi ni recuerdo»; «la del pastor que imaginaba una cabra capaz de volar hasta ciudades remotas; o la de los cobardes, que se esfumó el día que dejé de tener miedo a las tormentas»; «la de Caperucita volviendo una y otra vez a lo más profundo del bosque»; «el marciano con cara de sapo, la raya que escapó de la pizarra y la niebla invernal, la densa niebla invernal donde se oculta una bestia insaciable».
Si literariamente aún hay cierta contención, visualmente el álbum se desborda. Donde nosotros vamos, leyendo de izquierda a derecha, infinidad de personajes de esas «historias perdidas» desfilan de derecha a izquierda, como fundiéndose con el lugar de donde venimos. Xan López Domínguez es un autor de estilo propio y reconocido en el que abundan las figuras voladoras, alargadas, infladas y transformadas en seres fantásticos medio humanos, medio animales. Hay muchos detalles en los que fijarse y muchos interrogantes sin respuesta, o mejor dicho, cuya respuesta es el acto mismo de imaginar qué podría haber detrás de ellos. El álbum apunta en buena medida al inconsciente, a los sueños, al impulso.
Xan López Domínguez ha sido el último candidato español a los premios Andersen de ilustración y Mis historias perdidas ha sido seleccionado entre los White Raven de la Internationale Jugendbibliothek.