Rocío Antón y Lola Nuñez
Ilustraciones de Lucía Serrano
Madrid: Edelvives, 2014
No es muy frecuente encontrar libros para primeros lectores entre las recomendaciones, quizá porque no tienen una trama muy elaborada o unos personajes bien perfilados o porque no siempre acaban convirtiéndose en películas súper taquilleras. Y aunque creo que estos son motivos más que lícitos para recomendar un libro (si este es de calidad, claro), creo que es un error olvidarnos de los títulos para los lectores más inexpertos, ya que todos sabemos que los primeros contactos con la lectura son fundamentales y, en la mayoría de los casos, determinan la relación que el niño vaya a tener con los libros a partir de ese momento.
Por otro lado, en el panorama actual tenemos la suerte de poder elegir entre una amplia oferta de muy buena calidad. Un claro ejemplo de ello Los casos de Sherlock Tópez, serie protagonizada por un topo detective que sirve de hilo conductor en cada uno de los títulos, que abarca un «caso» diferente. La colección se compone de siete libros y todos llevan un CD con la narración completa y una versión «para contar juntos», para nombrar en voz alta los pictogramas y ayudar así a contar la historia.
El principal atractivo de este personaje es sin duda su parecido con el atemporal personaje de Conan Doyle. ¿A qué niño no le gusta una buena dosis de misterio y la perspectiva de una apasionante investigación aliñada con un gran sentido del humor? Lola Nuñez, una de las autoras, destacaba esto último, el humor, como uno de los rasgos más importantes de la serie (para buena muestra de ello, el hecho de que Sherlock sea precisamente un topo…).
La narración de las historias se basa en la repetición de estructuras sencillas. Todas comienzan presentando al protagonista: Sherlock Tópez es un famoso topo detective…, y el pobre siempre se topa con uno de sus casos más difíciles. Después, a medida que se avanza en la lectura, se van introduciendo el resto de personajes, que varían en cada número, por medio también de la repetición, como si se tratara de un estribillo, de forma que se van sumando a la historia al tiempo que se van «sumando» en la cabeza del niño. Después de la feliz resolución del caso, tenemos la oportunidad de ojear el cuaderno que Sherlock lleva siempre consigo para conocer más datos sobre los animales de la historia y, por último, se incluye un diccionario de imágenes de forma que el niño asocie también la imagen con la correspondiente palaba escrita.
Estos pictogramas aligeran el peso del texto y lo llenan de colorido en cada página favoreciendo que el niño sienta la lectura como una actividad lúdica, divertida, una actividad que, compartida con los adultos (que pueden acompañarles y guiarles cuando tengan dudas) afianza el vínculo entre padres (tíos, abuelos…) e hijos (sobrinos, nietos…) en torno al libro. Algo que creo que es fundamental y más en los primeros años.
Pero no se trata solo de aprender a desenredar palabras y desentrañar misterios: los niños aprenden también a amar la naturaleza, a conocer un poco más a los animales, sus costumbres, sus ciclos vitales e incluso el sonido que producen para comunicarse. Al mismo tiempo que se sumergen en una divertida historia desarrollan otras inteligencias, como la lectura y comprensión de imágenes, la competencia matemática o la capacidad de análisis y deducción, y, lo más importante, sin que los libros se conviertan en una pesada y poco apetecible tarea para casa.
El otro elemento fundamental de esta serie son por supuesto las ilustraciones de Lucía Serrano. En un libro con pictogramas, la comunión texto-imagen es aún más importante que en cualquier otro libro ilustrado, y en este caso dichos pictogramas son además el gancho perfecto, puesto que antes de abrir el libro, uno ya se siente atraído por los simpáticos y amables retratos de Sherlock Tópez que aparecen en las portadas. Son imágenes coloridas, con un equilibrio fantástico entre un dibujo realista y uno más infantil, con un contorno grueso de una textura que inmediatamente recuerda a las pinturas de cera que todos adorábamos de pequeños.
Hay además otro elemento característico y que encuentro irresistible como lectora (ya me lo parecía en la época en la que usaba dichas ceras…), y es la acción en segundo plano representada en el personaje del ratón que acompaña a Tópez (como su particular Watson): lo encontramos tumbado al sol, preparado para zamparse un bocata más grande que él, escalando una roca que, dado su tamaño, es desproporcionadamente grande… De esta forma, el lector pronto entenderá que el ratón es como una historia dentro de la historia y aprenderá a buscarlo en cada una de ellas para ver qué estará haciendo esta vez.
En resumen, Los casos de Sherlock Tópez es una colección deliciosa que no puede pasar desapercibida entre los padres y los educadores.
Me ha encantado esta publicación, tengo una nieta de 5 años y será una muy buena adquisición para insentibarla, gracias.
Fecitaciones por esa excelente colección que, sin comocerla físicamente, me han dado ganas de tenerla en mis manos gracias a la magnífica presentación que hace Beatriz Bejarano. Cómo hacer para adquirirla, cuál es el procedimiento para la compra?