Alfredo Gómez Cerdá
Barcelona: Bambú, 2013
Nadie puede dudar que la imaginación sea una de las cualidades que nos distinguen a los seres humanos del resto de habitantes del planeta, que es, como decía Gabriel Celaya de la poesía, “un arma cargada de futuro”. Pero, claro, un exceso de imaginación también es un arma de doble filo, sobre todo si se intenta mezclar con el estudio.
A Rubén, el protagonista de este peculiar libro, le sucede lo impensable, descubre que su cuaderno ha sido invadido por un barco de piratas cuyo capitán ordena a su tripulación tomar como prisioneros dos problemas y medio de matemáticas que él está resolviendo porque forman parte de los deberes que Gelines, la maestra, ha mandado a toda la clase. Él quiere recuperarlos a toda costa, pero los piratas no parecen dispuestos a soltar a sus rehenes si el chico no les da algo a cambio, y mientras tanto la maestra no se cansa de ponerle un cero detrás de otro y su compañera Elena de chincharle. Rubén se verá obligado a averiguar qué puede dar a los piratas a cambio para recuperar sus problemas, su imagen ante los demás y, por qué no decirlo, también su tranquilidad y, para su sorpresa, la solución está en la misma raíz de la que surgió el conflicto.
En esta divertida historia, Alfredo Gómez Cerdá es capaz de combinar –que no mezclar– la aventura, la imaginación y las matemáticas, y lo que consigue es que el lector se quede con la duda razonable acerca de si es posible que un buen día en un cuaderno de deberes cualquiera aparezca un navío pirata dispuesto a apoderarse de los ejercicios que le apetezcan, dejando al alumno indefenso ante su maestra. ¿Qué peligro, no?