
Esta es la historia de un encuentro entre dos solitarios, dos abandonados: uno que comienza en la vida y la otra ya con muchos golpes. El principio de la relación es difícil: Mirna y Tim se entienden mal (no tanto como con el profesor, con la tía Elisa o los del servicio social), pero se domestican (en el sentido bonito que da a la palabra la zorra de El Principito) y se hacen inseparables, indispensables el uno para el otro.