Quizá, antes de comenzar a hablar de “Las Tres Edades”, procedería recordar, aunque sea brevemente, tu recorrido como editora hasta llegar al presente
Me parece bien. Tú sabes que yo comencé a dirigir la colección infantil y juvenil de Alfaguara en 1977 y la llevé hasta 1989. El trabajo se resume en cerca de cuatrocientos libros y más de cien álbumes infantiles, además unos treinta álbumes de gran formato.
Al inicio de aquella aventura era impensable ir a un autor español a solicitarle un texto para niños; le hubiera parecido un insulto, algo denigrante, algo así como no tomar en serio su valor como autor. Por ello en Alfaguara nos decantamos en un principio por una política editorial de literatura infantil universal, pero claro, faltaban los autores españoles. Y es que los originales españoles no tenían la calidad literaria de los demás libros que formaban la colección.
Estás hablando de finales de los años 70, es decir, momentos de mucho cambio en la sociedad española…
Efectivamente eran tiempos de cambio, de un cambio verdaderamente formidable, en los que toda la sociedad se autocuestionaba. Era un buen momento en el campo de la literatura infantil y juvenil, pues en este país tenían que cambiar muchas cosas, y así fue, con paciencia de años y con insistencia, hablando con los autores, transmitiéndoles la idea de que escribir textos infantiles no menguaba su talento literario. Que era una práctica habitual en los países anglosajones. Era algo totalmente natural que un autor con fama internacional, reconocido dentro y fuera de su país, escribiera también para niños. Entonces algunos autores empezaron a considerar la posibilidad; yo creo que fue José María Merino el primero que en Alfaguara rompió el fuego con esa trilogía maravillosa sobre América que hoy esta publicada bajo el título Las Crónicas Mestizas. También por entonces lo hizo Juan José Millás con Papel Mojado en Anaya.
Creo, en todo caso, que aquella colección de Alfaguara era un poco el punto de mira tanto por la calidad de los libros como por la cantidad de títulos. Fue un trabajo apasionante que se produjo al mismo tiempo que el auge de la narrativa española y los cambios sociales de este país. A mediados de los años 80 muchos escritores consideraban bueno escribir también para niños. El auge de la narrativa española y el cambio de la sociedad hicieron posible que los escritores ahora pensaran: “bueno, también podemos escribir para niños”. Y además ya lo dijo Andersen: “quien escribe para los niños no escribe para una vida, sino escribe para la eternidad”. Entonces vieron también que con literatura infantil bien hecha se puede ganar mucho dinero, ahí tienes a Roald Dahl y Michael Ende y muchos otros autores. Esto contribuyó al cambio. De todos modos, es lógico que persistieran muchas resistencias: “eso para los niños tan pequeños” o también argumentos de fondo que respeto mucho, como cuando los autores dicen “es muy difícil escribir para un niño y no lo puedo hacer, no me sale, ellos exigen algo que yo de momento no puedo darles”. Esto como antecedente.
Bueno, las Tres Edades, si no me falla la memoria, aparece en otoño del 90.
Exactamente.
Y nace como, yo creo, la primera colección de literatura para todas las edades.
Es cierto.
Entre los cuatro primeros títulos encontramos ya a dos autores españoles tradicionalmente no infantiles, que son Gándara y Martín Gaite. Esto parecería, al menos desde el receptor, que marcara ya unas señas de identidad de la colección. ¿Cómo fue este proceso?
