María José Thomas
Ilustraciones de Claudio Muñoz
Caracas: Ekaré, 2005
Con un tono poético y pausado nos llega la historia de una niña llamada Rosina. La primera escena de la narración evoca el encuentro entre la nieta y su abuelo Eduardo, quien regresa de viaje con una memorable sorpresa: “Una curiosa máquina de música llamada Victrola”. De inmediato rememoramos la magia de los años veinte. El abuelo pone en el “plato” un disco negro y brillante, da cuerda a la manilla y hermosas óperas empiezan a escucharse.
Enamorado de la música, el abuelo le cuenta a su nieta, como si fuera un cuento, la historia de El Barbero de Sevilla y los dolores que tuvo que padecer el duque de Almaviva por enamorarse de Rosina. La pequeña cierra los ojos y en el telón de fondo de su generosa imaginación emergen un elegante teatro, una orquesta con muchos músicos y un cantante muy apuesto. Hechizado por la música, el abuelo construye un estudio de grabación en su propia casa, “con licencia de RCA Victor” y todos los cantantes que arriban a la temporada de ópera del Teatro Municipal anhelan grabar sus voces en las largas cintas rojas que se convertirán en discos de metal y, más adelante, en discos negros y pulidos.
Rosina vivirá un instante privilegiado al cantar a dúo con el famoso tenor Dino Borgioli el aria de Se il mio nome saper voi bramate (Si mi nombre quieres saber). Inspirada por este crucial encuentro, la pequeña estudia música, pero no culmina su carrera en el conservatorio. La vida la lleva por otros caminos, pero en el baúl de los recuerdos todavía guarda la invitación de Dino a la función del Teatro Municipal. Nunca olvidará que se parecía a Rodolfo Valentino y que tenía una voz de oro. El pasado, antes reciente y fresco, se transforma en recuerdo y en el presente hace soñar a Clarisa, la nieta de Rosina.
La historia está basada en hechos reales y nació de los labios de Eugenia Brand, nacida en Santiago de Chile en 1918, quien la contó a María José Thomas, autora de La estrella viajera. Con un agudo sentido de la evocación, Claudio Muñoz recrea en sus ilustraciones escenas relevantes de la narración. Por su trabajo ha recibido varias distinciones, como el premio Victoria and Albert Museum por Night Walk (Paseo nocturno) y el Premio Livre de la Mer por su libro Little Captain (Pequeño Capitán).
La fuente de inspiración de la colección “Así vivíamos” es la recuperación de la memoria, de las distantes coordenadas del tiempo y del espacio, que se renuevan gracias al ejercicio de la oralidad y la escritura. Esta es una bella historia que invita al rescate del pasado y a establecer puentes necesarios y enriquecedores entre los mayores y aquellos que apenas inician el sendero de la vida.
Estimada Galia:
Recién me encuentro con tu comentario sobre iBRAVO, ROSINA! y deseo agradecerte la generosa introducción y opinión que compartes sobre mi trabajo, en este caso para la tierna historia de María José Thomas. Hace muchos años, en 1990, Anaya publicó un cuento de Antonia Barber titulado Colilargo y el Banquete. Residiendo en Inglaterra como lo hago, estos y mi más reciente colaboración bilingüe con Meg Molina (Tía Isa Wants a Car/Tía Isa Quiere un Carro, Candlewick, USA 2011) han sido hasta aquí los tres de mis trabajos que he tenido la suerte de presentar a los niños de habla Hispana. Aún albergo esperanzas de que no serán los únicos.