Antonio Rubio
Ilustraciones de Isidro Ferrer
Kalandraka, Col. Libros para soñar
Pontevedra, 2002
CURIOSA VERSIÓN DE UNA EXTRAÑA JOYA
Dentro de su último bloque de novedades, la editorial Kalandraka nos presenta el álbum titulado La mierlita, con texto de Antonio Rubio e ilustraciones de Isidro Ferrer, basado en un cuento popular recogido en la provincia de Cáceres.
La mierlita, a pesar de su eco cacofónico, no es sino el diminutivo femenino del mirlo, matices éstos que se pierden en parte en la versión catalana (La merla), y del todo en la vasca (Zozoa).
Se trata, digámoslo ya, de un cuento popular de animales y, más en concreto, de una versión abreviada del que, dentro del subgrupo temático de “Andanzas y desventuras de la zorra”, documenta Rodríguez Almodóvar con el título de “La urraca, la zorra y el alcaraván” (Cuentos al amor de la lumbre, número 110). Como quiera que los cuentos de animales son uno de los grupos más pequeños y desconocidos del acervo popular, y como además están prácticamente ausentes en las colecciones europeas de mayor divulgación, el lector poco avisado tiende a confundirlos con el género fabulístico. Sin embargo, y a pesar de tratarse de dos corrientes que nos llegan de muy antiguo, de manera muy simplificada podría decirse que lo que los distingue es la ausencia/presencia de mensaje moral inmediato. Naturalmente, el sedimento depositado por las últimas oleadas de corrección política podría hacernos llevar las manos a la cabeza ante la indefensión de una hembra voladora que va sacrificando una por una a sus crías en pro de un discutible “bien común”, y bajo la presión de una zorra superior en la cadena alimentaria. Nada más lejos: un simple análisis formal nos muestra que esas crías no son sino “objetos” interpuestos que de manera recurrente van demorando el deseo del antagonista de zamparse al protagonista. De hecho, no hay reparación; la zorra no es finalmente castigada por haber engullido cuatro de las cinco crías de la mierlita, sino que resulta burlada por el personaje interpuesto del alcaraván, mediante otro recurso procedente del cruce del cuento con la fábula: hacerle hablar para que al abrir la boca suelte a su presa.
En lo que se refiere a los elementos expresivos de La mierlita, hay que destacar la fórmula encadenada que utiliza la zorra para presionar a la mierlita, y muy en especial la inserción en ella de la locución supuestamente onomatopéyica (o quizá resultado de la corrupción del vocablo original) del “jápele-jópele”, en virtud de la conocida estructura abierta de los cuentos tradicionales (en la versión de R. Almodóvar, la zorra amenaza con cortar el tronco del árbol con su cola), que merece ser reproducida: “Si no me echas otro mierlito, / iré a la madriguera a por el jápele-jópele / y te cortaré el roble. / Y si te corto el roble, / se rompen las ramas; / y si se rompen las ramas, / se rompe el nido / y te quedas sin mierlitos.”
Las ilustraciones de esta edición están compuestas por dibujos de trazo grueso y cierta inspiración cubista, combinados con collages de papel. El conjunto se completa con una gran variedad tipográfica de tamaños, colores y disposición del texto.