Es fácil caer en el error de pensar que todo vale cuando hablamos de literatura fantástica o de literatura juvenil. Tendemos a relacionar la fantasía con lo descabellado y, en muchas ocasiones, los mismos profesionales del cine o la literatura fantástica comenten el pecado de hacerlo. Pero la fantasía no se sustenta en lo alocado, su pilar fundamental es la verosimilitud, como el de cualquier tipo de literatura.