La famosa invasión de los osos en Sicilia


Dino Buzzati
Traducción de Juan Antonio Méndez
Gallo Nero, 2019

“En las antiguas montañas de Sicilia, en el principio de los tiempos, dos cazadores capturaron al osezno Tonio, Hijo de Leoncio, rey de los osos. Pero eso pasó unos años antes de que empiece nuestra historia”.

Si Dino Buzzati, el autor de esta historia, quiso escribir una fábula o simplemente un cuento infantil, no lo sabemos, pero lo cierto es que tiene todos los elementos de lo primero, y se ha convertido en todo un clásico de la LIJ, y también en una película de animación que se proyectó en el Festival de Cine de Sevilla el pasado mes de septiembre. Y si el diccionario de la RAE define fábula como “relato de ficción con una voluntad didáctica”, pero también como una “leyenda que narra las acciones de los dioses”, cualquiera de las dos nos servirían para clasificar esta magnífica, curiosa, simpática y original obra.

En una época remota, en una Sicilia de leyenda, donde los osos viven en paz en las montañas, los humanos van a lo suyo, es decir, a incordiar, y para incordiar aún más raptan al hijo del rey de los osos. Como no podía ser de otro modo, los osos deciden invadir los terrenos más allá de sus montañas, a pesar de todos los obstáculos que les salen al paso: el ejército del Gran Duque (el malo malísimo), los jabalíes de Molfetta, o el ataque por sorpresa del gato Mico (de él dice el autor que es un “monstruo legendario y ferocísimo del que consideramos aconsejable no hablar mucho”).

Tras superar tan duras pruebas, los osos se hacen con el control de la capital, y encuentran al príncipe que daban por muerto. Sin embargo la calma no les dura mucho, pues una vez convertidos en dueños y señores de la isla, los osos copian el modo de vida de los humanos, abandonando su naturaleza: comienzan a proliferar la corrupción, las casas de juego, las fiestas, el despilfarro…

Es esta una obra digna de ser leída varias veces. De hecho, el título del prólogo (“Una fábula que conviene leer más de una vez”) así lo indica, para, quizá, extraer una moraleja, o simplemente pasar una rato de agradable lectura. Lectura que se convierte en juego:

“¡Anda que no había cosas que empezaban con T! ¿Tabla de la Apulia? ¿Tiro al blanco? ¿Teatro? ¿Trópico? ¿Tribunal? ¿Tablón? Bueno, era inútil empeñarse. ¿O a lo mejor lo que Teófilo quiso decir es que Tonio estaba “terminando algo? ¿Terminando con sus problemas, por ejemplo?”.

Lectura para sonreír:

“En todos los castillos antiguos, vosotros lo sabéis perfectamente, normalmente vive un fantasma, como máximo dos o tres. En el castillo de la Roca del Diablo, los fantasmas se contaban por centenares, si es que no por millares, escondidos durante el día hasta en los huecos de las cerraduras”.

“Con el correo de la mañana llegó al rey Leoncio la siguiente nota, que transcribimos textualmente, con sus faltas de gramática y todo (porque el oso Jazmín, en el colegio, siempre había sido bastante burro).

Lectura que provoca nostalgia:

“Muchas veces su mirada, a través de los ventanales del palacio, se dirige tristemente a las lejanas montañas que se alzan más allá de las altas torres de la ciudad. ¿Acaso no eran mejores – se pregunta en secreto – los tiempos que había pasado allí arriba, en la solemne soledad de las cumbres?”.

Encantadora obra, originalísima desde luego, inclasificable, que muchos estudiosos consideran una pieza única, excéntrica y difícilmente encuadrable en los cánones establecidos, lo que significa, a mi entender, una obra maravillosa que se puede leer a cualquier edad para extraer de ella lo que convenga a cada cuál.

Una preciosa edición de Gallo Nero que cuenta con un interesante epílogo escrito por la autora Francesca Lazzarato, además de un pequeño prólogo, un índice de personajes, escenarios e ilustraciones del mismo autor. En definitiva, una lectura deliciosa que no os podéis perder.

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