Alexander Steffensmeier
Traducción de Moka Seco Reeg
Madrid: Anaya, 2010
Es definitivo: soy fan de la vaca Josefina. Ya me cautivó con Josefina al acecho, donde no dejaba en paz al pobre cartero hasta que se convertía en su ayudante. En esta nueva aventura, Josefina en la nieve, esta vaca tan simpática (ya toda una experta cartera) se ve de repente sorprendida («mecachis…») por una gran nevada que ha cubierto todo de un espeso manto blanco. Josefina está completamente confundida: no sabe cómo llegar a casa y lo que es peor, debe llegar antes de la cena porque… ¡es Nochebuena!
Pero no se amilana así como así, tiene una misión que cumplir: de ella depende que los paquetes para la granja lleguen a tiempo. Ahora, eso sí, no va a ser nada fácil, lo que cada día es un agradable paseo, hoy, debido a la nieve, se convierte en un camino oscuro, resbaladizo, incluso monstruoso.
Los cuentos de Josefina despiertan una amplia sonrisa incluso en los mayores y sin embargo no son solo historias divertidas, su aspecto más atractivo son probablemente las coloridas ilustraciones que están repletas de pequeños detalles esparcidos por todas las esquinas de la página: no hay rincón que no contenga una historia paralela, un personaje (a veces minúsculo) que parece tener vida propia dentro del universo de la vaca cartera más simpática de la literatura infantil.
Leer a Josefina es como buscar el tesoro oculto en un mapa: hay que descubrir qué más cosas están sucediendo en medio de sus aventuras (como esos personajillos traviesos, gatos o ratones, aparentemente invisibles de las historias de Mortadelo y Filemón que sin robar el protagonismo llegan a ser indispensables en sus viñetas). Las ilustraciones de Alexander Steffensmeier son pues como viñetas gigantes que ocupan y llenan toda la página.
Es fascinante que todavía haya creadores capaces de aportar algo nuevo, fresco y tan divertido al ya de por sí variado catálogo de la literatura infantil actual. Este joven ilustrador ha dado vida a un simpático personaje mediante unos dibujos tan llenos de dinamismo que parece que en lugar de leer estamos viendo un pequeño corto de animación, con un estilo realista y un trazo sencillo, con mucho colorido y bastante desenfado.
Es, en definitiva, un libro muy completo en el que se pueden disfrutar unas ilustraciones de una calidad excelente, una historia muy entretenida y un personaje tremendamente gracioso, un libro que además contiene varias historias paralelas y que hará pasar un buen rato a todos los lectores, grandes y pequeños.
Las vacas siempre me han gustado. Y las ovejas también. Me vuelven loca. Cuando yo era pequeña teníamos en casa un corral de cabras y mi abuela me dejaba que ordeñase a la Mocheta. Quizás por eso me enamoró la vaca Florentina, que es así como se llama en catalán. Las ilustraciones están llenas de detalles y son muy ingeniosas. A mi hijo de 4 años le encantan. Es difícil para él seguir el hilo argumental de la historia, pero le gusta jugar al busca-busca. En definitiva es una historia divertida, trepidante, muy visual y con mucho sentido del humor. Me gustó especialmente el libro en el cual Florentina quiere salir de viaje, y descubre al final que lo que menos valoramos lo tenemos muchas veces sin necesidad de alejarnos de casa. Un saludo.
Maravillosas las historias de Josefina. A mi hija le encantan y a su madre más.
Como bien dice Beatriz Bejarano despierta sonrisas hasta en los más mayores y como ella estoy completamente de acuerdo en el valor de sus ilustraciones.
Con las historias de Josefina podemos trabajar con nuestros alumnos tanto la alfabetización visual como los valores. La vaca Josefina es una empedernida luchadora que no se rinde ante la adversidad, su capacidad de superación es total. Las ilustraciones son auténticas historias que hablan por sí solas.
¡Bravo por Alexander Steffensmeier!