Maribel y Lorenzo son los editores de uno de los sellos más veteranos de la literatura infantil y juvenil en español, Lóguez. Con sede en Santa Marta de Tormes (Salamanca), nacieron en 1977 ante la necesidad, según sus palabras, de “renovar profundamente los contenidos y la estética del libro dirigido a los más jóvenes”. Llevan más de 35 años publicando títulos de gran calidad y un alto grado de compromiso: son (y han sido) un ejemplo para otras muchas editoriales y profesionales dedicados a la literatura infantil que han nacido durante la democracia. Los redactores de Babar crecimos leyendo sus libros de La Joven Colección (Campos verdes, campos grises, Los pequeños nazis del 43, Los niños numerados), que sobreviven aún en la estantería, y hoy en día seguimos disfrutando de sus novedades. Forman parte, pues, de nuestra educación literaria, y por ello nos sentimos afortunados y agradecidos.
En su catálogo encontramos sobre todo a autores e ilustradores europeos de primera fila como Jutta Bauer, Quint Buchholz, Tomi Ungerer, Rotraut Susanne Berner, Helme Heine, Gudrun Pausewang… Pero también a nombres imprescindibles de la literatura infantil en España, como Juan Farias. En 2010, Lóguez fue distinguida con el Premio a la Edición 2010 que otorga la FLLIC de Castilla y la Mancha.
Lóguez nace en 1977, coincidiendo con el regreso de la democracia a España, y con una clara intención de renovar la literatura infantil de nuestro país, tratando temas sociales y políticos que hasta entonces estaban vetados. Contadnos cómo era el panorama de la literatura infantil y juvenil en esos años, y por qué decidís fundar una editorial.
A finales de los años 70, el panorama de la literatura infantil era muy diferente al actual. Recién salidos de la dictadura franquista, lo que se publicaba adolecía de un claro paternalismo y mucho de lo que se publicaba iba encaminado, directa o indirectamente, a adoctrinar a los lectores más pequeños y carecía, en su gran mayoría, de calidad literaria.
Es ahí donde los primeros libros publicados por Lóguez intentan marcar lo que sería la línea editorial: Campos verdes, campos grises, Yo tengo siete vidas. La biografía de Ernesto Che Guevara, Nino y la suerte, Cinco dedos son un puño… o los libros de educación sexual, algo impensable en la España de entonces. Pensábamos que la renovación de la literatura infantil y juvenil debía venir de la mano de la renovación pedagógica en España y, efectivamente, durante unos años, parecía que ambos caminaban en paralelo.
Hoy se publica mucho más que entonces, pero no siempre cantidad es sinónimo de calidad. ¿Cómo ha evolucionado la literatura infantil de nuestro país en estos 36 años?
En estos años, ha habido grandes cambios: el principal y más importante, se elimina la censura previa a las publicaciones dirigidas a niños y jóvenes y, progresivamente, deja de haber temas tabú. Sin embargo, ahora es el mercado quien determina las reglas y, efectivamente, la cantidad y diversidad no nos lleva siempre a la calidad deseable ni tampoco a la renovación en profundidad que algunos habíamos soñado. Muy diferente es la evolución de los profesionales del libro y más concretamente de las bibliotecarias y bibliotecarios, de la crítica, que son los que verdaderamente separan, con sus exigentes criterios, la calidad de la cantidad.
Hay muchos autores e ilustradores de los 70 y 80 que siguen publicando en la actualidad, aunque hemos perdido a otros, como Juan Farias, Ulises Wensell, Asun Balzola… ¿Cuáles serían para vosotros los autores e ilustradores que más influencia han tenido en la LIJ de estos años?
Juan Farias y Asun Balzola aportaron mucha calidad y sensibilidad al libro infantil. Desde nuestra perspectiva, sin embargo, es la autora alemana Ursula Wölfel, con su libro Campos verdes, campos grises, la que influye más allá de las fronteras geográficas en una renovación profunda de contenidos y formas literarias en la literatura infantil.
