Leer para ser mejores (Miquel Desclot)

Os presentamos el texto que Miquel Desclot, galardonado con el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por su obra “Més musica, mestre!”, leyó el 27 de noviembre de 2002 con motivo de la inauguración de la exposición para la campaña de fomento de la lectura del Ministerio de Cultura en la Biblioteca Nacional.

Leer para ser mejores

La mayoría de nuestros antepasados fueron analfabetos. Es verdad. Pero no fueron ignorantes. Ellos, simplemente, disponían de otro sistema de almacenamiento y transmisión del saber. A ellos les bastaba la memoria, que hacía las veces de biblioteca, y la transmisión oral, que hacía las veces de lectura. Y, a su manera, no eran menos sabios que nosotros. A su vez, los niños de aquella sociedad analfabeta, pero no ignorante, estaban en contacto permanente con la literatura de tradición oral, ya fuesen canciones, cuentos o adivinanzas, desde su más tierna edad hasta su madurez. No iban a la escuela, pero heredaban un saber secular. No leían, pero escuchaban la literatura que sabían sus mayores, y jugaban todo el día con las canciones y las fórmulas verbales que les había legado la tribu. En el fondo, eran más literarios que los niños alfabetizados de nuestros días. Eso fue así durante siglos, hasta que la cultura escrita fue extendiéndose y las formas de vida moderna, con todos sus sistemas de memoria artificial, acabaron no hace mucho con la tradición oral. Y los niños perdieron el contacto que con tanta naturalidad habían mantenido hasta entonces con la literatura.

Es aquí, pues, cuando entra en escena la necesidad de una literatura infantil: entre los cuentos y canciones de tradición oral que todavía se cuentan y cantan a los niños más pequeños hasta la narrativa y la poesía que se escribe para los adultos, nuestra sociedad precisa una literatura infantil que llene este vacío y haga posible una transición natural entre ambos extremos.

Este país ha perdido la sabiduría de transmisión oral hace relativamente poco tiempo, pero todavía no la ha substituído por una generalización de la cultura escrita. De hecho, como seguramente sabréis, España es uno de los países con un índice de lectura más bajo de Europa. No es un índice para enorgullecerse, precisamente. Todo el mundo tendría que luchar para modificar de raíz este estado de cosas que debería preocuparnos tanto como el índice de paro laboral o el índice de crecimiento económico. Los escritores, por supuesto, deben contribuir a ese necesario cambio con una aportación literaria de primera calidad, pero también denunciando y combatiendo las carencias culturales de esta sociedad. Todo el mundo tiene su papel a desempeñar en esta campaña imprescindible.

A la lectura se llega por el placer, es cierto. Empezamos a leer por placer, y de hecho sería deseable que ese placer no nos abandonara nunca. Pero llega un momento en que el placer en sí mismo parece insuficiente y hay que plantearse la lectura como una fuente de conocimiento, que a su vez es una nueva fuente de placer. Leer para gozar, leer para conocer, leer para comprender, leer para crecer como ser humano. Eso es dolorosamente necesario en un país donde la lectura todavía parece un lujo prescindible. Un país que no lee es un país inmaduro, un país donde la gente no sabe dialogar porque no sabe comprender, un país donde la gente se echa los trastos a la cabeza por menos de un quítame allá esas pajas.

Es decir, un país a medio civilizar, por más ordenadores per cápita que tenga. Yo os invito a soñar en un país donde la lectura nos lleve a la comprensión y al conocimiento. Es decir, a la verdadera libertad. Un país donde el individuo conozca y respete profundamente al otro: al que no tiene su color de piel, al que no piensa como él, al que no habla como él. Desgraciadamente, este sueño todavía queda lejos, pero nunca hay que desfallecer y renunciar a esa meta final. La triste realidad es que en este país interesa muchísimo más el fútbol que la lectura, muchísimo más Operación Triunfo que lo que ocurre en los distintos parlamentos, muchísimo más lo que pueda declarar una supermodelo que lo que pueda decir un escritor o un pensador. Desgraciadamente, en este país se cometen desaguisados culturales hasta en los lugares donde debería reinar el juicio más ejemplar: en una ciudad de tanta tradición sapiencial como Salamanca todavía se guarda con orgullo un botín de guerra fratricida que debería avergonzarnos a todos sin excepción. Y, sin ir más lejos, en esta mismísima casa venerable que nos acoge, se pretende clasificar la literatura en lengua catalana en tres apartados diferentes, según los autores procedan de una comunidad autónoma u otra: una decisión que, pasando por encima de cualquier criterio científico, sólo se explica por el desconocimiento, el menosprecio y la animosidad (algo así como si la Biblioteca del Museo Británico clasificara a Cervantes como literatura manchega y a Góngora como literatura andaluza).

