Entrevista a Antonio A. Gómez Yebra

Darabuc: Antonio, hablemos primero de cantidades, para situarnos. En España, ¿se publica mucha o poca poesía para niños?

Antonio A. Gómez Yebra: Se publica poca poesía para niños. La editorial Hiperión tiene una colección de ese tipo, Ajonjolí, con ilustraciones a una tinta, y unos cincuenta títulos. Yo dirijo la colección Caracol en la Diputación Provincial de Málaga, con 29 títulos ya, a todo color, en la que han publicado los mejores escritores españoles dedicados al género en España y algunos hispanoamericanos. A principios de este nuevo curso, con cuatro títulos, ha salido otra colección, Tus Versos, también dirigida por mí, en la Editorial Bròsquil, de Valencia. Algunas otras editoriales esporádicamente publican algún libro de poesía dentro de sus colecciones.

D: En relación con la literatura infantil en general, ¿qué posición ocupa la poesía para niños?

AGY: Ocupa el segundo lugar, a demasiada distancia de la narrativa infantil. Calculo que de cada 100 títulos de narrativa sale uno de poesía.

D: Y dentro del género, ¿qué parte corresponde a las antologías tradicionales (nanas, villancicos, canciones de juego y de corro, adivinanzas), a las de poetas clásicos de la modernidad (Juan Ramón, Lorca, Alberti), y por último, a la de poetas actuales?

AGY: Las grandes editoriales son las que no se atreven con la poesía de ahora para niños de hoy. Es más “seguro”, en términos mercantilistas, publicar poesía de autores consagrados, o recopilaciones de textos populares archiconocidos ya. Aportan poco al género, pero algo es algo.

D: Hablemos ahora de calidad, que sin duda es un factor más importante. ¿Cómo valora usted la actual poesía para niños en España?

AGY: La poesía para niños no va a la zaga de la narrativa en ningún aspecto. Hay gran variedad, calidad y dedicación en los autores. Por fortuna, además, tenemos muy buenos poetas en todas las lenguas del territorio nacional: en gallego, vasco, catalán, incluso en valenciano, además, lógicamente, del español, cuyos cultivadores son más numerosos por razones obvias.

D: Repasemos un poco la historia. Desde el anonimato y la creación colectiva de las canciones tradicionales hasta los primeros autores conocidos de poesía para niños -Gloria Fuertes y tantos otros: Celia Viñas, Carmen Conde-, ¿cómo se ha ido transformando la poesía para niños?

AGY: Positivamente. No nos hemos quedado anquilosados. Yo mismo me considero un renovador, por ejemplo, de un género tan clásico como son las adivinanzas, de las cuales he escrito miles, y han sido publicadas en varias editoriales. Y han surgido no pocos seguidores de este subgénero.

D: ¿Contamos con un género actual, en el que se perciban influencias claras de la vida de finales del siglo XX y principios del XXI, o predominan los aspectos tradicionales?

AGY: En la poesía infantil hay de todo, desde lo más clásico hasta lo más innovador. Desde quien utiliza el verso octosílabo únicamente a quien utiliza todas las posibilidades métricas y rítmicas, también las más actuales, las más modernas, incluso la poesía para ser cantada.

En la poesía para niños caben todos los temas propios de nuestro siglo, desde la ecología hasta los valores, y, desde luego, hacen su aparición elementos propios de la jerga informática, de los juegos de ordenador, etc. Creo que se está a la última.

D: Las principales transmisoras del folclore han sido las mujeres, y en el caso de la poesía para niños en España, además, han destacado mucho las escritoras. En el panorama actual, ¿qué posición ocupan las mujeres? Conceptos tan discutidos como los de “literatura escrita por mujeres”, ¿son útiles en este contexto?

AGY: Sigo sin creer en una Literatura de mujeres o de hombres. Con todo, parece que las mujeres están mejor dotadas, por su capacidad para asumir y transmitir sensaciones, que los hombres, a la hora de hacer poesía para niños.

Sin embargo, ha de observarse que algunos de los mejores poetas en este género son varones: Miquel Desclot, en Cataluña, Antonio García Teijeiro, en Galicia, Juan Cruz Igerabide, en el País Vasco, Marc Granell, en Valencia.

D: Otra cuestión se refiere a la importancia que en España puedan tener América y sus autores, desde María Hortensia Lacau o María Elena Walsh a propuestas actuales como la de “Eduardo Polo” y su fantástico Chamario. Desde mi punto de vista la comunicación entre las dos orillas es escasa. ¿Cuál es su opinión al respecto?

AGY: Es imprescindible recuperar el contacto entre las dos orillas del Atlántico. Y de hecho ya se está haciendo, tanto en las editoriales más conocidas como en otras de menor relieve.

De hecho, en mi antología Don Quijote cabalga entre versos, publicado el pasado año por la editorial Everest, incluí a algunos poetas de América. También en la colección Caracol han tenido ya cabida poetas americanos. Y el próximo número de la colección, que será el 30, lleva por título Poemas de América. Contiene textos escritos por poetas de allá, y puede considerarse un homenaje a América en general, a sus aportaciones literarias, pero también de toda índole. Pero se puede hacer más.

La Colección Tus Versos, que saldrá próximamente, como advertí antes, se distribuirá en toda América, desde Estados Unidos hasta Chile y Argentina.

D: La colección Caracol se presenta con una combatividad que casi recuerda a los himnos de Celaya: “dispuesta a paliar la necesidad de poesía para niños editada con rigor y belleza…”. Además de lo dicho anteriormente, ¿qué caracteriza a la colección y qué ha aportado a la poesía española?

AGY: Caracteriza a la colección su independencia de todo: política, tendencias literarias, editoriales, grupos y grupúsculos… y también el hecho de estar impresa a todo color. Desde el primer número lleva un pequeño prólogo, destinado tanto a los pequeños lectores como a padres y educadores.

D: ¿Cuál es la tirada media de un libro de Caracol?

AGY: Mil ejemplares. Algunos títulos, desde luego, han tenido que ser reeditados, cosa infrecuente en este tipo de obras, y en el tipo de institución que los subvenciona.

D: Cuando uno va por las bibliotecas de España, le parece percibir claramente esta necesidad: a los niños les entusiasman determinados aspectos formales típicos de la poesía, como la rima, los paralelismos y estribillos, las acumulaciones, las adivinanzas… Además, cuando uno escucha a los cuentacuentos infantiles le parece estar oyendo muchas veces estructuras poéticas. Y sin embargo, esos mismos bibliotecarios se quejan de que no existe apenas oferta de libros de versos e historias en verso. ¿Hay una demanda insatisfecha, soterrada? ¿Es acaso un producto demasiado complejo para la mayoría de editoriales?

AGY: No sólo se quejan los bibliotecarios. También lo hacen los padres, los profesores, y muchos niños.

No se trata de un producto complejo para las editoriales. Es cuestión de ventas. Mientras un libro de narrativa puede vender entre 3.000 y 100.000 ejemplares, uno de poesía raramente llega a la primera cifra, aunque se produzcan hermosas excepciones.

El libro de poesía suele utilizarse como recurso didáctico más que como recurso lúdico. Y de esta forma, con un ejemplar se satisfacen las necesidades de todos los niños de un aula, incluso de un colegio.

Sólo se vende aquel que se promociona adecuadamente. Aquel que se hace llegar a sus destinatarios a través del colegio, con una labor previa de recomendación muy importante.

D: A mi modo de ver, uno de los aspectos principales de la poesía es el pedagógico: cuanto mejor manejamos el lenguaje, más libres podemos ser. ¿Conserva la poesía el valor revolucionario que se le ha concedido en otras épocas, y el de “actividad” o “acción” que está en la propia etimología de la palabra?

