Antonio Álamo
Ilustraciones de Chema García
Anaya Infantil y Juvenil, 2021
Premio SGAE de Teatro Infantil 2020
Esta divertidísima obra trata con gran originalidad un tema eterno: la búsqueda de uno mismo. La protagonista, una caca que ha sido abandonada en la calle y que se aburre muchísimo, se despega del suelo y sale volando para iniciar un viaje en el que descubrirá que el cambio es la única forma de estar en el mundo.
El autor, que confiesa no haber escrito antes una obra dramática para público infantil, utiliza frases cortas para contar esta aventura. Perfectas para que puedan entenderlas hasta los más pequeños. Incluso cuando un personaje habla solo (cosa que en teatro se llama monólogo) lo hace encadenando frases sencillas y repeticiones que ayudan a saber en todo momento lo que está sucediendo.
La obra se divide en quince escenas a través de las cuales conocemos la historia de La caca. Cada una de estas escenas está repleta de personajes. Hay tantos que necesitaríamos a muchísimos actores y actrices para representarlos a todos ¡o que cada uno interpretara a varios personajes! Algunos son personas, como El alcalde, La niña, que va disfrazada de india apache, La mamá, El papá, El señor bigotes y unos ladrones, Gómez y Pérez; pero también hay animales como Unos pájaros, Moscas, una Estrella de mar y Las medusas, entre otros. Uno de los personajes más extraños y graciosos es Roto, el animal de compañía de la familia compuesta por La niña, La mamá y El papá. El autor nos lo describe así en una de las acotaciones:
Roto, el perrogato, ladra al cielo. Bueno, no exactamente: a veces ladra y a veces maúlla. No, tampoco. La verdad es que Roto a veces laúlla y a veces maudra. Como decíamos, para ser un perro es un poco raro; para ser un gato también. Pero, siendo un perrogato, es completamente normal. A veces se rasca como un perro y a veces se estira como un gato. Tiene ojos rasgados (en eso es un gato), pelo lanoso (en eso es un perro), orejas picudas (en eso un gato) y una lengua muy larga (en eso es un perro). Es muy independiente (como un gato), pero si le tiras una pelota de goma corre a buscarla (como un perro).
Antonio Álamo, dramaturgo de la obra, utiliza un lenguaje coloquial, que significa que los personajes hablan como lo harías en una conversación con tu madre o tu hermano; mezclado con un lenguaje más poético, que quiere decir que a veces utiliza comparaciones y mucha imaginación para decir las cosas sencillas de una forma muy bonita.
Cuando vuelve la luz, La niña, La mamá y Roto ven al lado del enchufe una especie de mineral con forma de serpiente enroscada. Tiene un color plateado y es brillante. Parece un trozo de luna.
A veces, los personajes dicen cosas muy divertidas que no se entienden del todo la primera vez que las lees. Esta información que se esconde en las palabras se llama subtexto. Hay que leer con calma y paciencia para comprender todo lo que el autor nos quiere contar. Como eso de que El alcalde quiere que La caca se quede en la ciudad para que se llenen los hoteles, las tiendas y los bares o eso otro de que los reyes adornan mucho. Ser un poco más grande ayuda a entender mejor el subtexto, pero si aún eres pequeño no te preocupes; lo que no entiendas, puedes imaginártelo.
En esta aventura la duda y la curiosidad son muy importantes. La caca no comprende muchas cosas. ¡Ni siquiera sabe lo que es! Pero tiene muchas ganas de saberlo y por eso se lo pregunta a sí misma y a los demás:
Estrella de mar.- ¡Ya sé! ¡Ya sé!
La caca.- ¿Qué sabes?
Estrella de mar.- ¡Ya sé quién eres! ¡Ya sé quién eres!
La caca.- Ah, ¿sí? ¿Quién soy?
Estrella de mar.- Eres… Eres…
La caca.- ¡Dímelo! ¡Necesito saber quién soy!
Estrella de mar.- Eres… Eres… ¡Eres una medusa!
La caca.- ¿Una medusa? ¡Qué bien! ¡Soy una medusa! ¡Ya sé quién soy! ¡Una medusa!
La caca nunca se da por vencida y trata de superar las dificultades de la mejor manera posible. Eso la lleva a transformarse y a cambiar. No todos los cambios dependen de ella misma. Unas veces hace lo que más le apetece, otras tiene que conformarse con lo que le ocurre y en algunas ocasiones hacer lo que quiere produce el efecto contrario a lo que esperaba, como un momento en el que quiere meterse por un enchufe y… ya te puedes imaginar lo que le pasa… ¿O no? Si quieres averiguarlo, tendrás que leer la obra.
Para la representación, Álamo propone dos reglas:
Regla número 1: Haz lo que te dé la gana.
Regla número 2: No olvides la primera regla.
La increíble historia de la caca mutante es una obra optimista, directa, sincera, curiosa, atrevida y bastante escatológica; llena de personajes interesantes, escenas muy entretenidas repletas de ritmo y un lenguaje cuidado y comprensible. Con un tema clásico y eterno, querer saber quiénes somos, y el trasfondo de que, en la vida, todo está en constante cambio. Aceptarlo y seguir adelante es lo único que podemos hacer para continuar escribiendo nuestra propia historia.