Ilustraciones y texto de Istvansch
Buenos Aires: Ediciones Del Eclipse, 2008.
Detrás de él estaba su nariz es un libro-objeto compuesto por un sobre que contiene siete tiras de papel de 8 x 42 cm. Con impresiones a doble cara se presentan secuencias construidas con los útiles habituales del ilustrador: recortes de cartulina. Una técnica que Istvansch mantiene hasta en el detalle de hacer el iris de los ojos de los personajes sin otro elemento que un corte mínimo en la hoja.
Uno de los atractivos de las siete historias son las muescas en los márgenes de cada página que permiten unir el papel para formar una “banda infinita”. Así, “detrás de él estaba su nariz” continúa “que era tan pero tan larga,/ que cada vez que él se daba vuelta, ¡se asustaba!, porque se encontraba con que”. Ensamblando los extremos, cada página del libro se transforma en una cinta de moebius donde las historias recomienzan una vez, y otra, y otra vez.
Quizás porque sabían que terminaríamos recordando muy poco, nuestros abuelos hicieron que soñásemos con historias infinitas. En un cierto sentido, Istvansch parece haber encontrado el modo de dar vuelta esa lógica haciendo de la brevedad la cualidad inesperada de lo infinito. Una de las piezas despliega la siguiente historia: “cruzaba la ancha mar a nado y siempre de frente y pensaba, en el futuro, ser abuelo inteligente, contándoles a sus cien nietos las historias del valiente/Juan Palote, el Pequeñito, héroe muy independiente, derrotaba a un león blandiendo su escarbadientes, se comía quince vacas usando un solo diente”. El efecto al que convoca la lectura reenvía al de los niños cautivados por “el cuento de la Buena Pipa”, que hacen mudar la expresión de sus rostros despertando en sus congelados ojos la más obstinada de las intrigas.
Ediciones Del Eclipse hizo de la función del director de colección el espacio para una reivindicación de los ilustradores, que suelen estar reunidos bajo las directivas de los escritores. En este caso, el director de Istvansch es Istvan Schritter, que juega con su nombre como si fuese una pieza más de una combinatoria encantadora. Y animándonos a unir entre si varias “bandas infinitas” Detrás de él estaba su nariz nos invita a enlazar historias imprevistas para descubrir que al leer también estamos jugando.
TENGO EN MIS MANOS “DETRAS DE ÉL ESTABA SU NARIZ” Y ESTOY ARMANDO LAS BANDAS, JUGANDO Y CON LOS OJOS BIEN ABIERTOS, PENSANDO EN LO MUCHO QUE MIS ALUMNOS DE PRIMERITO VAN A DISFRUTAR ESTA MARAVILLA!!! MUCHAS GRACIAS, ALEJANDRA, MAESTRA DE GRADO EN EP N° 85 DE QUILMES.
Tuve el honor de escucharlo y verlo contado por el propio Istvansch, durante un seminario. Fué tan pero tan bueno!!! Gracias. Ida
Gracias Manuel por tu reseña, me llena de alegría y orgullo. No dejo de sorprenderme cuando mis libros me traen estas felicidades y hacen estos caminos, como el que cuenta Natalia, que escribe desde Chile con ese comentario precioso.
este “libro-juego” -como le llaman los niños- es una gran idea, personalmente lo he probado con grandes y chicos y encanta a todos.
Adem¡s, cuando descubren cómo est¡n hechas las ilustraciones, resulta mucho m¡s encantador.
a los adultos nos lleva al juego, al goce y la dicha de disfrutar como niños de la lectura e ilustraciones.
Istvansh: Felicitaciones desde Chile .