Cuánto dice la historia de un personaje al cambiar tan sólo una parte de su nombre. ¿Helena de Esparta o Helena de Troya? ¿A qué tierras, a qué reyes y a qué legendarios héroes se nos dirige el pensamiento al considerar las sendas de Helena? El suyo es uno de esos nombres que puede contarse entre otros tantos de raigambre clásica, como Ulises, Penélope, Héctor…
Imaginemos que salimos a dar un paseo. Nuestra hija —imaginemos que tenemos hija— va con nosotros, vestida con un abrigo rojo, como reinterpretando a la clásica Caperucita. De regreso a casa, mientras nosotros nos ocupamos, hablando por teléfono, o atendiendo al camino, nuestra pequeña va recogiendo florecillas silvestres, clavadas en rincones desapercibidos por los demás transeúntes.