Entrevista a Wouter van Reek

Pinzón y TungstenoTras la huella de Pinzón y Tungsteno
Por Andrea Troncoso
(Entrevista publicada por cortesía de www.recrealibros.cl)

Recrea Libros, editorial chilena de libros infantiles, viajó a Holanda, a la ciudad de Rotterdam, para encontrarse con quien inventó a este dulce e inquieto personaje, Pinzón y su perro Tungsteno.

Pinzón y su perro Tungsteno

Wouter van Reek tiene 6 libros publicados: Pinzón y el invento, Pinzón y la tormenta, ambos traducidos al castellano, Pinzón y el mirador, Pinzón y la noche de panqueques, Pinzón y el hoyo más profundo y Pinzón y Mondrian.

La entrevista con Wouter van Reek fue una conversación que fluyó todo el tiempo; se dio de manera relajada y profunda. Estuvimos casi tres horas con él, en su estudio, una luminosa sala con una mesa inmensa al medio.

Wouter, cuéntamos el origen de Pinzón y Tungsteno, su historia con las animaciones y la televisión.

Si, yo soy diseñador y animador, eso es a lo que más me he dedicado. A comienzos de los 2000 había una canal de televisión aquí en Holanda muy vanguardista, que apostaba por la creatividad por sobre todo; abrieron un espacio donde llamaron a artistas a experimentar con nuevos formatos, soportes, y guiones. Fue una excelente plataforma para esos tiempos. Yo les presenté mi idea de este pájaro y su perro, que viven en una casita y que siempre están resolviendo desafíos y aventuras. Les gustó, y dijeron: “Ok, dale con lo que quieras. Aquí tienes la plata”. ¿No es maravilloso? Ese canal ya no existe… Yo trabajé con ellos entre 2002 y 2006, hice 32 animaciones sobre estos personajes. Un día me escribe una editora, y me pregunta si quiero hacer libros infantiles.

(Nota de Recrea Libros: Las animaciones están en el sitio www.keepvogel.nl Los personajes hablan en holandés pero vale la pena mirarlas, porque con la gráfica y la expresividad se dan a entender por si mismos).

¿Cómo es el proceso de pasar de una animación a un libro infantil?

Yo hice personalmente todo en las animaciones: los dibujos, los guiones, las voces, la edición, y la animación. Un día esta editora me envía un email, muy corto: “¿Te gustaría hacer libros infantiles?”. A mí me gustó la idea. Nos reunimos, y yo presentía que el espacio televisivo no sería muy duradero y que podría ser una buena opción la de contar historias con libros. Pero yo sabía que las editoriales no están interesadas en producir nuevos libros si no se pueden convertir en “series” y mi editora me lo confirmó pues me dijo que mis personajes y sus animaciones ella los veía como una serie. Y entonces mi desafío personal fue no “traducir” una animación a un libro, sino hacerle cambios, para que el libro tuviera valor por su propia existencia. Tampoco tenía necesidad de traducir las 32 animaciones a libros, sino podía elegir y también se me planteó que era bienvenido a crear nuevas historias. Es decir, tuve mucha libertad. También conté con el ojo y las ideas de mi pareja, ella es escritora y comentábamos las historias, me daba sus opiniones.

Y me dí cuenta que en general es al revés: de un libro se va a una animación o a una película. Y aquí estaba yo reflexionando, porque en un libro hay más espacio para la contemplación. Puedes leer algo, contemplarlo, detenerte, pensar sobre eso, y luego volver a leerlo. En una animación esto no sucede, todo es en el momento, en segundos, sucede y se va. Una historia y un hecho suceden y llega otro inmediatamente. Si esto es de alguna manera transcrito a un libro, se vuelve aburrido. Pierdes, porque son medios distintos. Por esto es que pensé en los sellos que hay en los libros. Y es también porque tienen distintos tamaños, para crear un ritmo.

Wouter van Reek

Ahh, tus sellos, estampas chinas… o que parecen chinas pero son unas especies de ventanas que tienen tus historias. ¿Por qué?

Cuando lees un libro, tienes más tiempo, ¿verdad? Tiempo para pensar sobre lo que estás leyendo, escribir comentarios, o crear tus propias fantasías, porque los niños y niñas no están acostumbrados a leer textos de manera directa, o unidireccional y sí están acostumbrados a los dibujos, a las imágenes, que las pueden leer de manera distinta. Y las estampas que yo hago en mis libros son un espacio intermedio entre un texto y un dibujo, un poco abstracto. Al mirar las estampas tienes la sensación, en el caso de El invento, que él quiere crear un nuevo invento, que quiere inventar lo más grande del mundo. Esta es la historia principal, pero las estampas son historias que van al lado. En animación tú no puedes hacer esto, por esto decidí aprovechar el espacio-tiempo-ritmo que me dan los libros. Es agregar capas, y creo que esto hace al libro más interesante, le incorpora nuevas dimensiones. La segunda vez que lo lees, ves algo nuevo. Cuando eres niños lees los libros una y otra vez. Algunos libros no permiten eso pero otros sí. A mí me gusta mucho eso. Cuando era niño había libros que me repetía y me repetía y me repetía.