Por favor, leed y soñad. Para que el conocimiento nos haga verdaderamente libres y civilizados. El día que las bibliotecas estén más solicitadas que los campos de fútbol, que los telediarios dediquen tanto espacio a los libros como a los goles, que nuestros representantes públicos se sienten a hablar y a escuchar civilizadamente sin insultarse ni despreciarse mutuamente, que la juventud prefiera ir al teatro antes que salir a emborracharse, que la mentira y la corrupción sean perseguidas en todas partes, sea quien sea el que las cometa, que los conflictos no se resuelvan a bombazos ni con abusos de poder, aquel día sí podrá decirse con razón que España va bien.

Muñoz Creus, Miguel
(verdadero nombre de Miquel Desclot)

Nació en Barcelona en 1952. Estudió Filología Catalana en la Universitat de Barcelona. Animado por sus compañeros y profesores comenzó a escribir sus primeros poemas con los que obtuvo el Premio Amadus Oller en 1971 que supuso el inicio de su carrera literaria, profesión que, entre 1975 y 1992, compaginó con la enseñanza, como profesor del Departamento de Filología Catalana de la Universitat Autónoma de Barcelona, salvo un paréntesis de dos años en la Universidad inglesa de Durham. En 1992 decidió abandonar la enseñanza para dedicarse plenamente a la literatura, en la que cultiva diversos géneros, especialmente la poesía y de manera muy singular la poesía para niños en quienes desea despertar el interés por la misma. Asimismo, su afición por la música le ha llevado a participar en proyectos musicales como ‘Paraula de Poeta’ en el Teatro LLiure, junto con Josep Pons. Su labor como traductor se ha visto reconocida con diversos premios como el Premi Josep M. de Sagarra de traducción teatral (1985) por la versión de Les mamelles de Tirèsies de Guillaume Apollinaire, el Premio de la Generalitat a la mejor traducción en verso (1988) por la versión de Llibres profètics de Lambeth, I de William Blake y el Premio Nacional de Traducción de literatura infantil (1988) por la obra Versos perversos de Roald Dahl.

7 comentarios en “Leer para ser mejores (Miquel Desclot)

  1. Elisabet
    01/04/2009 a las 23:53

    Realmente parece un mundo idílico, teniendo en cuenta que esta hablando de España. Lo m¡s sorprendente es que podria ser real. Una sociedad culta, con un pensamiento crítico con fundamento. Es una verguenza la política que se ve por las noticias, solo hacen que criticarse, vender mentiras para obtener votos…nos tratan como tontos!
    Yo tengo 22 años, y mañana tengo mi ultimo examen para sacarme la carrera de Magisterio Infantil. Espero poder contribuir, en mi futuro profesional, a éste mundo idílico que nos plantea Miquel Desclot! Gracias, tus palabras muestran un bello camino!

    • Jessica Perez
      22/10/2023 a las 20:59

      Que aprendiste de la tradición oral

  2. maria salazar
    09/03/2009 a las 19:31

    tiene mucha razon

  3. Osvaldo Raul Camacho Mendizaba
    06/02/2009 a las 07:50

    fue que los libros son muy dificiles de hacer antes de que existiera la imprenta, los libros antes, se hacian a mano y hacian un pequeño libro como en tres meses y luego la imprenta se invento por GUTENBERG a partir de ese momento empezo a facilitarse la impresion de libros, ahora ya existen robots que hacen los libros en tres dias, en el futuro se dicen que los libros seran como los celulares.

  4. LUIS ENRIQUE TEMPLOS CANO
    18/01/2009 a las 08:59

    A la lectura se llega por el placer, es cierto. Empezamos a leer por placer, y de hecho sería deseable que ese placer no nos abandonara nunca”.
    En uno de los capítulos, de los sintetizados capitulos de mi libro

  5. Ins de Cuevas
    31/10/2008 a las 08:06

    Excelente artículo, éste, de Miquel Desclot:”A la lectura se llega por el placer, es cierto. Empezamos a leer por placer, y de hecho sería deseable que ese placer no nos abandonara nunca”.

    Disculpen no es…”que el placer en sí mismo parece insuficiente y hay que plantearse la lectura como una fuente de conocimiento, que a su vez es una nueva fuente de placer.”… Es que esa misma lectura que por placer nos convocó a hojear y leer con pasión, siendo niños; nos empujó, suavecito, con delicadeza, pero con firmeza, a buscar textos que fueran agrandando ese espacio de bienestar intelectual que crecía, no cronológicamente (que tampoco debemos colocar al margen del papel) sino con la necesidad de nuevos descubrimientos textuales que fueran de nuestro agrado. Porque en su mayoría las personas no leen algo que les fastidie, aún cuando tengan la necesidad imperiosa de recrearse o informarse.

    En uno de los capítulos, de los sintetizados capitulos de mi libro: Los Recreos Literarios,espacios para la lectura, estimulo a los docentes al respecto.

    Muy bien, felicitaciones.

    Inés de Cuevas.
    (Venezuela)

  6. elizabeth
    25/09/2008 a las 17:42

    que esta bien para toda mi famirial por que toda mi famirial leeremos mucho

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