El despertar de Heisenberg

Joan Manuel Gisbert
Ilustraciones de Pablo Auladell
Madrid: El Jinete Azul, 2010

Si bien ya se había acercado a escenarios futuristas, saliendo del planeta, Gisbert nos tenía acostumbrados a esos espacios más clásicos, más aparentemente propicios al misterio: la época medieval, las casas abandonadas, el enigmático oriente o la sugerente Venecia, por poner unos ejemplos.

Pero había un reto importante: el abordar el presente tecnológico e ir un paso más allá. Y no es que el escritor no salga victorioso, es que lo borda: las cápsulas de oniria, el pscionavegador (algo más que un GPS), la linterna celular,… pero sobre todo la atmósfera dentro de Súmmum Paradise, todo dentro de esa habilidad para impregnar de verosimilitud cualquiera de sus escenarios: un nuevo escenario fantástico dentro de la arquitectura de este escritor.

Y al igual que en sus “otras” mejores novelas, esta escenografía sirve para descubrir los paisajes interiores de los protagonistas (esos otros personajes dentro de Claudio Ambrós son un engranaje perfecto), que aquí van a ser la clave para cerrar brillantemente la historia. La misma que el lector podría llegar a pensar de la que no se va a poder salir para, sin embargo, descubrir un final emotivo, elegante, certero y preciso como llave de cierre.

Y aún hay más, y es que la novela es de la serie “Novela gráfica” de El Jinete Azul. O lo que es lo mismo, está abundantemente ilustrada… ¿pero como para llamarse novela gráfica?

No es, por supuesto, el caso del género acuñado como tal que nos pide que lo icónico y lo verbal vayan de la mano: cómic, dirigido a jóvenes y adultos, de cierta extensión y edición cuidada (generalmente tapa dura), como definición resumen de las muchas que encontraríamos.

Pero sí es una idea bien aproximada porque las ilustraciones dan un paso más allá y pasan a formar capítulos, agrupadas en viñetas y con bocadillos. Puro cómic. Y tras ellas el dibujo de Auladell que ya ha sido premiado en este campo y que asume magníficamente lo dibujado con palabras por Gisbert.

Aquí sí tenemos unas páginas con guión y dibujo. Aquí sí hay cómic dentro de una novela. Aquí, aunque nos saltemos el canon, sí hay novela gráfica.

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