Las colecciones que estudian la literatura infantil y juvenil (II)

El CEPLI (Centro de estudios de promoción de la lectura y la literatura infantil)

Creado por Pedro Cerrillo en la Universidad de Castilla-La Mancha, el CEPLI tiene como objetivo el fomento y la promoción de los estudios, la formación y las investigaciones en los campos de la lectura y la literatura infantil y juvenil. Dispone de una biblioteca especializada para investigadores y realiza cursos de verano, de perfeccionamiento del profesorado, seminarios de animación a la lectura y un master de promoción de la lectura y la literatura infantil y juvenil. Pero de todas sus actividades lo que aquí nos interesa son las colecciones que edita.

La primera colección que publica el CEPLI recibe el título de Colección Estudios y recoge los trabajos expuestos en los Cursos de Verano que organiza el Vicerrectorado de Extensión Universitaria de Castilla-La Mancha durante el mes de julio en Cuenca, bajo la dirección de Pedro Cerrillo y Jaime García Padrino. El primer título aparece en 1990: Literatura infantil, coordinado, como los demás libros de la colección, por los directores de los cursos. Y a partir de este año prácticamente ha aparecido un libro cada año, dedicado a un tema de la literatura infantil y juvenil relacionado con la docencia pero también con el mundo editorial y de la biblioteca: Poesía infantil: teoría, crítica e investigación (1991), Literatura infantil y enseñanza de la literatura (1992), Literatura infantil de tradición oral (1993), El niño, la literatura y la cultura de la imagen (1995), Hábitos lectores y animación a la lectura (1996), Teatro infantil y dramatización escolar (1997), Literatura infantil y su didáctica (1999), Presente y futuro de la literatura infantil (2000), La literatura infantil en el siglo XXI (2001).

Como vemos por los títulos, los trabajos coordinados por Jaime García Padrino y Pedro Cerrillo han conseguido tratar los aspectos fundamentales de esta materia y han reunido a los principales investigadores de las universidades españolas: Antonio Mendoza, Mª Victoria Sotomayor, Veljka Ruzicka, Ana Pelegrín, Gemma Lluch, Dolores González Gil, Pascuala Morote, Juan Cervera, Cristina Pons, Teresa Colomer, Amando López Valero, Luís Sánchez Corral, Ramón F. Llorens, Antonio Mula, Eloy Martos, etc. Estudiosos como Antonio Rodríguez Almodóvar, Arturo Medina, etc. Escritores como Fernando Alonso, Laura Gallego, José María Merino, etc. O editores como Antonio Ventura, Maria José Gómez Navarro, José Luís Cortés, etc.

El 23 de abril de 2000, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, en colaboración con el CEPLI (Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil) ponía en marcha el primer título de la Colección Arcadia, dedicada a la publicación de investigaciones del ámbito universitario sobre la lectura y la literatura infantil y juvenil. Los títulos de Arcadia, aunque dedican su atención a diferentes temas del área, comparten una característica: el hecho de proponer un estudio teórico, un análisis de aspectos textuales acompañado de aplicaciones prácticas y un estado de la cuestión actualizado. Estas cuestiones los convierten en manuales imprescindibles en las aulas donde se trabaja la literatura y la lectura que piensa en los niños y los adolescentes.

En el primer título, Adivinanzas populares españolas. Estudio y antología (2000), Pedro Cerrillo ofrece una selección y una clasificación de las adivinanzas populares. La recopilación se precede de un estudio sobre el género desde la vinculación con el universo infantil hasta el estudio de la estructura o el ritmo más habitual. El estudio se inicia con un recorrido sobre la tradición adivinancística española y europea, completado con la definición del género, las características sobre la forma, el tipo de rima más habitual, la estructura y las diferencias entre las adivinanzas populares y cultas, concluye con una propuesta de clasificación tomando como punto de partida la temática. La segunda parte del libro es una antología de adivinanzas populares ordenadas a partir de la clasificación propuesta con anterioridad. La obra finaliza con un índice que facilita el acceso a cada una de las composiciones elegida.

En Cancionero musical de Castilla-La Mancha. 298 propuestas para la enseñanza y práctica de Música en Educación Infantil y Primaria (2001), Fernando Cabañas Alamán recoge cantos populares que acompaña con diferentes propuestas didácticas para utilizarse en el aula.

