Paula Carballeria
Ilustraciones de Pablo Otero “Peixe”
Traducción de Xosé Ballesteros
Kalandraka, 2000
Mateo está dando un paseo con su madre por la ciudad, cuando de repente se distrae mirando un avión que pasa por encima de ellos. Cuando baja la cabeza, su madre ya no está allí, y el pobre niño se siente perdido y angustiado. Por más que la llama y la busca no logra dar con ella, hasta que consigue hacerse con el silbato de un policía, que le recrimina sus gritos y sus voces, y soplando muy fuerte consigue que su madre sepa donde está.
En base a esta historia, apartentemente simple, que narra un hecho anecdótico, se construye este libro, extraño y sugerente, feísta pero expresivo. Todo en él es inquietante. Desde la caligrafía irregular de las letras hasta las ilustraciones, oscuras, obsesivas, llenas de manchones, de colores oscuros, de salpicaduras, de trazos temblorosos, de luces tenebrosas…
Aunque en una primera lectura podamos quedarnos en el nivel meramente narrativo y vayamos pasando una tras otra las hojas del libro asistiendo a la sucesión de acontecimientos, en un segundo repaso notaremos la sugestión que produce esta ambientación tenebrosa y opresiva del álbum. A esto contribuye enormemente el personaje principal, Mateo, un niño con una cierta semejanza a E.T. y un rostro cubista que nos hace sentir a la vez lástima y desagrado.
El propósito, con todo, está conseguido. Un álbum sugerente, hipnótico, de una extraña belleza, del mismo tipo quizá que la que nos pueda sugerir el grito de Munch o las pinturas negras de Goya.