Las pequeñas (y grandes) emociones de la vida

Montse Gisbert
Valencia: Tàndem Edicions, 2003.

La autora y su obra

Hace sólo seis años que Montse Gisbert se inició en el mundo del álbum ilustrado con el texto Les Endevinalles de Llorenç escrito por Llorenç Giménez (Valencia: Tàndem Edicions, 1996). Tres años más tarde publicó en la misma editorial El bebé més dolç del món (1), en este caso, como escritora e ilustradora. Su siguiente álbum no sólo mantenía el estilo de las ilustraciones del anterior sino que también se mantenía fiel al título, así El segle més nou del món (1) apareció, con texto de Teresa Duran, como un homenaje a un nuevo siglo. En 2002, la misma editorial acoge El desig de la Lluna (2) y, el más reciente, Les petites (i grans) emocions de la vida (3) que comentaremos a continuación. Aunque de producción breve, su obra ha merecido multitud de premios y menciones como el Primer Premio Nacional de Ilustración (otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura) o el Premio al mejor libro ilustrado (de manos de la Generalitat Valenciana).

Aunque si el lector quiere una información más amplia de toda su trayectoria le remitimos al magnífico y completo intertexto creado por la autora (http://www.montsegisbert.com) dónde podrá encontrar todo tipo de información sobre ella y su obra.

Las pequeñas (y grandes) emociones de la vida

Con texto e ilustraciones de Montse Gisbert, este pequeño álbum de 80 páginas y un formato de 17,5 x 17,5 cm. es presentado por la editorial de la manera siguiente: “Las pequeñas -y grandes- emociones de la vida van surgiendo unas tras otras: timidez, cólera, decepción, amistad, compasión, soledad, curiosidad, separación, etc., a través de las experiencias cotidianas y de las relaciones con los demás. Podemos intentar definirlas para comprenderlas mejor o simplemente…, para reconocernos en ellas.”

Una primera hojeada al libro ya nos deja claro que no se trata de una narración ni de palabras ni de texto. Por tanto, no nos encontramos delante de un cuento (el género habitual en los libros para niños y jóvenes). De hecho, difícilmente encaja en ningún género habitual aunque tal vez podríamos describirlo como un conjunto de pequeñas anotaciones que se dejan envolver por un estilo poético y que se acompañan de buenas y sugerentes ilustraciones.

Pero si el lector de la reseña exigiera una mayor aproximación al libro que tengo entre las manos, entonces hablaríamos de definiciones poéticas sobre sentimientos comunes y conocidos que podrían conformar un pequeño diccionario del sentir humano y de uso cotidiano.

Aunque las definiciones poco dirían si no fuera por las ilustraciones que las completan y que a lo largo de las treinta y cuatro propuestas cumplen funciones diferentes. En la mayoría de las ocasiones complementan la definición dada como cuando habla de la valentía (“Tener valentía, no tener miedo. Atrevernos a hacer una cosa por primera vez. Caminar solos, plantar cara a todo lo desconocido es más fácil con la ayuda de la madre”) y nos muestra un bebé dando los primeros pasos protegido por la figura atenta de la madre mientras en el fondo observamos la cuna, el lugar conocido que se abandona.

Otras veces, las definiciones plantean un lugar amplio que puede ser interpretado en situaciones y edades diferentes mientras la ilustración concreta e interpreta el mundo abierto del texto en una situación específica. Es como si la autora del texto abriera un abanico de posibilidades que se particulariza desde la visión de la autora/ ilustradora. Por ejemplo, en la definición del miedo se dice: “Cuando un sentimiento de inquietud nos recorre todo el cuerpo, las piernas se relajan, el corazón se acelera y los escalofríos nos hacen temblar los dientes… ¡Eso es que estamos espantados, estamos muertos de miedo!”. La multitud de mundos que abre el texto se cierra en la ilustración donde un doctor que a los ojos del sus acompañantes aparece como un gigante sujeta una jeringa de proporciones desmesuradas ante el llanto aterrorizado del niño.

Aunque todas las ilustraciones concretan los sentimientos en un mundo poblado de niños admite cualquier lector porque las situaciones elegidas son comunes a todos. Bien desde el presente o desde el recuerdo. Además, los trazos infantiles acompañados de los pequeños objetos que pueblan cada página, los colores y, sobre todo, las expresiones de las caras proponen un universo personal de las sensaciones, fácilmente compartible.

Me preguntaba por qué no proponemos un juego: ofrecer las definiciones a diferentes ilustradores: ¿qué ilustrarían?, ¿qué rasgos del egoísmo destacarían?, ¿cómo representarían la inferioridad?, ¿y la curiosidad? Un nuevo álbum sin duda tan interesante como éste.

NOTAS:

1. Existe versión en castellano y coreano.

2. Publicado en catalán, en castellano (Tàndem Edicions, València), en francés (Alice Jeunesse, Bruselas) y portugués (Bichinho de Conto, Lisboa).

3. Publicado en catalán, en castellano (Tàndem Edicions, València) y en francés (Alice Jeunesse, Bruselas).

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