Antonio Mendoza Fillola aborda el estudio de un componente fundamental: el intertexto lector, a través del cual se activa la participación del lector para una correcta interpretación del discurso literario en El intertexto lector. El espacio de encuentro de las aportaciones del texto con las del lector (2001). Mendoza analiza cómo se promueven los reconocimientos y las asociaciones entre distintos elementos discursivos, textuales, formales, temáticos, culturales, etc. Una propuesta para el estudio de las relaciones entre los textos que se establece en toda la literatura infantil y juvenil actual y cuyo estudio se hace cada vez más necesario para establecer los conocimientos que debe de tener un lector para hacer una interpretación correcta del texto.

José Ignacio Albentosa Hernández y Jesús Moya Guijarro son los autores de Narración infantil y discurso. Estudio lingüístico de cuentos en castellano e inglés (2001). Desde la metodología del análisis del discurso, los autores profundizan en las propiedades del cuento oral, su estructura, el tópico y el tipo de progresión temática y las diferentes formas de organización discursiva. Estos son los elementos que se analizan en un corpus de cuentos españoles e ingleses para, posteriormente, contrastar los resultados obtenidos.

Jaime García Padrino reúne diferentes artículos que aúnan la historia y la crítica de la literatura infantil en España en Así pasaron muchos años… (En torno a la Literatura Infantil Española) (2001). Entre otras cuestiones, Padrino repasa la obra del padre Coloma y el género del cuento infantil de origen folklórico, tan importantes en la literatura del XIX; las ilustraciones de Bartolozzi, sin olvidar su paso por la revista “Pinocho” (1925-1931); un repaso al trabajo de Elena Fortún, creadora de personajes claves de la literatura como Celia; la obra traducida al inglés de Antoniorrobles; la presencia de la poesía en las revistas publicadas entre 1943 y 1956; un repaso a la obra publicada por Ana María Matute para niños y que en 1983 mereció el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil con Sólo un pie descalzo. Tampoco olvida analizar el diálogo en la narrativa o aportar nuevos materiales a la polémica sobre la existencia de la literatura juvenil.

Libros, Lectores y mediadores es un libro conjunto editado por Pedro C. Cerrillo, Elisa Larrañaga y Santiago Yubero (2002). De la obra destacaríamos el capítulo dedicado a la animación lectora, a la formación de los hábitos lectores como proceso de aprendizaje y el capítulo dedicado a los mediadores. En este apartado se define esta figura esencial de la comunicación literaria como “el puente o enlace entre los libros y esos primeros lectores que propicia y facilita el diálogo entre ambos” (pág. 29) y se propone que la formación de un mediador debe aunar conocimientos sobre la literatura pero también sobre los lectores y sobre las características de los libros infantiles, un equilibrio que se conseguirá a través de una inmersión en disciplinas como la psicología y la sociología y la experiencia como lector. El libro se completa con una selección de lecturas por edades, argumentando el tipo de estructura narrativa o de género más aconsejable en cada edad.

Gemma Lluch es la responsable de Análisis de narrativas infantiles y juveniles (2003) donde propone un modelo ecléctico desde el análisis del discurso para entender cómo funcionan las narraciones dirigidas a niños y adolescentes. Aunque parte de los mismos métodos aplicados a otras literaturas, refuerza aquellos aspectos que ahondan en las particularidades de la infantil. Mientras la primera parte del libro describe este modelo, la segunda lo aplica a diferentes narraciones. Se ha elegido una amplia gama de relatos que funcionan como patrón de los relatos orales, de los literarios, los televisivos y los cinematográficos. Se analiza la obra de Fernando Alonso, las películas de Walt Disney, las narraciones clásicas de Jules Verne, Heinrich Hoffman o Roald Dahl; los relatos comerciales de R.L. Stine, la manera de contar historias en el cine de Star Wars o el funcionamiento de mitos como el de La Cenicienta desde la tradición oral hasta caer en las manos de Disney. La autora defiende que todos estos relatos tienen en común una forma de narrar literaria o comercial, escrita o audiovisual, antigua o actual, local o global que es representativa de una manera de contar historias que entretiene, educa y ayuda a crear una competencia literaria y narrativa.

Intertextos: aspectos sobre la recepción del discurso artístico (2003) es el libro colectivo editado por Antonio Mendoza Fillola y Pedro C. Cerrillo Torremocha. En la primera parte “La diversidad de intertextos” autores como J. Díaz, C. Echazerreta o G. Pujals, además de los editores del volumen, comentan diferentes tipos de relaciones intertextuales en narraciones, ilustraciones, lírica infantil o cine. Los trabajos se preceden de un capítulo introductorio donde Mendoza desarrolla el concepto de intertexto y de la lectura como recepción de una correlación de textos a los que hay que dotar de significado. La segunda parte recoge estudios relacionados con la formación del lector y el desarrollo de la competencia lectora con propuestas para desarrollar la lectura desde el centro escolar, adquirir una competencia literaria desde infantil y primaria o el establecimiento de unas pautas para la recomendación de libros para niños en formación de maestros.