AGY: Los niños que desde pequeños oyen, leen y aprenden poesía están más dispuestos a favor de la Literatura, están más preparados lingüísticamente, están más capacitados para expresarse oralmente y por escrito. Además, los lectores de poesía suelen sentir la necesidad de hacer sus pinitos, de expresar sus sentimientos, sus necesidades, su vida.

Entre un niño que, laboriosamente mira y cuenta estrellas a las doce de la noche y otro que, enérgicamente mata todos los marcianos que aparecen en su ordenador a las doce de la mañana, me quedo con el primero.

Creo que las televisiones públicas deberían tener algún espacio para que se diera rienda suelta a los más jóvenes lectores de poesía. La poesía favorece la no-violencia, mientras que la mayoría de los juegos de ordenador y otros que algunos niños llevan a cabo ante las cámaras engendran violencia.

D: Cuéntenos ahora sobre su propia obra de poesía para niños. ¿Qué obras son las que prefiere personalmente, y qué obras ha ido encontrando que son las preferidas de los demás? Y aunque se lo hayan preguntado mil veces, ¿por qué escribe poesía para niños?

AGY: Empecé escribiendo poesía para mis alumnos, cuando comenzaba mi andadura como maestro, en los setenta. Pretendía que los chicos de entonces, que son padres hoy, se enamoraran de la poesía, cobraran gusto por la poesía. No había muchos libros que poder utilizar. Descubrí que aquellos poemas les hacían cierta gracia. Incluso, con algunos, se reían.

Muchos eran poemas para invitar al movimiento; otros, a la reflexión; más de uno con motivos pedagógicos en el fondo. Poemas para niños de 6 a 8 años.

Con el tiempo esos niños crecían, y también variaban sus intereses. También me fui adaptando a los niños, y buscando aquello que pudiera llegarles con más eficacia.

Poco a poco mi obra se fue configurando. Mis libros casi nunca son para un determinado grupo de niños, para ciertas edades exclusivamente. La poesía no tiene edad, aunque algunos poemas concretos puedan estar dirigidos a un destinatario muy específico.

Los destinatarios, desde luego, suelen sorprender. A veces un poema que ya no me gusta es el preferido por un niño o una niña. Y otro que me complace particularmente por su mensaje, no llega a todos.

Citar un libro y excluir otros parece un desorden natural. Todos son hijos míos: los he parido a todos con cariño y con esfuerzo. Quizás citaría algunos de mis poemas preferidos: “Con un euro” y “Siseando”, de Travesuras poéticas; “Contador de estrellas”, “La señal”, de Versos de pluma; “Oso panda”, “La cabra negra”, de Animales poéticos; “Cometa” y “Sueño”, de Pequeños poemas y cuentos; “Escondite” y “Des-concierto matinal”, de Versos como niños; “Mal asunto”, “Guillermina”, y tantos de Versos diversos; “El chucho de Chicho”, “Aleluyas vocálicas”, y muchos más de Menuda poesía; “Lagartija” y “La mona de Gibraltar”, de Los versos de Noé; “La lámpara de Aladino”, “El jalapo y la jalapa”, entre otros de La lámpara de Aladino…, etc.

D: Muchas gracias, Antonio, y mucha suerte con los nuevos proyectos.

(Junio-octubre de 2006)

3 comentarios en “Entrevista a Antonio A. Gómez Yebra

  1. Josefa Mora Sánchez
    28/11/2010 a las 00:55

    Quisiera saber por qué en la poesia ” Receta de cocina” escribe “antesdeayer” todo junto. ¿Se trata de una errata?

  2. Anónimo
    01/03/2009 a las 10:37

    me gusto mucho el libro sobretodo el de las vocales .
    Empeze a leermelo de un tiron cuando usted vino al colegio Sierra Blaca.
    Muchas gracias señor :

  3. Paloma y Ana Cristina
    22/09/2008 a las 15:03

    Mañana nos veras pero no nos reconoceras; porque mañana tienes una entrevista con niños de Casares y nosotras somos de allí en el colegio Blas Infante. Un saludo:

    Ana y Paloma

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