Entonces fue cuando empezamos con “Las Tres Edades” a ofrecer otra panorámica, otro concepto de decir “solamente existe buena literatura y mala literatura” (eso lo había dicho yo siempre). Pero estas fronteras de la edad son muy artificiales en gran parte, no del todo. Y hay textos que son aptos para todo el mundo. Entonces, con esta definición, por supuesto, resultaba un poco más fácil convencer a algún que otro autor: “mira, ahora no se trata de escribir para niños, ahora la tarea es incluso más difícil, escribir para todas las edades”. Y entonces claro, cuando tú sales con una colección nueva en un momento preciso, en el 90 aquí, queríamos empezar con un autor español, esto era un deseo muy fuerte. Entonces dio la casualidad de que, mientras que Jacobo y yo estábamos pensando, montando la colección y todo lo demás y buscando un escritor que pudiera escribir un texto -finalmente Gándara nos ofreció un texto que sigue siendo, a mi modo de ver, un texto formidable-, llega Carmen Martín Gaite con un texto que ella había escrito y del que ella pensaba: “yo no se que hacer con él, dónde cuaja”. Y así, digamos, llegó Caperucita en Manhatan a la editorial por la amistad que tenía Carmen con Jacobo. Y nos vemos con un regalo de verdad caído del cielo. Y entonces pudimos salir muy bien y, efectivamente, tienes razón, salimos con cuatro libros porque estaba también Narradores de la noche.
Entonces claro, eran dos españoles, y además un libro que nunca ha tenido la recepción que a mi modo de ver se merece: Los perros de la Morrigan de Pat O’Shea; y Narradores de la noche, de Rafik Schami.
Bueno avanzamos en el tiempo: hemos hablado de la salida de los cuatro primeros títulos, cuando la colección aparece. Avanzamos y llegamos a los diez primeros títulos. Nos encontramos con dos autores ya más infantiles o juveniles que propiamente adultos, que son a mi juicio dos referentes de dos coordenadas geográficas muy distintas: Rafik Schami y Peter Härtling, que habíamos tenido la suerte de conocer a través de Alfaguara Roja. El sentimiento que tenemos, y creo que no hablo solamente a nivel individual, sino de un colectivo importante de mediadores, es que con esos diez títulos “Las Tres Edades” comienza a ser referente de un nuevo proyecto editorial que participa en parte de las señas de identidad de lo que era la Alfaguara Roja pero que ha conseguido crear un espectro de oferta literaria de calidad más amplio. ¿Cómo se vivió esto?
Si bueno, mi idea era claramente que la colección “Las Tres Edades” fuese para lectores de entre 8 y 80 años. Entre los primeros diez títulos hay claramente dos que están pensados para los niños más bien de ocho años que es Kai el de la caja de Wolf Durian y Flor de Miel de Alice Vieira. Uno es un clásico de los años treinta, porque también la idea era la de rescatar algunos clásicos, sobre todo de los años treinta que, en el mundo europeo, desde Rusia hasta España, con Antoniorrobles, fueron importantes desde el punto de vista de creación literaria y ruptura de moldes. Por lo tanto era un poco eso de volver a algunos clásicos pero también atender a la Francia de los ochenta y ocho años; y en la Francia de los ochenta y ocho años, por supuesto, Narradores de la noche es un libro en la clásica generación del cuento oriental efectivamente para todas las edades, y Caperucita en Manhattan otro tanto. Entonces era con los diez títulos decir: otra vez somos internacionales y esto es el abanico de público que intentamos alcanzar. Y de ahí en adelante, por supuesto continuaba la búsqueda y captura, si se podía, de autores españoles con una política decidida de Siruela en esta colección, porque pensabamos que ya estabamos en la normalidad y tenía que haber muy buenos autores de literatura infantil y juvenil para “Las Tres Edades”. Entonces, se incorporó Rosa Montero con su primer texto infantil, después Álvaro del Amo, José María Merino reincidió, con un libro absolutamente maravilloso, No soy un libro por el cual recibió el premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, también muy merecidamente, me parece. Luego también algunos autores de América Latina -para decir que ahí también estamos cubiertos- como Carmen Boullosa de Méjico, luego José Antonio Millán… Es decir que esto era ya política decidida y yo creo que es evidente por el catálogo lo que queremos y lo que buscamos, pero que además somos exigentes.
Esto digamos es un poco la cosa. Y por lo demás, claro, yo pienso que ahora que todo el mundo habla de la globalización pensando solamente en la economía, yo pienso que los niños desde un principio y los mayores y la gente de todas las edades tienen también que hacer un cambio mental en el sentido de estar muy abiertos a lo que pasa en otros países, es decir que no es suficiente buscar solamente lo propio y mirar el ombligo propio y pensar que somos los mejores. Esto no nos lleva a ninguna parte. Por una parte tenemos la concepción de Europa, por lo tanto tenemos que saber qué pasa, cómo piensan los niños en los países nórdicos y cómo piensan los niños de los países del sur, qué es lo que hay en común. Por ejemplo: en este momento se está haciendo otra vez un censo en la India. En la India hay mas de mil millones de personas viviendo, en China sabemos que hay 1.3 mil millones, más América Latina; solamente en estos tres bloques más o menos tenemos tres mil millones de personas, es decir, la mitad de la población mundial. ¿Qué sabemos de los niños que viven en la India? ¿No es también necesario ampliar nuestros horizontes e intentar comprender algo que está supuestamente lejano pero quizás no tan extraño? Siempre y cuando lo podamos leer en algún texto literario. Para mí, un buen libro es una llave que me abra mundos, que me abra países, que me abra conocimientos, que me ponga cuestiones, que me de respuestas. Todo esto contiene un buen libro. Entonces, con esta curiosidad e inquietud he intentado y sigo intentando abrir “Las Tres Edades” en este aspecto. Es decir, que tengo un libro maravilloso encima de la mesa del mejor cineasta de la India, tengo textos de Rusia, tengo un clásico Checo, los países del este que ahora quieren entrar en la Unión Europea ¿Por qué no abrir a través de una colección este mundo a los lectores para que se familiaricen con este pequeño contexto? Yo he concebido esto como un ideal con el cual me identifico y que me da fuerzas para luchar.
Bueno, tu has ido haciendo un recorrido en el tiempo de la colección utilizando como referentes determinados títulos, yo de alguna manera he ido haciendo también ese recorrido, y no quisiera que quedase sin señalar La novia del bandido de Eudora Welty.
Fantástico. Bueno los grandes clásicos otra vez el aire. Pensad en los grandes autores: ellos también han escrito para niños, y ahí tengo varios, tengo Eudora Welty, que era uno de los primeros, Russell Hoban, a ver, Karel Capek, Silvio Blatter, Jostein Gaarder, supongo que hablamos punto y aparte… Bueno, y así podríamos seguir.
Yo, antes de acercarnos más al presente, quisiera detenerme un momento en un libro, Los tres gordinflones de Yuri Olesha. Aparte de ser excelente texto, a mi juicio ofrece, probablemente, uno de los trabajos más rigurosos de Javier Serrano. Quisiera que hablásemos un momento del aspecto estético plástico de la colección en donde, a mi juicio insisto, libros como Los tres gordinflones ponen el listón altísimo.
Bueno, tu sabes que las ilustraciones… si las ilustraciones ¿no eran ilustraciones de la época? ¿No eran ilustraciones rusas?
¿El de Los tres gordinflones no son de Javier Serrano y son grabados, no son dibujos a grafito que evocan el mundo del arte centroeuropeo, más del este, que occidental…?
Ya, porque casi todos estos títulos de rescate llevaban las ilustraciones de la época y por esto…
Yo no sé si Javier utilizaría como modelo ilustraciones de la época, pero desde luego el trabajo…
Ya, es propio, entonces de verdad en este caso me confundo. Gracias por ayudar. Bueno, en la parte gráfica es obvio que estamos en la casa Siruela. Es decir que esto, digamos, es la definición de nuestra ambición en cuanto a presentación e ilustración. Y ahí es Jacobo la voz que ha marcado toda la parte gráfica. En ilustración hemos decidido conjuntamente y en la parte gráfica él tiene la voz cantante. Y en la parte de ilustración casi siempre es él quien finalmente, viendo la calidad de pruebas y todo lo demás ha decidido “bueno yo creo que es esto” y yo he aportado digamos, el conocimiento del texto diciendo “yo creo que esto es de verdad lo más apropiado” y entonces nuestra meta ahí también ha sido de hacer, dentro de unos medios finalmente modestos, porque no hacemos mucha ilustración en color, salvo contadas excepciones, pero de encontrar allí también los creadores del momento que son particularmente interesantes, que destacan por su creatividad, por su novedad, su inquietud y creo que hemos hecho libros muy bonitos. Por ejemplo, Niños y bestias, de Álvaro del Amo con ilustraciónes de Fuencisla del Amo me parece que es una pequeña joya. Y así, cuando se ha podido, C, el pequeño libro que aún no tenía nombre, también con Perico Pastor, es una combinación muy lograda. Es decir, que siempre lo hemos intentado, y a veces lo hemos logrado muy bien como para estar de verdad orgullosos y otras veces hemos salido decorosamente, que también puede pasar.
En la linea de lo que dices,a mi me gustaría referenciar, porque viene a cuento, los dos trabajos de Jesús Gabán. El de fotografías en Los zapatos de Murano y el último en el libro de Martín Garzo, yo creo que esos dos mundos plásticos, los dos muy específicos, de la mirada de Jesús y, bueno, dos referentes dentro de su obra.
Como digo, siempre intentamos hacer lo que se puede porque a mí me gustaría trabajar todavía más con color pero ahí entramos en la problemática consabida, entonces el trabajo tiene que ser mayor y esto es arriesgado y si el trabajo es muy pequeño y hacer ilustración en color entonces es un riesgo, el precio del libro sale demasiado alto. Pero, por ejemplo, si pudiéramos yo haría muchos más libros tipo Enzensberger (El diablo de los números), que es un modelo a seguir. Pero hacemos lo que podemos y también la ilustración en blanco y negro o bicolor puede dar mucho de sí siempre y cuando se haga con arte.
Proyectamos la mirada sobre toda la colección, hemos hablado de algunos textos, pero yo quisiera detenerme en la línea de lo que dice Antonio Tabucchi de que para él no hay buenos autores, que lo que hay son buenos libros, en algunos muy buenos libros, que al menos yo registro. El libro del verano de Tove Jansson, de los libros que yo he vivido me parece el mejor. Y me parece además que es como si fuera un libro en el que no pasase nada. Y esto me gustaría si puedes….
Bueno, yo creo que la literatura de los países nórdicos, para ponerlo en un marco un poco más amplio, tiene características muy propias y esto que tú dices, que uno tiene la sensación de que prácticamente no pasa nada y en el fondo pasa todo. El cambio de la protagonista, lo que vive aquel verano que la marcará por el resto de su vida o de todas maneras por muchos años, es de manera tan suave, tan imperceptible… La capacidad para narrar cosas importantes también la ves en Henning Mankell, un autor sueco. El perro que corría hacia una estrella: si tú lees este libro y lo comparas con Tove Jansson algunas semejanzas. Porque también pasa muy poco, la vida es una monotonía: la vida del chico con su padre y también un tono muy suave. Entonces, por eso yo creo que es importante ver un libro también en su contexto. Es decir, que si uno lo ve individual le parece fascinante y a continuación dice: “Pero qué curioso. Estos ahí del norte de Finlandia, cómo es su vida” y yo diría que la literatura infantil y juvenil de los países escandinavos es particularmente rica, particularmente seductora para todo el mundo.
El otro título al que quiero hacer referencia es un título de un autor español al que me vincula además un registro casi afectivo. Me refiero a Los zapatos de Murano. Es un libro que tuve la oportunidad de leer antes de publicarse, me lo pasó Miguel Ángel, y desde mi modesta opinión, yo le dije a Miguel Ángel, es un libro para “Las Tres Edades”. Y me produjo una enorme satisfacción verlo en esa colección y además creo que fue un libro aceptado antes de la concesión del Lazarillo. Bueno, un poco como metáfora de la literatura española que está presente en la colección te parece que utilicemos este…
Los zapatos de Murano efectivamente fue un libro que me hizo particularmente feliz porque lo leí e inmediatamente me quedó claro que lo quería publicar, y al poco tiempo, a las dos semanas, o algo así cayó el premio, muy bienvenido. Entonces claro, lo que hace el autor en este libro es revisar un cuento de hadas, situarlo en otro contexto, es decir que es un ejercicio de libertad literaria utilizando viejos moldes, el cuento de hadas, para ponerlo en otro pasado concreto, mientras que el cuento de hadas es atemporal y no tiene lugar, lo sitúa en una época, en un tiempo, lo mezcla con otros géneros propios de la edad y convierte todo este texto en un texto contemporáneo. Porque lo sitúa ahí en Venecia pero también uno se puede imaginar que lo hubiera situado en el mundo actual. También hubiera sido válido. Entonces esto para mí es la libertad del creador de utilizar lo que hay, me parece perfectamente legítimo, para pasarlo por la imaginación de elaborarlo y presentarnos un texto con una alta calidad literaria, con una fuerza de seducción y perfecto. Así que todo es posible siempre y cuando se haga bien.
Y por último, en cuanto al repaso de títulos de libros, inevitablemente teníamos que pasar por El mundo de Sofía. ¿Qué significa que un libro de una colección que está navegando a una velocidad crucero de golpe salta y se convierte en una especie de algo que ya no es literatura, que es una especie de suceso más allá de lo puramente literario?
Bueno, es algo que por supuesto a cada editor le llena de felicidad y de orgullo, porque era una apuesta literaria para una editorial de las dimensiones de Siruela, que es una editorial pequeña. Y entonces un libro de seiscientas páginas sobre la historia de la filosofía… Fue un atrevimiento. Pero digamos, quizás, por la labor de Alfaguara también donde se hizo una apuesta parecida con Michael Ende y La historia interminable que se tuvo que imprimir en dos colores, lo cual en aquel momento para Alfaguara, editorial muy pequeña, también era un riesgo enorme y, bueno, fue lo que salvó la editorial hasta… bueno se sigue vendiendo hasta ahora y muy bien. Entonces es ahí quizás donde el editor se juega. Y yo siempre digo que nunca vuelvo a hacerlo si no estoy muy convencida y solamente me convence si yo misma he leído un libro desde la primera hasta la última línea, ese fue mi criterio. Yo estaba segura con este libro, de verdad me sentía muy segura pero sabía que era un riesgo y claro, con Jacobo estudiábamos los números, los riesgos y todo lo demás y lo hicimos. Y ganamos.
Pues enhorabuena por el riesgo que asumiste.
Y luego hemos continuado con este libro que también dentro de la panorámica mundial de la literatura juvenil abría una brecha nueva porque esto de acercar en forma de narración el mundo de la filosofía, el mundo de las religiones, El viaje de Teo, el mundo de las matemáticas, con El diablo de los números, era también una cosa que salía nueva, y entonces claro, quién lo coge primero. Es decir que son estos fenómenos y resulta que en los años ochenta estaba el fenómeno de Michael Ende, a los noventa es el fenómeno de Jostein Gaarder más todas las secuelas y ahora tenemos el fenómeno de Harry Potter. Entonces es curioso que esto siempre pasa en el mundo infantil y juvenil y además, como el caso de Harry Potter , como el caso de Jostein Gaarder como con el caso de Michael Ende, eran claramente libros para todas las edades.