Jaime García Padrino va completando su historia de la literatura infantil y juvenil con Formas y colores: la ilustración infantil en España (2004). Los dos primeros capítulos hablan de la ilustración y de la necesidad de elaborar una historia que recoja este paratexto esencial. Los capítulos siguientes describen, de manera detallada y minuciosa, la evolución de la ilustración en los libros infantiles desde el último tercio del siglo XIX hasta la actualidad. El volumen se completa con un índice onomástico. Destacamos la magnífica reproducción de algunos de los libros comentados y la selección detallada y significativa que aporta una información básica en un estudio historiográfico imprescindible.

Leer en la escuela durante el franquismo (2004) de Carlos Sánchez-Redondo Morcillo es una nueva aportación a la historia de la enseñanza. El autor analiza los libros de lectura utilizados en la primaria desde 1936 hasta la década de los 60: “Los materiales con que se hacían pueden indicarnos su durabilidad y posible intensidad de usos, bajos costes o altos y, por tanto, posibilidad de que las gentes humildes pudieran comprarlos. Las técnicas de impresión pueden indicarnos las concepciones psicopedagógicas sobre legibilidad y lecturabilidad. Su contenido puede indicarnos qué se enseñaba en la escuela, mediante qué actividades y, por tanto, los métodos predominantes: pero también indicarnos aspectos menos “visibles” (el llamado “currículum oculto”), como qué valores, ideas, creencias, ideologías, normas de conducta, roles sociales, etc., se inculcaban. Pueden indicarnos qué editoriales existían y predominaban; los autores. Y tantos otros aspectos.” (pág. 16).

El estudio se divide en cuatro partes, en la primera analiza las ideas pedagógicas predominantes en los cuatro períodos del franquismo: período de guerra y posguerra, los años cincuenta y los sesenta. Destaca cómo el período se inicia con la depuración del personal docente, la retirada de libros, revistas, folletos, grabados e impresos publicados que contuvieran ideas contrarias respecto al ejército, la Patria, la Religión Católica y a la Cruzada. También se desmanteló el sistema republicano suprimiendo el laicismo, la coeducación, la enseñanza de las lenguas nacionales. Se estableció un nuevo plan de estudios “basado en la formación tradicional y espiritual, clásica y humanística, católica y patriótica, que revalorice lo español y extirpe el pesimismo antihispánico y extranjerizante” (pág. 26) y se estableció una rígida censura de los libros de texto. En la segunda parte, se analiza las leyes que regulaban la educación para controlar el contenido de los libros. Todo lo publicado se debía ajustar a los “Cuestionarios Nacionales” unos listados de temas obligatorios para la escuela pública. El de 1953 fue el primero. El control fue muy fuerte y se encargaron comisiones para que lo realizaran, más tarde se establecieron listas oficiales de libros autorizados, condición sin la cual ningún libro podía ser editado ni utilizado, estableciendo sanciones a los maestros y colegios que actuaran en contra de ello. La segunda y tercera parte analiza las cartillas de iniciación a la lectura de los años de posguerra (1932-1949) y los libros de lectura de los últimos cursos de primaria de los años sesenta.

Santiago Yubero, Elisa Larragaña y Pedro C. Cerrillo coordinan diferentes trabajos que recogen en el volumen Valores y lectura. Estudios multidisciplinares (2004). Merece destacarse el capítulo dedicado al análisis de la imagen social del lector en el mundo actual, a partir de una muestra de 1.001 alumnos universitarios procedentes de cinco universidades y ocho titulaciones y el que analiza los hábitos lectores en jóvenes universitarios que concluye con una cita bien significativa: “la lectura es una actividad bien valorada aunque no se practique” (pág. 34). El capítulo que se centra en el análisis de los libros de textos, recuerda la importancia de estudiar los valores de los textos literarios que estos libros incluyen y que se transforman en una encrucijada textual donde el lector construye también su imaginario y su escala de valores desde la selección realizada no por él como lector sino por el autor del manual. En el capítulo “La transmisión y recepción de valores desde la lectura” se parte de la base que la lectura cumple un papel de transmisor de valores pero a la hora de transmitirlos es el propio sujeto el que percibe el contenido de acuerdo con su propia cultura subjetiva. El estudio se realiza a partir de diferentes fragmentos de la obra de Roald Dahl y se trabajan los valores familiares, los sociales o el valor que se otorga a la televisión.

Gemma Lluch

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *