Romina Quirós nació en Buenos Aires en el otoño de 1978 y forma parte del nuevo oleaje de ilustradoras que despliegan sus técnicas para crear esos mundos irreales que nos permiten imaginar que lo extraño y fantástico puede estar a la vuelta de la esquina. Hoy en día, la ilustración tradicional de otros tiempos, esa que algunos recordamos de cuentos clásicos como Heidi, Caperucita Roja y otras fábulas de los Grimm o del mismísimo Andersen, ya son historia vieja, y las frescas mareas de ilustradores nos desafían con sus nuevas tendencias. Entre collage, pasteles, recortes, recursos digitales o estampas, el mundo de los niños tiene una nueva forma de imaginar lo inimaginable. Un país de sirenas que obedece a lo onírico, una bruja traidora mitad trozos de revistas y papeles de colores, un calendario subyugado a un señor de cabeza gigante que ordena los días, un monstruo tan pequeño que cuesta encontrarlo entre los mares de lágrimas y un súper hombre que flota entre lluviosas Leónidas, todo eso y más de la mano de una nueva ilustradora de niños, Romina Quirós que en esta entrevista nos desvelará su mundo escondido entre gatos abstraídos, libros y árboles…
PdC: Romina, una vez leí que no cuentas historias típicas…
RQ: Cuando me referí en esa entrevista a las historias típicas, entendía esas historias de la vida cotidiana, esas historias que quizás no me permiten dejar volar la imaginación tanto como aquellas historias que tienen como protagonistas a personajes más extraños, personajes que no vemos a diario y que sólo están dentro de nuestras imaginaciones más profundas. En general las historias típicas no nos van a permitir crearnos un mundo paralelo, un mundo donde conviva lo irreal, lo fantástico, lo que nos es difícil creer que sea verdad.
PdC: ¿Qué libros han marcado tu infancia?
RQ: Siempre tuve muchos libros, no sé si hubo alguno que me haya marcado en particular. Pero tengo la suerte de poder decir que de pequeña tuve la posibilidad de tener una gran biblioteca. Recuerdo que tenía esos libros pop up que eran algunos de mis preferidos. Tengo en mi memoria los recuerdos de mis cumpleaños, porque era corriente que me regalaran muchos libros para niños… He tenido muchas colecciones, una de las más bonitas es un libro con cuentos de los hermanos Grimm. Ya de adulta adquirí uno de los mayores tesoros en materia de cuentos infantiles que leo cada tanto. Se trata de una recopilación de cuentos italianos. Son cuentos clásicos que seguramente todos hemos escuchado alguna vez. Siempre tuve una relación muy estrecha con los libros…
PdC: Realizaste estudios de diseño, publicidad, fotografía pero ¿cuándo notaste que, después de probar tantas ramas del arte, lo tuyo era la ilustración?
RQ: Cuando iba a la universidad siempre esperaba el momento de los trabajos que requerían del uso de la creatividad más que de la teoría, pero creo que fue después de un viaje que hice a Italia que comencé a bucear más en los mares de la ilustración. Después de realizar algunos trabajos, me di cuenta de que lo mío era contar historias en imágenes.
PdC: ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración a la hora de ilustrar?
RQ: Me gusta la música sin palabras… La música clásica, la instrumental. La música es una gran fuente de inspiración a la hora de trabajar las ilustraciones. También es muy importante la naturaleza… Tengo una afición por recolectar hojas secas de árboles. A veces también recojo semillas. La fotografía es otra herramienta fundamental, porque a través de las imágenes que tomo de la naturaleza puedo experimentar sensaciones que luego volcaré en la ilustración. Y como la mayoría de las personas que se dedican al arte, tengo una afición por los días de lluvia y ventosos…
PdC: Hace poco una de tus ilustraciones quedó seleccionada para una muestra en Colombia que después continuaba su itinerario en Grecia. ¿Qué fue lo que te llevó a elegir ilustrar el texto de Gabriel García Márquez Un señor muy viejo con unas alas enormes?
RQ: El certamen en el que participé con la obra de Gabriel García Márquez había otros dos escritores que se podían elegir para ilustrar. Elegí a Márquez porque me interesó la poesía de su texto y en lugar de personificar al señor muy viejo, que era una especie de ángel caído, quise darle forma a Pelayo. Ya había leído el texto en años anteriores y recordaba una frase del relato que me gustaba mucho, por eso en el momento de ilustrarlo no tuve dudas de que sería ese cuento y no otro. Además, ya tenía una cierta afinidad con García Márquez desde mis años de adolescencia cuando leí Crónica de una muerte anunciada, que desde entonces se transformó en uno de mis libros favoritos. Creo que por todo eso sentí una especie de comodidad al trabajar su texto y por todo ello, y por la poesía de sus personajes, escogí Un señor muy viejo…
PdC: Durante los últimos años estás incursionando en la escritura… ¿Qué es lo que buscas transmitir con ella?
RQ: La escritura no fue mi primera vocación. En realidad empecé a escribir para mí misma, para crearme los mundos imaginarios de mis ilustraciones. A veces una imagen dispara el texto y otras el texto proyecta el dibujo en mi mente. Creo que busco traer a palabras lo más profundo que hay en mí, por eso intento usar mucha metáfora, porque considero que es a través de ella que puedo expresar mejor las sensaciones de las ilustraciones. Escribir es un arte muy difícil, y decir lo mismo que uno imagina, mucho más.
PdC: En 2008 comenzaste con el proyecto de las ilustraciones para Borug, un monstruo común y corriente, tu primer libro-álbum. ¿Cómo fue el proceso de creación del mundo del monstruo y en qué te basaste para ilustrarlo?
RQ: Cuando me llamaron para ilustrar Borug tuve la suerte de que me dieran mucha libertad desde la editorial para hacerlo. Solo me pidieron que no fuera tan conceptual, como muchos han calificado mi trabajo, y creo que logré cumplir con lo solicitado. La primera vez que tuve el texto en mi mano, comprendí que el personaje central tenía que ser diferente, pero que no por eso debía dejar de tener las características de un monstruo. En general creo que todos los monstruos de Borug transmiten algo diferente, y mucho sentimiento. Desde un principio supe que el libro iba estar íntegramente realizado en collage, porque me parecía que era una buena forma de presentarlo. Considero que más allá de transmitir un mundo, emiten un sentimiento, que se ve en los colores y en la fuerza de las ilustraciones. Creo que se logró una buena amalgama entre dibujos y texto.
PdC: ¿Hoy cómo definirías tu estilo?
RQ: Hoy en día me estoy dedicando mucho más a lo que más me identifica, que es lo conceptual, lo abstracto, lo metafórico, lo irreal. Busco que a quien observa una ilustración mía se le dispare un mundo de preguntas, inquietudes, misterios, una necesidad de búsqueda de respuestas que no siempre hay…
PdC: A finales del año pasado quedaste seleccionada en CJ 2nd Picture Book Awards de Corea, ¿qué significó este reconocimiento para ti?
RQ: La verdad es que fue una gran sorpresa para mí. Participé con tres ilustraciones del cuento El Manual del Superhéroe, un nuevo proyecto en el que estoy trabajando, y para mí, más que un reconocimiento, significó un reto, porque creo que esto me obliga a mejorar cada día,a seguir estudiando, experimentando, probando y, además, estar compartiendo un mismo catálogo con grandes artistas como Morteza Zahedi, Javier Zabala es un honor y un privilegio.
PdC: Ahora bien, refiriéndonos un poco al campo literario. ¿Cómo crees que está posicionada hoy en día la literatura infantil juvenil?
RQ: Creo que todavía está vista como un género menor. En general considero que la literatura para niños aún no es tomada completamente en serio. A veces pienso que se le hace difícil a un escritor que se dedica a escribir textos infantiles y juveniles ingresar al pedestal de los grandes literatos. En la actualidad es como si existieran dos sendas, una para los escritores consagrados que escriben literatura adulta y otra para los escritores dedicados a los niños. Sin embargo, la importancia de la literatura para niños es fundamental porque es formador de valores.
PdC: ¿Cómo ves la relación entre editor e ilustrador?
RQ: Creo que es en parte una relación entre profesor y alumno. El ilustrador tiene muchas cosas que aprender del editor. Es indudable que el editor tiene un gran bagaje de mecanismos para guiar al ilustrador a la hora de realizar un libro. Conoce lo que se comercia, conoce lo que puede ingresar al mercado y fundamentalmente tiene esa visión autónoma que le permite al ilustrador aprender de los errores y a cómo manejarse para conseguir un buen producto. Por lo cual considero que es una relación inseparable. Siempre y cuando se logre en base al respeto que debe haber entre ambas partes.
PdC: Hace unos años en los libros para niños importaba mucho más el texto que la imagen, es decir, los libros eran mucho más copiosos en escritura y tenían muy poco de ilustración, ¿por qué crees que esto ha cambiado hoy? ¿Por qué crees que en la vida contemporánea hay más ilustración y menos texto?
RQ: Porque el mundo de hoy es el mundo donde reina la imagen. Muchos dicen que la imagen vale más que mil palabras, y creo que en esa frase se resume todo. También creo que las casas editoriales le están dando mucha importancia a los buenos textos y a las buenas ilustraciones. Quiero decir, hoy la balanza esta equilibrada para ambas partes. Los textos que surgieron en los últimos años, son mucho más poéticos. Pero también creo que es una situación que tiene que ver con cómo y cuánto leen los niños. Hoy es más complicado darles a los niños textos muy extensos.
PdC: En este mundo actual de globalización y constante innovación tecnológica en el cual ya se está pensando mucho más en la digitalización de los libros que en el viejo formato papel, ¿cómo piensas que afecta a la salud de la literatura infantil juvenil? ¿Crees que el avance tecnológico ahuyenta a los niños de los libros?
RQ: En primer lugar, espero que el libro en su formato papel no desaparezca. El libro tiene una importancia irrestricta en nuestras sociedades. El formato papel es el mecanismo que nos relaciona completamente con el libro, lo que nos mantiene unidos a él. En base a esto, recuerdo un texto escrito por Umberto Eco sobre la digitalización de los libros, en el cual el autor esperaba que el formato en papel tenga larga vida. Por otro lado, creo que la virtualidad del libro generará una especie de elitismo. Quiero decir, hoy en día los libros no llegan a todos los niños del mundo. Y tampoco Internet llega a todos ellos. Muchos ni siquiera tienen un ordenador, con lo cual si el libro se digitaliza… ¿Cuántos tendrán la posibilidad de leerlos? La tecnología puede acercarlos o alejarlos, en realidad, los niños que desde siempre estuvieron distanciados de los libros seguirán de esa manera. Los niños pasan demasiadas horas frente al ordenador y creo que eso también influye. Estoy de acuerdo en que los libros impresos sigan su vida y que además se puedan digitalizar. Es decir, que coexistan los dos formatos. Pero creo que sería prudente y oportuno volver a vincular a los niños con la literatura. De ellos depende la perpetuidad de los libros en su edad adulta. El niño de hoy es el adulto de mañana, por lo tanto hay que inculcarle el respeto y los valores esenciales para que los perpetúe en el futuro.
PdC: Para finalizar, cuéntame cuáles son tus proyectos para el futuro.
RQ: Actualmente estoy trabajando en un proyecto personal. Esta es la primera vez que estoy trabajando un texto de mi autoría y resulta todo un desafío.
ROMINA QUIRÓS nació en Buenos Aires en 1978. Estudió diseño gráfico, publicidad, fotografía y dibujo. En la actualidad se dedica a la ilustración, y desde 2009 ha comenzado a incursionar en el campo de la escritura, tanto en narración como en poesía. En el mismo año, quedó seleccionada por sus diversos trabajos en el CJ 2nd Picture Book Awards de Corea y en muestras internacionales de Grecia y Colombia. En 2008 ilustró su primer libro infantil, llamado Borug, para la editorial Atlántida de Argentina. Puedes visitar su portfolio y su blog.