Ana Alonso y Javier Pelegrín
Ilustraciones de Jordi Vila Delclòs
Madrid: Oxford, 2012
A Jana y Mario les gustaría pasar las vacaciones en la playa, pero este año los problemas de dinero les obligan a viajar a un destino más modesto: la casa de la abuela en un pueblecito de montaña, Rioclaro. Allí no hay demasiados entretenimientos, y mucho menos cuando afuera hace un tiempo desapacible. Así que la abuela presta a sus nietos su vieja casa de muñecas, un juguete realizado artesanalmente con todo detalle (los libros de la estantería son miniaturas que con una lupa podrían ser leídos), pero sin muñecas dentro. Una noche, Jana escucha las campanadas de un reloj, y descubre con asombro que proviene de la casa de muñecas, y aún peor, el reloj de juguete está vacío por dentro… Después, más fenómenos extraños se suceden y los hermanos concluyen que la casa está encantada, así que deciden ponerse en contacto con los fantasmas que la habitan: “Soy Lucille. Quiero volver”, es el mensaje que reciben en un pequeño papel.
Así comienza la historia de La casa de muñecas, una novela infantil de fantasmas, juguetes que cobran vida, y viajes a mundos fantásticos. En el texto podemos apreciar referencias a otros libros, sobre todo a Otra vuelta de tuerca, y a El valiente soldadito de plomo, y a películas de animación como Toy Story. Los autores han sabido crear un ambiente de misterio inquietante y sugerente a través de un elemento aparentemente amable y nostálgico, una antigua casa de muñecas guardada en el desván de la casa de la abuela. Dosificando la intriga, nos meten poco a poco en la historia para llevarnos a un mundo de fantasía, el País de las Muñecas, que no es todo lo idílico que podríamos pensar. Las descripciones de este mundo paralelo resultan sugerentes, y ayudan a crear esa sensación de desolación que recorre las páginas en la segunda mitad del libro. Por su parte, las ilustraciones en blanco y negro de Jordi Vila contribuyen a la ambientación de este relato con un estilo sombrío, lleno de paisajes decimonónicos y muñecas dulcemente inquietantes, propio de un buen libro de fantasmas.
Me he leído este libro y lo encuentro bastante interesante.
Me he leído este libro y es realmente interesante. Es de estos libros que una vez que empiezas a leer ya no puedes parar. Les adelanto para aquellos que todavía no se lo han leído y a los que no les hace mucha gracia las muñecas de porcelana, que da un poco de miedo, je, je.