Creo que cuando uno relee un libro, una y otra vez, la historia se vuelve cada vez más tuya, la relación con el libro se vuelve más estrecha, se vuelve más tuyo el libro. Y siempre vuelves a encontrar algo nuevo o vuelves a pensar en algo nuevo.

Y con mis libros y sus estampas esto sucede, y a la décima vez que lo lees, ¡vuelves a encontrar algo nuevo!

Esa sensación de misterio y necesidad de exploración fue la que te llevó a realizar tus sofisticados cálculos a los 8 años…, ¿cómo es que se te ocurre calcular la distancia de la tierra a Júpiter?

Ah, sí, comencé a calcular esa distancia porque tenía un libro enciclopedia que no me gustaba mucho, porque era como todo lo hecho para niños, haciendo las cosas demasiado fáciles. Y yo quería saber más. Llegaba hasta el año cero, pero yo quería saber qué había pasado un millón de años antes del año cero. Al final del libro había dos páginas sobre el Sol y los planetas, y sus radios y el sistema solar. Yo pensé que podría hacer ese cálculo, de la distancia entre la Tierra y Júpiter, ¡pero el dibujo estaba totalmente fuera de escala! Yo calculé 4,3 millones de kilómetros, cuando en realidad son 777 millones de kilómetros, ¡ja, ja! Mis cálculos estaban totalmente errados. Pero fue un buen ejercicio porque yo recién había aprendido a sumar y restar en el colegio. Y cada vez que aprendía algo me gustaba usarlo inmediatamente… En primer grado tenía un libro sobre números, del 1 al 24. Yo estaba muy frustrado y le cambie el título, “De 1 a un millón”, porque me gustaba mucho hacer grandes cálculos. ¡Y me castigaron por eso!

Estudiaste Arte a la escuela Rietveld, una muy prestigiosa escuela de arte en Holanda. Al comienzo no te gustó. Te cambiaste a estudiar en Matemáticas y te pareció muy complejo, y te saliste, para volver a Rietveld. Cuéntanos sobre esos tiempos.

Si, fue difícil entrar ahí, pero yo postulé y fueron amables de dejarme entrar. Al comienzo me sentí como en un kindergarten, extrañaba un desafío intelectual. En ese tiempo no eran muy intelectuales y eran más prácticos, haciendo cosas todo el tiempo, un poco orgullosos de no leer libros, pero yo no quería eso, quería teoría, ideas y desafíos mentales también. Entonces me sentía frustrado. También hubo otro factor, que desde pequeño mis adultos nunca me estimularon, no me trataban como a alguien inteligente. Entonces en Rietveld todos me decían “Oh, ¡qué talentoso eres!”, pero yo pensaba para mis adentros: “Eso no puede ser, me están mintiendo”. No lo hacía conscientemente, ahora me doy cuenta, era algo muy en mi subconsciente. No lo entendía, así que me fui a buscar otro camino. Me gustaban las matemáticas y física, y me fui a estudiar eso, pero… fue mucho. Las matemáticas y física sí me gustaban, pero era demasiado abstracto y vivía dibujando, entonces cuando un profesor vio mis dibujos, me dijo: “Si dibujas así, quizá deberías ir a arte”. Así que volví a arte.

Volví a Rietveld pero yo era ya un estudiante diferente, y tenía más claridad sobre lo que quería hacer; se los planteé a mis profesores, y me dejaron. Estuve allí 5 años. Había un departamento de arte audiovisual, y allí aprendí sobre animaciones y a realizarlas. La persona a cargo era una persona con la que podía relacionarme muy bien y con confianza. Con el tiempo supe que esta persona quería tener un departamento experimental pero no se lo permitieron tal cual lo quería, pero decidió llevarlo a cabo igual, bajo el nombre de artes audiovisuales, es decir, pudo permitir esa atmósfera experimental en diseño audiovisual. Finalmente llegó a llamarse “Departamento Experimental”. Es decir, lo logró.

Wouter van Reek

Wouter, tus talleres con niños y niñas, los rollos chinos y la creatividad. ¿Cuándo haces esos talleres y por qué?

Se trata de una organización holandesa que busca conectar a escritores y escritoras con escuelas. Ellos nos llaman y luego hacen la conexión con las escuelas. Es unas 4 veces al año. Es una experiencia muy entretenida, me gusta trabajar con niños y niñas, porque son muy directos. Aún no son tan conscientes de todo, por lo que no se ponen limitaciones respecto a la perfección o a lo que se considera bello o no.

Al principio, son siempre algo tímidos frente a la hoja en blanco. No saben muy bien cómo partir, pero con un pequeño empujón, la cosa rueda sola, y hacen muchos, muchos dibujos. El punto de partida es “Pinzón”. Yo les muestro una de las animaciones o leo un libro; luego les muestro cómo dibujo yo, y después de eso, ellos se lanzan solos a dibujar. Siempre trabajo con 20 o 30 niños. También doy talleres de animación en el festival infantil de animaciones Cine Kid, una vez al año. Aquí los niños y niñas se lanzan con una cámara, crean sus guiones y terminan con la animación hecha.

Wouter van Reek

¿Qué buscas provocar en los niños?

Quiero provocar sorpresa y maravillamiento sobre lo inabarcable que es el mundo, pero también la belleza de lo que tenemos cerca. Que todo es infinitamente imaginable. Que a pesar de que descubrimos cosas, mientras más sabemos…sabemos también qué poco sabemos, ¿verdad?

Bratislava

Ganaste el 2011 el premio Manzana de Oro en la Bienal de Ilustración de Bratislava. ¿Cómo te llegó la noticia y qué significa para ti?

Sí, yo estaba muy sorprendido. Cuando me llamaron y me hablaron un inglés muy difícil de entender, con un fuerte acento desconocido, pensé que estaban equivocados, ¡y corté el teléfono! Me volvieron a llamar, otra persona habló en el teléfono y ahí comprendí que era a mí a quien buscaban y ¡que había ganado este premio! No lo podía creer y menos cuando me dijeron: “Mañana es la premiación, ¿quieres venir?”.

¿Y en qué consiste el premio?

Yo participé porque me invitó a participar la sección holandesa de IBBY. Así es el sistema, te invitan y mandas ilustraciones de un libro. Envié 5 del libro Pinzón tras los pasos de Mirón-Mondrian y gané con ellas. Además del reconocimiento que significa, te dan un premio de 15 mil dólares.

Con respecto de este libro, Pinzón y Mondrian, se trata de la primera vez que incursionas en un libro sobre un artista, uno mundialmente conocido. ¿El museo te llamó y te dio los contenidos?

No, no me dieron los contenidos, pero sí ciertas directrices. El museo en este momento está sacando una serie de libros sobre los artistas que están en su museo, con sus obras. Mondrian es uno de los más importantes y me lo ofrecieron a mí. Gustoso acepté la invitación, sobre todo porque me dieron la libertad de proponerles algo, y que no tuviera la directriz “educativa”. Para eso había otros libros. Me pidieron estimular la curiosidad de los niños y niñas. Fue muy rico el trabajo además porque tuve que interpretar algunos cuadros, no podía usar las fotos de los originales por temas de derechos de autor, pero me basé en los originales, para hacer esas evocaciones, que me gustaron mucho.

También fue algo muy enriquecedor meterse en la vida de Mondrian, ahora siento que lo conozco mucho, que es como un tío muerto que tengo. Nosotros con mi pareja durante un tiempo tuvimos todos los libros sobre Mondrian que habían en todas las bibliotecas. Tocó la coincidencia de que ella estaba escribiendo un cuento sobre Mondrian para niños mayores, así que nos dimos el tiempo de comentar su obra. No hablamos de lo que estábamos haciendo creativamente cada uno de nosotros, pero sí de la persona. Fue interesante que a los dos nos gustaba sobre todo por el último cuadro que puse al final del libro. Y el libro trata de alguna manera sobre cómo esta pintura fue creada.

Algo que nos gusta mucho de tus libros e historias es la sencillez: el campo, la cocina a leña, la vida al aire libre, la lectura, el pensamiento. En este sentido, Pinzón y Tungsteno pueden estar en muchas partes del mundo, también son universales. ¿En qué estás trabajando ahora?

En un libro de robots, es un nuevo personaje, con mucha mecánica y arte. Por ahora Pinzón y Tungsteno están descansando pero ya los retomaré.

Luego nos dirigimos a su gran mesa, dibujó un par de Pinzones para nosotros y compramos todos sus libros. Nos despedimos con un buen apretón de manos, esperando tener todos sus títulos en español muy pronto.

Wouter van Reek

(Entrevista publicada por cortesía de www.recrealibros.cl)

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