Cultura gratis

Con la llegada de internet, del ancho de banda y de las herramientas de descarga de contenidos, se ha empezado a oír mucho la expresión “cultura gratis”, y se lleva produciendo desde hace tiempo un debate en foros de internet, con más usuarios a favor que en contra de este concepto. Resumiendo mucho, podríamos decir que la cultura es un derecho fundamental, como la educación, la sanidad, la justicia… Y que por tanto todo el mundo, independientemente de su estatus económico, debería poder acceder a ella. Imaginamos que esta fue la razón por la que se crearon las bibliotecas.

Hoy en día, sin embargo, no es necesario ir a una biblioteca para tener acceso gratuito a la cultura (o gran parte de ella: libros, películas, música, revistas). Basta con una conexión a internet y un ordenador o dispositivo móvil. Existen páginas para ver películas y series en streaming, otras donde los usuarios comparten sus archivos, otras dedicadas a crear y distribuir de manera gratuita libros digitales. Obviamente, nos referimos a páginas no autorizadas por los creadores o titulares de los derechos de estos contenidos. Hay páginas de descarga de libros autorizadas (se llaman librerías online, por si alguien no las conoce), donde hoy en día podemos acceder a más libros de los que seríamos capaces de leer en nuestra vida. Hay muchos libros gratuitos, cuyo contenido es de dominio público o cuyos autores no desean cobrar, y otros libros de pago, pues sus autores o editores quieren una compensación económica por su inversión de tiempo y dinero.

El precio medio de un libro digital en España ronda los 7 euros, aunque siempre que se habla de los precios se ponen ejemplos de libros digitales que cuestan 15 euros. Hemos hecho una pequeña comprobación en una conocida tienda, y en narrativa contemporánea (unos 5.000 títulos), solo el 0,02% supera ese precio. En la misma web, hemos encontrado los libros infantiles de Roald Dahl a 5,69 euros, la saga La Materia Oscura a 1,89 euros cada título, libros infantiles de Ana María Matute a 9,49 euros… Un lector de tinta electrónica barato puede salir por 60-70 euros (los tablets alcanzan precios de 500 euros), y en España se vendieron el año pasado más dispositivos de lectura que libros electrónicos.

En cuanto al reparto de este dinero, siempre se acusa a los editores de cobrar por algo que les sale gratis (la edición digital de un libro impreso). Esto no es del todo así (un libro digital bien editado no es el resultado de pulsar el botón “Exportar”). Nosotros mismo, en Babar, hemos editado y maquetado un par de ebooks (que ofrecemos de manera gratuita a nuestros lectores), y el tiempo invertido en conseguir un resultado aceptable, y legible para el usuario, no es despreciable. Además hay una serie de personas entre las que repartir el precio de cada libro: los creadores (autor, ilustrador, traductor), el distribuidor (la distribución digital también tiene un coste, puesto que la mayor parte de los editores no venden directamente), y la creación del archivo digital (que en muchos casos se externaliza a empresas de servicios editoriales). Sin embargo, uno de los argumentos que se utilizan para justificar la descarga no autorizada es que la copia digital no tiene coste, y eso sí es cierto. Como también es cierto que no podemos comparar una descarga gratis con llevarse una barra de pan sin pagar de una tienda. En el primer caso, no estamos sustrayendo un bien a su propietario sino copiándolo. Otro tema sería el lucro cesante que podríamos provocar al panadero si hiciéramos réplicas de sus barras de pan para distribuirlas gratuitamente en la calle.

Ahora bien, si el usuario puede descargar de manera sencilla (más fácilmente que comprar en algunas plataformas de venta) un libro electrónico en epub, PDF o mobi, ¿por qué habría de pagar por ello? La culpa de que esto ocurra se achaca a la industria cultural, que no ha sabido adaptarse a los tiempos modernos y a los nuevos modelos de negocio. En muchos casos puede que sea cierto, y hay tiendas donde la experiencia de compra es casi peor que realizar un trámite en la Administración. Pero también hay otras donde se puede comprar de manera rápida y cómoda, a precios muy reducidos, como decíamos antes.

Para autores y editores, este hecho supone una auténtica encrucijada. Autores que aspiran a cobrar un porcentaje por los ejemplares (o descargas) vendidos, y editores que elaboran un catálogo, trabajan y corrigen los textos, pagan anticipos a autores e ilustradores… ¿Cómo pueden recibir una remuneración por su trabajo? Hay quienes proponen modelos alternativos como el crowdfunding, las donaciones… basados en la buena fe de los lectores. Y en algunos casos estos modelos han funcionado, pero no sabemos si son extrapolables al mundo del libro en su conjunto.

