Las colecciones que estudian la literatura infantil y juvenil (III)

La Fundación Germán Sánchez Ruipérez cuenta con dos colecciones fundamentales: Biblioteca del Libro y El árbol de la memoria, a cuyo catálogo se puede acceder a través de la página de la Fundación en el apartado “Librería”.

Los libros de Biblioteca del Libro destacan rápidamente en la estantería o el aparador de la librería por la hermosa edición con tapa dura y la elección del papel interior que ofrece también el placer del tacto. Los libros que reúne tratan aspectos relacionados con la biblioteca como Manual de archivística (2001) de José Ramón Cruz Mundet o Comunicaciones y acceso a la información en la biblioteca, de Roy Adams. Y pensando en los niños: Encabezamientos de materia para libros infantiles y juveniles (1994) de Alberto Villalón para que bibliotecas o colegios puedan organizar los libros para los más pequeños.

Estudios sobre la lectura y la comprensión de textos como Comprensión de la lectura y acción docente (1991) pensado para los docentes y orientado desde una perspectiva cognitiva. Diccionarios como el Diccionario de la edición y de las artes gráficas de J. Dreyfus y F. Richaudeuau (1990); Diccionario de lectura y términos afines (1985) de la Internacional Reading Association, Diccionario de ortografía técnica (1985) de J. Martínez de Sousa.

Estudios sobre la historia del libro en general como el estudio de JF. Borrel Libros, prensa y lectura en la España del siglo XIX (1993); o del libro escolar o de la literatura infantil como el estudio de Fernando Cendán Pazos publicado en 1986 Medio siglo de libros infantiles y juveniles en España (1035-1985), de Jaime García Padrino Libros y literatura para niños en la España contemporánea (1992) o la Historia ilustrada del libro escolar en España (1997, 1998) publicada en dos volúmenes y dirigida por Agustín Escolano.

Una reflexión sobre la cultura del libro y la importancia de la lectura en la sociedad actual requiere de la lectura de libros como El libro en el ecosistema de la comunicación cultural de J. Olaechea Labayen (1986) o La cultura del Libro compilado por Fernando Lázaro Carreter (1988). O el fantástico trabajo que debería ser de consulta obligada de Enric Satué (1998) El diseño de libros de pasado, del presente y tal vez del futuro. La huella de Aldo Manuzio, donde repasa las aportaciones de Manuzio en el diseño del libro. Y, sobre la lectura, el libro compilado por la FGSR Leer en la escuela (1989), el trabajo de J. Fijalkow Malos lectores ¿por qué? o el de John Spink (1990) Niños lectores.

La colección dirigida por Felicidad Orquín, El árbol de la memoria, reúne diferentes ensayos sobre la lectura, los libros y la literatura dirigida a los niños y adolescentes. En ella aparecen trabajos como el de Francesco Tonucci (2003), Cuando los niños dicen ¡basta! o el publicado anteriormente (1997) La ciudad de los niños; la Historia de la infancia en la España contemporánea (1834-1936) dirigida por José María Borrás; la recopilación de ensayos La infancia recuperada (2002) de Gabriel Janer Manila; el estudio sociológico Lecturas, libros y bibliotecas para niños (1987) dirigido por Claude-Anne Parmegiani. El trabajo sobre la tradición oral de Ana Pelegrín (1996) La flor de la maravilla.

Destacamos los títulos siguientes. El estudio de Teresa Colomer (1998) La formación del lector literario es una obra de referencia obligada que analiza la narrativa para niños y jóvenes. En la primera parte revisa los estudios sobre este campo y en la segunda caracteriza el corpus de análisis. El corpus que elige para el análisis está compuesto por 150 obras en catalán y castellano consideradas por la crítica como las mejores para lectores de cinco a quince años.

El ratoncito feroz (2001) lleva como subtítulo “Disney o el fin de la inocencia”, y es la traducción del libro publicado en 1999 por uno de los mejores estudiosos del inventor de la ilusión mediática, Henry A. Giroux. En este trabajo comenta el concepto de política cultural pública y la influencia que la empresa del ocio, en este caso representada por Disney, ejerce en su concepción. Un repaso necesario al concepto de memoria, de nación y de familia formalizado desde la mano de la mayor factoría de sueños o, al menos, de la iniciadora de un imaginario infantil colectivo o globalizador. Una lectura que resulta imprescindible para padres y educadores y que nos ayudará a ejercer una mirada crítica cada vez que vamos al cine o compramos objetos ideados desde empresas de la fantasía.