En estos últimos años hemos contemplado el nacimiento de varias pequeñas editoriales de literatura infantil, algunas de las cuales no han sobrevivido. ¿Cuál es vuestro secreto para seguir en pie después de tanto tiempo?
No hay secretos. Únicamente nos mantenemos fieles a dos de nuestros principios: coherencia y rigor.
Se habla de la crisis en el sector del libro, de los problemas de las pequeñas librerías, de la piratería… Muchos acusan a las editoriales de esta situación. ¿Qué conductas creéis que es necesario corregir para enderezar el rumbo?
Hay editoriales muy diversas en cuanto a tamaño, catálogo y política de actuación con respecto al mercado del libro y no podemos meter a todas en el mismo saco. En nuestra opinión, las editoriales independientes cuidan más a las pequeñas librerías, que están haciendo un gran esfuerzo por sobrevivir a la crisis. Pensamos que es muy importante mantener y cuidar la cadena de distribución del libro en cada uno de sus eslabones y defender, ante todo, el precio fijo. Sólo con una política clara de defensa de la librería y de unión y cohesión en el sector del libro podremos hacer frente a la profunda crisis por la que atraviesa el libro. El poder político no puede, como está sucediendo en nuestro país, mirar para otro lado. Necesitamos políticos, ya sean progresistas o conservadores, que salgan a defender públicamente, con palabras y medidas, el libro como elemento básico de nuestra cultura. Y, tenemos que decirlo, nos da envidia leer y escuchar cómo en Francia, Alemania y otros países de la UE, la clase política culta se posiciona en defensa del libro. ¡Qué difícil resulta encontrar en España a un político culto en su sentido amplio!
La tecnología, y esa mentalidad del “hágaselo usted mismo”, han propiciado el auge de la autoedición. A quienes cuestionan el papel de los editores, ¿qué les diríais?
Cada cual puede elegir la forma que desee para ver su obra publicada, pero, sin un filtro de calidad, el resultado no puede ser el mismo.
Lóguez tiene presencia en redes sociales e internet, ¿qué ha supuesto para vosotros esta nueva herramienta? ¿Qué ventajas tiene?
Como toda herramienta de comunicación, la valoramos positivamente. Es una forma de estar en tiempo real en contacto con nuestros lectores y amigos de cualquier parte del mundo, de informarles de nuestras novedades y de conocer sus opiniones sobre lo que publicamos.
Muchas editoriales están entrando en el mundo digital poniendo a la venta sus libros en ebook, incluso creando aplicaciones. ¿Por qué no habéis dado aún este paso?
Ese paso se dará, pero creemos que todavía no ha llegado el momento para nosotros. Como todos conocemos, la protección jurídica del ebook en la red es insuficiente. Por otro lado, ¡qué le vamos a hacer!, somos unos enamorados del libro impreso.
Habéis publicados libros que hoy son clásicos. Entre nuestros preferidos están El ángel del abuelo, La reina de los colores, Rosa Blanca, Ser quinto, Los niños numerados… Ya sabemos que es una pregunta incómoda, pero ¿podrías elegir algún título de vuestro catálogo del que os sintáis especialmente orgullosos?
Nos sentimos muy identificados con los primeros libros publicados que nos permitieron ver en la práctica no solamente nuestras carencias profesionales sino, sobre todo, que teníamos que mantener, aun renunciando a ofertas de edición comercialmente mucho más interesantes, nuestro compromiso con la línea de edición señalada con aquellos títulos.
¿Y qué título de otra editorial os hubiera gustado publicar?
Hay siempre algún título, aunque ahora no sabríamos precisar, que pudiera estar publicado en nuestro catálogo, pero si algún colega lo ha publicado nos parece perfecto porque así los lectores podrán acceder a ese libro que, bien seguro, es de calidad.
Por último, adelantadnos alguna de las novedades que vayáis a publicar próximamente.
Continuamos apostando por autores de nuestro catálogo ya conocidos y valorados positivamente en España (Wolf Erlbruch, Martin Baltscheit, Jutta Bauer, Jutta Richter, Helme Heine…) y por algunos jóvenes autores españoles que esperamos, como siempre, encuentren una buena acogida entre los críticos y los lectores.