En el campo de la literatura infantil quizá es donde menor impacto esté teniendo este fenómeno de las descargas no autorizadas, dado que en los álbumes o libros ilustrados tiene mayor importancia el soporte que en una novela de bolsillo. Pero la tecnología avanza, y si hoy en día ya es posible encontrar libros electrónicos (fixed layout, PDF…) que replican la maquetación de un álbum, el día de mañana surgirán nuevos formatos que se acerquen más a la experiencia de lectura de un álbum, o aporten funcionalidades (animaciones, interactividad) que lo hagan más interesante para el lector.

Detrás de todo este debate subyacen algunas cuestiones que nos parecen peliagudas. El derecho de un autor a cobrar por su trabajo, si así lo desea, se pone en cuestión: la cultura, que es lo que el autor genera, debe ser gratis y accesible a todo el mundo. Nadie pone en cuestión que deba pagarse por la tecnología, que es el medio por el cual accedemos a la cultura (y la gente gasta de media mucho más en tecnología que en cultura). ¿Habrá autores que decidan no publicar sus textos? ¿Los habrá que, a pesar de no esperar ninguna remuneración, sigan difundiendo sus obras? ¿Se convertirá la literatura en una actividad amateur, en un hobby? Es más, ¿podrá ser otra cosa, aparte de algo que el creador realiza en su tiempo libre?

Hoy en día, quien quiera acceder a la cultura de modo gratuito, puede hacerlo sin romperse mucho la cabeza. En estos momentos, podríamos estar descargando gratuitamente un libro de una pequeña editorial desde una página no autorizada (que en muchos casos obtiene ingresos por publicidad, sin haber aportado nada al proceso de creación). Nos llevaría unos segundos. También podríamos comprar ese libro por unos 5-10 euros en alguna librería online. La editorial se llevaría un porcentaje (entre un 50-70% del PVP), y los autores otro (generalmente, un 25% de lo que recibe el editor).

Sea cual sea el modo que elijamos, hay alguien que no se quedará sin su dinero: nuestro proveedor de internet.

6 comentarios en “Cultura gratis

  1. Pingback: Cultura Grátis | Blog Pipoca Azul
  2. 12/06/2014 a las 11:37

    Gracias por el material.
    Se agradece además el cuidado en las ediciones electrónicas.

    Saludos.

  3. Noemi Pes
    02/05/2013 a las 08:14

    Interesante y mesurado artículo! Es hora de encontrar nuevas fórmulas para que perviva la cultura y no todo pasa porque la cultura sea gratuita.

    Únicamente me gustaría hacer una pequeña anotación a la frase:
    “el día de mañana surgirán nuevos formatos que se acerquen más a la experiencia de lectura de un álbum, o aporten funcionalidades (animaciones, interactividad) que lo hagan más interesante para el lector.”

    Hoy día ya existen multitud de libros interactivos donde autores y editores tratamos no solo de hacer jugar al pequeño lector con su tablet (o la de sus padres 🙂 sino de aportar una experiencia de lectura interesante y enriquecedora tanto a nivel de texto como de ilustración.
    De hecho, en Bolonia ya se ha establecido por segundo año un premio al mejor libro digital.

    PD: Ah! Y totalmente de acuerdo con Pep Bruno que a veces la red nos ofrece nuevas formas de expresión. Añado: no solo es momento de encontrar nuevas formas de “negocio” sino de indagar y experimentar como autores y editores.

  4. 01/05/2013 a las 20:35

    Creo que hay algo en lo que hay que incidir: el respeto a la voluntad de los creadores. Muchos creadores difundimos obra en internet porque queremos, nos apetece, pensamos que es una buena manera de darnos a conocer o porque, sencillamente, encontramos en la red otra manera de creación (como los cuentos tuit, por ejemplo). Pero también hay obra que NO queremos que se difunda por la red, al menos es lo que a mí me pasa con algunos cuentos (publicados o contados). He hablado de esto hace años ya en esta entrada de mi blog que os enlazo por si os interesara: http://tierraoral.blogspot.com.es/2010/10/libertad-e-internet.html
    Gracias por continuar con el debate.
    Saludos

  5. Blue
    01/05/2013 a las 17:40

    Hola, los links a estos e-books gratuitos están rotos, ¿podríais repararlos? ¡Me interesa mucho leer los libros! Muchas gracias.

    • 01/05/2013 a las 18:10

      Gracias por el aviso, ya está arreglado 🙂

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