La investigadora Alison Lurie publica dos trabajos bien interesantes: No se lo cuentes a los mayores (1998) y Niños y niñas eternamente (2005). En el primer trabajo, Lurie reflexiona sobre el papel que algunos libros clásicos ejercieron en el momento de su publicación y en el papel revulsivo que tuvieron para sus lectores. De hecho, el subtítulo del libro “Literatura infantil, espacio subversivo”, funciona perfectamente como tema del texto. A partir del análisis de Lurie podemos hacer una nueva lectura de obras como Mujercitas, La cabaña del tío Tom o los cuentos tradicionales, ya que nos ayuda a recuperar la mirada del primer lector y a contextualizar cada obra en un momento sociológico diferente del actual.

En el segundo, Lurie vuelve su mirada a los clásicos como Mujercitas, Pinocho, El mago de Oz, Mumin, Babar o Harry Potter, pero en este caso revisa las relaciones existentes entre la obra y la vida de sus autores. O la extraña atracción de los niños por aquellos libros que los adultos consideran no adecuados para ellos.

La FGSR tiene otros fondos que no comentaremos porque se alejan del objetivo del artículo y que el lector pude consultar visitando su página web. Pero sí quisiéramos hacer mención de dos colecciones. La que recoge las ponencias presentadas durante las Jornadas de Bibliotecas Infantiles, Juveniles y Escolares que la Fundación realiza cada año y que reúne a un buen número de especialistas sobre el tema elegido anualmente. Títulos como Leer en plural, Biblioteca para todos, Animar a escribir para animar a leer o Geografías lectoras nos informan sobre el contenido de las jornadas y de la colección. Quisiéramos destacar dos títulos por su relación con el motivo del artículo: Literatura para cambiar el siglo que recogen las aportaciones de las VII Jornadas celebradas en el Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil de Salamanca en julio de 1999 y que reflexionaron y debatieron sobre una revisión crítica de la literatura infantil publicada en la última década. Y el último volumen de la colección, Pero ¿qué leen los adolescentes? (2004) que recoge las aportaciones de las 12ª Jornadas de Bibliotecas Infantiles, Juveniles y Escolares. Como comentan en el prólogo el objetivo de las jornadas (y de las aportaciones de la publicación) era analizar las relaciones que establecen los adolescentes con la cultura, dar a conocer acciones que se realizan en otros países y plantearse qué tipo de servicios y programas deben ofrecer las bibliotecas a partir de la reflexión anterior. En los diferentes capítulos podemos encontrar una interesante reflexión de Jean-François Hersent sobre la cultura de los adolescentes, o de María Tena sobre los hábitos lectores de los adolescentes españoles; Víctor Moreno propone una serie de actividades y reflexiones para hacer escritores, una manera de hacer lectores o Pere Marques reflexiona sobre la pregunta ¿Qué hacen los jóvenes en el ciberespacio? El volumen concluye con una amplia bibliografía sobre el tema del equipo de la FGSR.

La otra colección lleva por título Papeles de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y acoge dos títulos. El primero, La educación lectora, se publicó en 2001 y recoge las aportaciones de diferentes en el Encuentro Iberoamericano para una Educación Lectora que se organizó en el marco del V Simposio sobre Literatura Infantil y Lectura que reunió a especialistas en la materia de España e Iberoamérica en la Casa de América en noviembre de 1998. Un año más tarde se publica la obra coordinada por Teresa Colomer donde diferentes especialistas en la materia, junto con la FGSR, debatieron y analizaron un corpus de cerrado de obras de calidad dirigidas a niños y jóvenes y que lleva un título bien significativo: Siete llaves para valorar las historias infantiles. Aspectos como el del espesor de la palabra, el lenguaje de la imagen, la importancia de la tradición en la lecturas de textos e ilustraciones, la construcción de personajes y espacios o la lectura como experiencia, entre otros muchos, se comentan cuando se analizan narraciones y álbumes como Harry Potter, Willy el tímido, Cuando por la noche llaman a tu puerta, El bolso amarillo o Años difíciles, entre otras.

Gemma Lluch

1 comentario en “Las colecciones que estudian la literatura infantil y juvenil (III)

  1. Laura Guerrero
    17/03/2011 a las 13:41

    En Madrid ¿dónde podemos encontrar las publicaciones de la Fundación?

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