Nob
Traducción de Diego Álvarez
Madrid: Dibbuks, 2012
Nob (Bruno Chevriers) es un joven autor francés nacido en Tours, muy vinculado a Glénat desde sus comienzos, y con diversos personajes en su bibliografía, aunque el más conocido sea este que hoy presentamos, Marieta (Naneta en la vejez), una abuela con muchas ganas de vivir, y que de pequeña, como ella dice, tenía mucha prisa por hacerse mayor. En realidad, “Los recuerdos de Naneta” (2009-2013, tres títulos) es un derivado de la serie original, “Mamette” (2006-2011, cinco títulos).
El hilo argumental de “Los recuerdos de Naneta” puede que no resulte demasiado original (una niña que ha de irse a vivir al campo con sus abuelos, por problemas entre sus padres, y que poco a poco, a regañadientes, va venciendo su rechazo a vivir fuera de la ciudad), pero sí que lo son las situaciones y la psicología de los personajes. Marieta tiene carácter y una personalidad seductora, y por ello resulta entrañable. Es capaz de provocarnos carcajadas y a continuación ponernos un nudo en la garganta. Nos hace reir cuando se enfrenta a la dura vida campestre, y a las tareas que le imponen, sin compasión alguna, sus abuelos y su rencorosa tía. Y nos sume en el desasosiego cuando se siente abandonada por sus padres, cuando leemos las cartas que le escribe a su madre, cuando siente miedo o cuando recibe reprimendas de sus maestros o de su familia.
A pesar de este planteamiento, no hay concesiones a las bondades de la vida rural frente al carácter impersonal e inhumano de las grandes urbes: la familia de Marieta es de modales bruscos, la trata con dureza, y es exigente con las tareas de la granja. Pero también sabe ser cariñosa cuando corresponde. Y el día a día no se reduce a recoger flores en el prado, también está lleno de encontronazos con animales salvajes, caminos embarrados y maestros de escuela gruñones.
Este contraste de emociones que recorre toda la historia no solo se realiza a través de los diálogos y la narración: Nob también sabe adaptar con mucha habilidad la paleta de colores para mostrarnos por un lado la felicidad bucólica de los paseos campestres, y por otro el miedo ancestral a la oscuridad de un bosque. Las viñetas están teñidas de todos los colores que recorren cada día el campo, desde el amanecer en tonos fríos a los cálidos tonos del atardecer, o de la chimenea en el salón.
Marieta tiene evidentes semejanzas con Heidi, y podríamos decir que es una versión más moderna (ambientada en el periodo previo a la Segunda Guerra Mundial), más francesa, y más cómica del clásico de Johanna Spyri. Incluso la pequeña cabra que Marieta adopta como mascota y que le ayuda a sobrellevar el día a día se llama Blanquita…
El primer volumen de “Los recuerdos de Marieta”, La vida en el campo, se publicó en España a finales de 2012, y un año más tarde ha llegado el segundo de la serie, Camino de la escuela. Ambos siguen un esquema narrativo similar, pues terminan con un cliffhanger y un regreso al presente que nos muestra breves escenas de la vida de Marieta en la actualidad, cuando ya es una anciana (Naneta), pero mantiene el mismo espíritu que hemos podido conocer en su vida de niña. El final del primer libro, cuando Naneta descubre un objeto de su infancia en un mercadillo, es magistral.
Nos alegra haber descubierto a este personaje, y agradecemos que se publique un cómic como este para el público infantil. Un cómic hecho con inteligencia, apto para todos los públicos (con varios niveles de lectura) y con un ingenioso sentido del humor, no exento de emotividad.