Salimos un momento de “Las Tres Edades” y te hago dos preguntas genéricas que serán las últimas, aparte de que luego tú al final quieras añadir algo que no haya contemplado la entrevista, que es: ¿Cómo ves el mundo de la literatura infantil española en estos momentos en comparación a aquellos años dorados que, yo me atrevería a decir, fueron los principios de los ochenta?
Mucho más pobre, mucho más superficial. A mi modo de ver hay un riesgo grande porque uno tiene que tomar en serio al niño. El niño no es solamente “quiero la diversión superficial, momentánea, los cinco minutitos de cuentito”. No. El niño necesita que uno le tome en serio y esto se hace con textos serios, con textos profundos. De acuerdo a la edad que tenga, pero son textos que despiertan su propia imaginación, que quizás contengan respuestas para sus particulares inquietudes. Esto no se hace suficientemente ahora. Yo a veces tengo la sensación cuando veo las novedades de que todo vale. No vale todo. Luego, si ya constatamos el empobrecimiento del lenguaje, es decir, si hoy en día un niño no necesita más de quinientas palabras para expresarse me parece un empobrecimiento peligroso. Estoy en este aspecto muy preocupada y pienso lo que decía antes cuando empezamos con Alfaguara, la sociedad estaba abierta, estaba buscando, estaba en transformación y había retos. Ahora todo tiende a parar de caminar. Horrendo.
Y la siguiente está relacionada con ésta. Ese mismo panorama que describes en España, que comparto además tu mirada, ¿se produce en los demás países europeos a los que tanto queremos acercarnos?
Generalizar siempre es peligroso e injusto. Además yo busco los textos de calidad, entonces en otros países este tipo de literatura basura la hay, en parte, seguro. Pero ni la miro, por supuesto. Pero yo encuentro en donde miro, en los Países Escandinavos, en Holanda, en Alemania, los anglosajones, yo encuentro textos muy profundos y Harry Potter tiene un léxico notable, es decir que no son quinientas palabras, ni muchísimo menos. Aquí me parece que es la tónica dominante. Y ese es el peligro. En otros países quizás exista pero no es dominante. Así lo veo yo.
Si, comparto criterio. Pues, por mi nada más. Si hay algún aspecto que te gustase señalar, que sientes que no he no he contemplado en mis preguntas…
No, yo creo que has, de verdad, tocado todo. Bueno podríamos hablar de estas antologías Gatos, Perros y Caballos que es una idea también en mi trayectoria un poco nueva. Pero veo que los animales son importantes, por lo tanto trato de incorporarlo. Por ejemplo La ballena varada a mi modo de ver es un cuento ecológico, es un texto ecológico, que son las nuevas inquietudes. Porque claro una colección viva también cambia todo el tiempo e intenta incorporar temas de la época. Es decir que yo no digo que voy a hacer o que quiero publicar un texto sobre las vacas locas, pero sobre las cosas, las preocupaciones ecológicas, sobre una diferente mirada hacia el mundo de la naturaleza, del mundo animal y todo esto, si que me parece importante y estoy buscando, viendo a ver lo que se encuentra. O por ejemplo un libro que si me parece muy importante de los últimos es La historia de un clon. Esto es digamos, la niña clonada al modelo de la madre que se rebela, que no quiero ser clon sino que quiero ser una persona propia, quiero tener personalidad propia. Entonces ahí están contenidos todas las preguntas que ahora en los próximos años se van a hacer más apremiantes y más tremendos para la sociedad, desde el punto de vista ético, desde el punto de vista jurídico, desde el punto de vista biológico. Y en esta novela está el núcleo, está toda esta problemática. Es un gran libro. Un gran libro muy contemporáneo. Intento estar como lo decía Cavafis: “el escritor”, yo diría en este caso el editor “es hombre de su tiempo”, tiene que reaccionar a su tiempo. Por eso me interesan mucho más los textos vivos y me interesan menos las novelas históricas. Es decir que yo me considero editora de mi tiempo.
Michi, muchísimas gracias.