El Hematocrítico
Ilustraciones de Paco Roca
Anaya, 2022
XXXIX Concurso de Narrativa Infantil Vila d’Ibi, 2021
«El patio es como la vida, y la vida está llena de problemas». Este podría considerarse el planteamiento inicial de Doña Problemas, la nueva novela de El Hematocrítico ilustrada por Paco Roca. Este binomio maravilloso es tan prometedor que la novela resultó ganadora del XXXIX Concurso de narrativa infantil Vila d’lbi. Normal.
En todos los colegios hay problemas, y el epicentro de esos problemas es el patio del colegio. Este es por tanto también el área de influencia de Carlota, una inteligente niña de 10 años con una desmesurada capacidad para la empatía que se vale de un don casi sobrenatural para detectar y solucionar cualquier problema por irresoluble que pueda parecer (de ahí el apodo). Se sirve de la ayuda de su sidekick, Juan, que es un año menor y el encargado de, al más puro estilo Dr. Watson, narrar las habilidades de su «Sherlock» particular y mejor amiga desde la más absoluta admiración.
Carlota es una niña fuerte, con convicción e ingenio, con tesón y, sobre todo, mucha mucha empatía (algo de lo que escaseamos tanto hoy en día) y todas estas virtudes la convierten en un personaje cautivador, muy logrado, con el que el lector conecta rápidamente, como si fuera uno más de esos niños que acuden a ella con un problema.
Temas tan importantes y cotidianos como el acoso escolar, la dificultad para hacer amigos o la soledad de la tercera edad se entremezclan magistralmente con rocambolescas (pero perfectamente creíbles, ojo) situaciones «patioriles» con el denominador común de la solucionadora oficial.
El inconfundible trazo de perfil negro de Paco Roca pone cara a Carlota, Juan e incluso a Tocho, el matón del cole (que en todos los patios hay uno, por desgracia), con ese habitual toque sutil de color que marca su sello personal.
La propuesta era, admitámoslo, bastante atractiva ya de entrada y la verdad es que no decepciona: las aventuras y desventuras que transcurren en este patio están protagonizadas por unos personajes tan realistas que uno no dudaría de que existiesen en la vida real (probablemente lo hagan, en cada patio de cada colegio, como cree la propia Carlota).